LOS PELIGROS DE GENERALIZAR

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LOS PELIGROS DE GENERALIZAR: ¿TODOS TERRORISTAS?

Cuando todavía estaba en boca de todos la terrible realidad de los refugiados sirios, mujeres y niños huérfanos de la guerra concentrados  el campos como el de Zaatari, en Jordania, considerado como el segundo campo de refugiados más grande del mundo, donde malviven hacinadas alrededor de 85.000 personas a apenas 12 kilómetros de la frontera con Síria, cuando todavía asombra la trágica muerte de niños, cuando todavía hay países discrepantes sobre permitir la entrada masiva, cuando todavía hay voces racistas y xenófobas de extrema derecha alimentando el sentimiento antiinmigrante, cuando todavía sigue la gente huyendo de la terrible realidad de Siria, sucede la masacre de Paris, masacre brutal e indiscriminada  y a partir de ahí, personas que usan todo tipo de recursos  y que no dudan en tirar de falsedades, convierten en chivos expiatorios a los refugiados sirios aprovechando el miedo y la frustración de la ciudadanía ante el peligro que suponen los terroristas suicidas.

A raíz del ataque no solo en Europa hay  políticos que pidan cerrar el paso a los refugiados sino también políticos estadounidenses atacan el plan de Obama de abrir el paso a 10.000, otros dicen  que la ayuda debería basarse en la religión, cristiana por supuesto, otros han propuesto prohibición de la entrada y algunos incluso tildan la idea de lunática.

Donald Trump no solo ataca el plan de Obama, inflando la cifra de inmigrantes que quiere aceptar, 250.000 en lugar de los 10.000 que se tiene previsto. Y digo yo, ¿Qué más da la cifra? ¿Hablamos de cifras o de personas? y si uno de los terroristas era de siria, ¿vamos a culpar a los otros miles de sirios? Si uno era francés ¿van a expulsar a todos los franceses? O español ¿Qué van a hacer?

No solo eso, Trump dice que el que nadie tenga armas excepto los malos  en su opinión es determinante en el desenlace.

Si todos tuviéramos armas  la situación hubiera sido distinta, dice Trump,  de eso estoy más que segura, pero no ese día, todos los días  ¿alguien se imagina a gente armada en una sala de fiestas un viernes por la noche como algo normal?

Yo no me lo imagino, ni me imagino en la frontera cortándoles el paso a los refugiados

Ni me imagino negándoles el derecho a sobrevivir huyendo de la guerra

Ni me imagino poniendo pegatinas que muestran el dibujo de un cerdo, acompañado de la bandera de España, y con el mensaje de “Refugiados no bienvenidos’’, tal y como ha pasado en una localidad española.

Todo esto no me hace olvidar el drama palestino, el drama de la violencia de género ni todos los dramas humanos que hay, y en todos y cada uno de ellos hay opiniones de desalmados egoístas que no tienen empatía ni son capaces de entender que cualquiera de ellos es un ser humano y no un número entre los cientos de miles que tienen necesidades básicas para sobrevivir y en su país no pueden acceder a ellas.

No voy a analizar los motivos que iniciaron el conflicto en los países árabes, no voy a justificar actuaciones injustificables en nombre de la religión, de la moralidad, de los intereses económicos, ni causas ni soluciones, solo voy a comentar la deleznable actitud de una parte de la ciudadanía que generaliza las actuaciones de unos terroristas, vengan de donde vengan, que en principio, lo hacen por la creencia de estar cumpliendo con un mandato divino o no, respaldados e idolatrados por grupos fanáticos que les animan a actuar sometiéndose totalmente a los objetivos colectivos  y que supera con creces el precio que deben pagar, el suicidio, al menos para ellos.

¿De verdad somos humanos? He oído a alguien decir que si mataran a su hijo en unas circunstancias similares, dedicaría el resto de su vida a matar moros, moros, no miembros de ISIS, moros.

Entiendo la frustración y el deseo de venganza, entiendo el deseo de ver pagar al responsable pero no en contra de los que no son culpables sino también, victimas.

Por favor, luchemos contra el fanatismo en todo su significado,  no contra nosotros.

Aniria García

Directora de Relaciones Socio Políticas de AEP

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