El moderado Rohaní

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El moderado Rohaní desborda todas las previsiones en las elecciones presidenciales de Irán

El moderado Hasan Rohaní ha sido reelegido, en primera vuelta, presidente de la República Islámica de Irán en las elecciones del pasado viernes, gracias a 23,54 millones de votos (57%) frente a los 15,77 millones de votos (38,5%) que ha conseguido el candidato conservador Ebrahim Raisi.

Se trata de una gran victoria para Rohaní que ensancha su base de apoyo al conseguir siete millones de votos más que en las elecciones presidenciales de 2013 en las que la facción conservadora se presentó dividida. Ni siquiera la unión ahora del bando conservador en torno al clérigo Ebrahim Raisi, muy próximo al Líder Supremo, el Ayatolá Ali Jamenei, ha logrado frenar la marea pro Rohaní.

Los iraníes han revalidado el «gobierno de prudencia y esperanza» del centrista Rohaní con el que prometió en 2013 resolver el conflicto nuclear y mejorar la situación económica. Han respaldado su principal logro en cuatro años: el Acuerdo Nuclear de 2015 que se ha traducido en el levantamiento de las sanciones económicas a Irán a cambio de la implantación de limitaciones al programa nuclear iraní y el despegue meteórico de las exportaciones de petróleo. Los iraníes también han avalado las políticas económicas prudentes del gobierno actual que han rebajado sustancialmente la inflación y reactivado sectores no vinculados al petróleo como el turismo.

El triunfo de Hasan Rohaní es incluso más meritorio cuando tenemos en cuenta que el pueblo iraní apenas ha percibido todavía los beneficios del Pacto Nuclear (el 72% de los iraníes indica que éste no ha mejorado sus condiciones de vida), un asunto, la economía y el desempleo que fueron las principales armas arromadizas que utilizó el candidato conservador Ebrahim Raisi contra Hasan Rohan.

No se debe entender el éxito de Hasan Rohaní como un voto en contra del establishment porque el mismo Rohaní es un hombre que ha sido todo en el régimen iraní excepto Líder Supremo. No olvidemos que su candidatura fue permitida por el Consejo de los Guardianes, representante de la ortodoxia revolucionaria, brazo ejecutor del Ayatolá Ali Jamenei y con derecho de veto de los candidatos a las elecciones. Si Rohaní no gozara del favor de éste último, su apuesta por un segundo mandato hubiese sido bloqueada al igual que lo fue la candidatura de Mahmoud Ahmadinejad.

En este sentido se puede entender el tweet del columnista de The Guardian, Saeed Kamali Dehghan, cuando señala que los resultados de estas elecciones significan un compromiso entre el Establishment y el electorado iraní. Ambos han demostrado un raudal de madurez política. Es un voto a favor del cambio tranquilo, sin estridencias que desemboquen en el caos que viven sus vecinos.

Los resultados refuerzan a la facción moderada liderada por Hasan Rohaní como una bisagra imprescindible en la gobernanza iraní a la hora de arbitrar entre la facción reformista, apartada del poder desde el movimiento verde de 2009, y la facción conservadora o principalista que pierde unas elecciones por tercera vez consecutiva (presidenciales de 2013 y legislativas y a la Asamblea de Expertos de 2016).

Quizás más importante, el triunfo moderado sitúa a esta facción y a su líder Hasan Rohaní en una posición ventajosa en la carrera sucesoria del Ayatolá Ali Jamenei (77 años), aquejado de problemas de saludad desde hace años. El Líder Supremo de la Revolución tiene la última palabra en todos los asuntos y se reserva la dirección de la política exterior, de seguridad, inteligencia y defensa.

En política exterior el éxito electoral del moderado Hasan Rohaní significa el mantenimiento del compromiso iraní con el Acuerdo Nuclear de 2015 y la continuidad de su proyecto de normalización de relaciones con Occidente. Significa la apertura del país a la inversión extranjera frente a la autarquía preconizada por los conservadores.

Un presidente moderado, que cuenta con el beneplácito del Líder Supremo y con el apoyo indiscutible del pueblo iraní, constituye una oportunidad histórica para alumbrar una nueva relación de Irán con el mundo. Occidente no debería desaprovecharla. Sin embargo, no parece que vaya a existir sintonía del régimen iraní con la nueva administración del presidente Trump que demoniza a Irán y exagera la amenaza que representa para la región y Occidente.  De hecho, mientras Rohaní se declaraba vencedor en las elecciones presidenciales, el presidente Trump visitaba Riad para anunciar un nuevo acuerdo estratégico con Arabia Saudí que incluía la venta multimillonaria de armas a Riad para contener la amenaza de Irán a las Monarquías Árabes del Golfo, según afirmó el Secretario de Estado Rex Tillerson.

José Luis Masegosa

@lamiradaaoriente

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