Pese a quien le pese, somos y seremos la izquierda

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Hoy se cumple un año de esa fecha que marcó un antes y un después en el Partido Socialista Obrero Español. Fecha que a ninguno de los que vivimos ese momento nos gusta recordar, por lo que no volveré a escribir más sobre ello. Quizás se me puede tachar de que estoy removiendo mierda después de todo lo que ha sucedido, que esto ya es cosa del pasado y que hay que mirar solo al futuro, pero afortunadamente, desde aquella tarde-noche una gran parte de la militancia no nos resignamos a aceptar los dictados impuestos por cuatro gerifaltes, miramos hacia el futuro en esos momentos tan duros y supimos que había que hacer justicia ante todo, que es uno de nuestros pilares – defender las injusticias -, como así se ha demostrado.

Tres días antes y tras los sucesos de la dimisión en bloque de diecisiete miembros de la ejecutiva que no encajaba muy bien con la condición estatutaria de la mitad más uno que se tiene que producir para derrocar a nuestro secretario general, escribí un artículo titulado “Sevilla no paga a traidores”. Hoy lo releo con atención y no me arrepiento en nada de lo que ahí dije, porque el tiempo, que da y quita razones, se la ha quitado a algunos y se la ha entregado a quien la tenía.

Aquel 1 de octubre se sacaron las tripas del partido de los obreros a la calle, a las portadas de la prensa, a algunas encuestas, a los titulares del telediario o a los programas sensacionalistas (incluso me atrevería a llamarles del “corazón de la política”). Ferraz se convertía por unas horas en una imagen esperpéntica de lo que había sido en otros tiempos, plasmada en una auténtica hazaña de paparazzi del papel couché; en definitiva, una imagen bochornosa para los y las que nos sentimos socialistas. Todos pudimos apreciar cómo un grupo de trianeros, marismeños, malaguitas, pasiegos, falleros, joteros, belloteros o los del bolo montaban la feria para que se consumara el acto que ya estaba planeado con anterioridad.

No es para menos recordar las frases que salieron por ciertos alientos arrogantes, como ese “Oye Francina, veo que no te has enterado. Yo a este (por Sánchez) le quiero muerto hoy”, que meses más tarde se sentía 100% PSOE y que aquel día derramó lágrimas de cocodrilo porque, según ella, se estaban cargando el partido. O la que pronunció a la salida, abandonando el Comité Federal en mitad de la estacada por José Antonio Pérez Tapias “El PSOE ahora mismo está roto y no veo solución”. Lo que dio pie a que se creara una escuela de alta costura para coser el partido, a la que se unieron grandes modistos y modistas, por supuesto, del prêt-à-porter. De los cuchicheos de pasillo, se oyó decir a través de un móvil “si sigo con Pedro, ¿cómo voy a pagar la hipoteca?”, quien se ha hipotecado al máximo políticamente, defendiendo la abstención y con ello entregando el gobierno a los peperos. O cómo se nos va a olvidar la sargentona, chusquera, que actuaba al puro estilo Luis XIV, sentenciando a la puerta de Ferraz “en este momento la única autoridad que existe en el PSOE  es la presidenta del Comité Federal, que les guste o no a algunos, soy yo”, frase con la que perdió todas sus máximas en la vida política y ni que decir tiene en cuanto a autoridad.

En fin, un trago amargo que tuvimos que pasar todos los que aquel día sentimos que se estaba jugando con esa voz que alto y claro decía “No es No” a un gobierno de Mariano, que los socialistas de sentimiento, con carné y sin él, no habían echado sus papeletas en las urnas para un final tan infeliz y que no querían atarse a las “caenas” de un futuro, bajo el yugo de la derecha más rancia de este país. Hemos podido comprobar en los últimos tiempos, como cuando la socialdemocracia se une o tan solo se acerca a políticas practicadas por los partidos más reaccionarios de esta Europa decadente en sus valores humanos, como ha sido el caso de Grecia con el PASOK, o sin ir más lejos, la del pasado domingo del SPD alemán (también 100%), provoca un irremediable batacazo electoral, podemos considerarnos afortunados, que aquel fatídico día, sábado 1 de octubre, ha quedado ya en una nebulosa, porque apostamos por un lema “No es No”, contra las políticas del PP, que se volvió “Si es Si” en estar al lado de los más desfavorecidos. Hechos que jamás se van a borrar de la historia del partido y que demuestran cómo el poder de la militancia es superior a la de cualquier aparato. Una rebelión militante que se sintetiza hoy por hoy en #SomosLaIzquierda.

RICARDO MARCHAND

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