La palabra y algunas expresiones tremendistas

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La palabra y algunas expresiones tremendistas

Por Pilar Úcar

A vueltas con el discurso social, hoy nos referimos a algunas rutinas conversacionales, que no pasan de eso: puras y duras repeticiones a modo de estribillo para llenar los vacíos en la interactuación humana; resulta fácil encontrar frases inenarrables del tipo: “¡¡disfruta; no te olvides de disfrutar mucho!!” con tono enfático e imperativo, por supuesto, acompañado de golpe de puño en el pecho y en el corazón. “¡¡Vive como si hoy fuera el último día!!”; “¡¡trátala como si fuera la única persona en el mundo!!” … Demasiados “como si…”, auténtica entelequia y genuino futurible dignos de cualquier terapia clínica. Tanta expresión tan expresiva, grandilocuente y conminatoria, provoca en el receptor un ataque de ansiedad, una sensación de agobio, cuya intralectura no se hace esperar: “me tengo que poner las pilas, algo me estoy perdiendo, ¡¡ay!! que no me entero, vale, voy que se me pasa el arroz, ufff, cómo pasa el tiempo…” emociones y sentimientos acuciantes entre nuestros iguales.

Nos manejamos con terminología financiera, subidas y bajadas del IPC, dientes de sierra, todo en términos de rentabilidad y aprovechamiento. Poca ataraxia. Todo ello se hace palpable y notorio en la conversación propia y ajena: atropellada, llena de anacolutos, frases inconexas, palabras a medio balbucear: ¡¡no hay instantes que desperdiciar!!, ¡¡vamos que el tren solo pasa una vez y hay que pillarlo!!

El tremendismo es un movimiento muy de nuestros días y creo que se ha recrudecido, corregido y aumentado la insistencia del clásico carpe diem porque el tempus fugit y de ahí a hiperventilar, un paso.

En nuestros actos comunicativos, hemos de ser precisos, sinceros y transparentes -a elección del personal- sobre todo, concretos, y eso de andar aspaventando lingüísticamente como si no hubiera un mañana perjudica a la palabra, perjudica a sus usuarios.

FILOLOGÍA Y LENGUA ESPAÑOLA

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Directora Pilar Úcar Ventura

PRESENTACIÓN DE PALABRADAS, DE PILAR ÚCAR

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PALABRADAS DE PILAR ÚCAR

Os esperamos el lunes 18 de septiembre en el Ateneo de Madrid (19.00 h, Sala Pérez Galdós), para presentaros el libro «Apalabradas» de nuestra Directora de Literatura Pilar Úcar.

BAJO LOS AUSPICIOS DE LA AGRUPACIÓN ATENEÍSTA ARGÜELLES CON CIMBRA ARCO EUROPEO

PRESENTA

José Antonio García Regueiro, Presidente de la Sección de Ciencias Jurídicas y Políticas del Ateneo de Madrid y de la Agrupación Ateneísta Argüelles

INTERVIENEN:

Francisco Javier Pérez: en representación de la Real Academia de la Lengua, es Secretario General de la Asociación de Academias de la Lengua Española.

Federico de Montalvo: Vicerrector de Relaciones Institucionales y Secretario General de la Universidad Pontificia Comillas.

Francisco Márquez, editor de Ediciones Ondina.

Pilar Úcar, autora

FILOLOGÍA Y LENGUA ESPAÑOLA DE CIMBRA ARCO EUROPEO

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Directora Pilar Úcar Ventura. Es Doctora en Ciencias de la Educación y Licenciada en Filología Hispánica. Actualmente  Profesora de Lengua Española en la Universidad Pontificia Comillas (Madrid). Ha impartido cursos de doctorado y Máster en Didáctica de Segundas Lenguas en la Escuela Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores y en universidades extranjeras

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Palabras con sabor a naftalina

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Palabras con sabor a naftalina

Por Pilar Úcar

Imaginemos que esta semana de inicio de curso me presento a mis alumnos así:

“es menester que no hagan novillos socapa de penalización en las notas”. Su cara de pasmo sería más que notable, y no me equivoco al afirmar que pensarán: “pero, a esta profesora, ¿qué le pasa? ¡le ha dado un flus!”… un parraque, el siroco, un chungo, un aire, dirán otros -coloquialmente hablando- ¡Qué importante es el registro idiomático!

Bien: probemos con este otro principiar académico: “conviene no faltar a clase para que no bajen las calificaciones”. Seguro que repuestos del susto, se dirán con la mirada: “ah, que no nos podemos fumar la clase”.

Eso del menester y la capa y los novillos formaron parte de un vocabulario añoso, hoy en desuso y fácilmente sustituible; en todo acto comunicativo se trata de no provocar equívocos; por muchos sinónimos que busquemos: hacer pellas, pirula, picarse la clase…si el receptor no está “en la onda”, es decir, no comparte código, el mensaje no cala, no se puede ni cifrar ni descodificar.

Palabras como fetén, debuti o dabuti (del caló: buten) vivieron momentos de gloria; incluso aquel sobretodo (sí, junto, nada que ver con sobre todo): nos referimos al gabán que todo lo cubría y hoy con poco glamur la palabra, se prefiere la más sofisticada: trench; del timador pelagatos o el piscolabis, que nos mantenía en pie, ha llovido mucho también. Ser un donnadie, un mindundi, entre otros, campan con soltura.

En la memoria, en la noche de los tiempos permanecen esas expresiones y esos términos viejunos, con cierto sabor a rancio, pasados de moda, igual que las prendas que nuestras sabias abuelas guardaban cuidadosamente en el armario envueltas en plástico y con bolitas de naftalina hasta sacarlas a relucir la nueva temporada.

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Directora Pilar Úcar Ventura

 

Félix Alonso, un ejemplo

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Félix Alonso, un ejemplo 

El viernes 8 de septiembre la Sección de Ciencias Jurídicas y Políticas del Ateneo de Madrid y la Agrupación Ateneísta Agustín Argüelles, patrocinaron en la Docta Casa el libro “Balas de fogueo”, escrito por el periodista Juan Torres, en el que se relata la biografía de Félix Alonso Soria, Comisario Principal de Policía ya jubilado. Tuve el honor de poder intervenir junto a ambos para presentar el libro. Fuimos moderados por Carmen Villanueva, Consiliaria de la referida Agrupación. Entre los presentes se encontraba el Presidente del Ateneo, Luis Arroyo.

Es un libro excelentemente escrito por Juan Torres y que, además, tiene el valor de ser más que una biografía pues el Comisario Principal Félix Alonso representa la constante lucha de un demócrata, en un ambiente con frecuencia hostil, durante el franquismo, la transición y la supuesta consolidación del Estado de Derecho; ha sido y sigue siendo un ejemplo para todos los que somos conscientes de que no se puede bajar la guardia frente a quienes no creen ni en la democracia ni en la dignidad de las personas.

Conocí a Felix cuando era el Comisario de la Comisaría Especial del Tribunal de Cuentas, órgano constitucional del que soy Letrado, y desde entonces hemos mantenido un excelente entendimiento en lo personal y en lo político. En efecto, durante los más de veinte años que somos amigos he podido constatar que es una persona íntegra, leal, firme en sus convicciones y muy humano.

Merece la pena leer su biografía. Se aprende a ser mejor.

José Antonio García Regueiro

Presidente de la Sección de Ciencias Jurídicas y Políticas del Ateneo de Madrid y de la Agrupación Ateneísta Agustín Argüelles

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Presentación del libro “Balas de fogueo»

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Os esperamos el próximo viernes en el Ateneo de Madrid en la presentación del libro autobiográfico de nuestro amigo y compañero Félix Alonso, Presidente del colectivo Rousseau, Vicepresidente Tercero de Arco Europeo y Comisario Principal jubilado.

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VIERNES 8 DE SEPTIEMBRE

A las 19.30 en la sala Galdós. 19.30 h.

Sección de Ciencias Jurídicas y Políticas y Agrupación Agustín Argüelles

Presentación del libro: “Balas de fogueo»

Presenta: Inés de Alvear

Modera: Carmen Villanueva

Intervienen: Borja Caamaño, José Antonio García Regueiro, Juan Torres y Félix Alonso

 

La palabra y la “fina” ironía de los sufijos diminutivos

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La palabra y la «fina» ironía de los sufijos diminutivos

Por Pilar Úcar

“Nidito”, “maridito”, “faldita”… podríamos enjaretar unos cuantos más, sin duda. Y me malicio que a pocos lectores se les ocurrirá pensar en el tamaño reducido del nido de las cigüeñas, por ejemplo, o en la escueta estatura del esposo de una amiga, o en la falda de talla xs que luce alguien (superado el binarismo, ahora esa prenda no es privativa de las féminas).

La morfosintaxis nos enseña toda la enjundia que esconden los sufijos diminutivos: cierto que algo de pequeñez existe, bastante de afectividad: “malita”, “pobrecito” y mucho de intencionalidad, no sé si aviesa, torticera…en cualquier caso, van cargados de retranca e ironía.

Uno de los más aplaudidos en los últimos días es: “piquito”, famoso término que pretende justificar comportamientos detestables. En la estructura profunda, subyace un contenido de una potente carga exculpatoria: “solo es un cariñito -ahí va otro diminutivo menguado-una aproximación de amigos y conocidos, nada, una tontería -“tonterieta” dirán algunos- y como hemos interiorizado que el diminutivo reduce todo, ahí va ese beso en la boca, que es una nadería, un apretar de labios sin más, como si hubiera sido un refrote de narices o un entrechocar de codos. Cultura y estereotipos, me dirán. Los mediterráneos somos muy de sobar, achuchar y besuquear: “toquecito”, “achuchoncito” y hasta “morreíto”. Pequeños tal vez, afectivos, quizá. Solo si los implicados lo consienten y dicen: ¡dale!, vamos con el “pico” sin aminorar el lexema ni la acción.

Con la que está cayendo, vaya “tiempito” o “tiempecito” nos está regalando la climatología -a pesar de que el cambio del ídem es una patraña de mentes febriles y calenturientas- conviene pararse y pensar; un momento de reflexión antes de proferir palabras en diminutivo: analizar a quién, dónde y por qué se profieren.

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Directora Pilar Úcar Ventura

Recuperación de la Memoria Histórica de nuestros intelectuales: Ángel Garma

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RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA DE NUESTRO INTELECTUALES: ÁNGEL GARMA

Los acontecimientos desarrollados en España durante la Guerra Civil y posteriormente el quehacer de aquellos que escribieron nuestra historia sólo de un modo, el del vencedor, realizaron un borrado de infinidad de nombres de la intelectualidad más puntera de nuestro país, entre los cuales estaba, Ángel Garma.

Pero gracias a la acogida del pueblo argentino, la semilla del trabajo psicoanalítico de Garma hoy sigue viva y ha podido volver a ser rescatada de nuevo en su país de origen, España.

La idea y el proyecto de abrir un espacio psicoanalítico en el Ateneo de Madrid dentro de la Agrupación Especial Ateneísta que lleva su nombre junto con el apoyo incondicional de la Agrupación Agustín Argüelles, se funda primero en la recuperación de la memoria histórica de nuestros intelectuales perdidos y en segundo lugar por el deseo que la filosofía del espacio coincidiese con la impronta del talante que Garma aplicó a su trabajo.

Este proyecto se ve hoy recompensado de una forma muy entrañable, con la invitación de la Sección de Psicosomática de la APA (Asociación Psicoanalítica Argentina) a unir ambos espacios invitándonos a explicar la figura de Garma y el trabajo que desde esta Agrupación estamos realizando para sacar del olvido a uno de nuestros más prestigiosos psicoanalistas, dentro del marco de su próximo Congreso de Psicosomática que tendrá lugar los próximos 1 y 2 de septiembre en Buenos Aires.
La importancia de los factores psicológicos en la enfermedad, se han puesto de manifiesto a lo largo de la historia, si bien no aparecen “construidos” como etiopatogénicos hasta hace poco más de un siglo.

Siempre hubo Medicina Psicosomática a lo largo de la historia, pero sólo en los últimos años hay Patología Psicosomática, porque hay Psicoanálisis. Es decir, el paciente siempre fue visto como hombre enfermo, pero sólo desde la aparición del psicoanálisis se pudieron introducir los aspectos emocionales y personales como factores etiopatogénicos del enfermar.

Aunque Platón afirma que un error extendido entre los hombres es el de querer emprender separadamente la curación del cuerpo y la del espíritu. Y esta postura la retomó y reelaboró el hilomorfismo de Aristóteles, según el cual, cuerpo y alma formarían una sola sustancia. Estas intuiciones de Platón y de Aristóteles hubieran podido desarrollar una patología psicosomática, sí, pero los médicos griegos y entre ellos Galeno fueron fieles al craso naturalismo del Corpus hipocratium por lo que sólo pudieron ver la enfermedad como un desorden de la naturaleza, quedando las ideas de Platón y Aristóteles entre los filósofos.

A ello, en España, a partir de los años 40, se añade una alianza de poder entre estado e iglesia con preponderancia cultural del cristianismo en todas las instituciones, lo que conlleva a los médicos, educados en las universidades españolas con la medicina de galeno, a no saber llegar hasta una patología psicosomática, al seguir elaborando la patología desde el supuesto de la mera alteración corporal. Supuso un enorme retroceso cultural para el psicoanálisis y la psicosomática en España.

Supuso el callar del psicoanálisis, supuso la prohibición de los libros de Freud y la persecución de cualquier forma de pensamiento libre y el advenimiento del conductismo a la universidad como único método de trabajo.

Recordemos cuando Serrano Suñer, ministro del Interior en la España franquista solía decir: “fuera de España no existen españoles”.

Por esta frase, considero de especial relevancia la oportunidad de hermanamiento que la Asociación Psicoanalítica Argentina nos brinda de poder traer el recuerdo del trabajo del psicoanalista español Ángel Garma, cuyo capítulo de la historia del psicoanálisis y de la psicosomática, jamás hubiese tenido lugar en aquella España.

Recuperar el psicoanálisis, reavivar la psicosomática, recuperar el nombre de los intelectuales perdidos y demostrar que todo está vivo y por hacer, ahí estamos en el Ateneo de Madrid desde la Agrupación Especial Ateneísta Ángel Garma siempre en estrecha colaboración con la Agrupación Agustín Argüelles en un trabajo incesante por esa recuperación histórica que tanto se merecen los que nos precedieron.

Belén Rico
Directora Área Estudios Sociales Arco Europeo Progresista

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La palabra y los refranes: “Hombre refranero…”

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La palabra y los refranes: «Hombre refranero…”

Forman parte del acervo cultural, de tradiciones populares, de nuestro lenguaje.

Todos sabemos unos cuantos, y allá donde nos parece “endilgamos” uno o más, completos o inacabados; ocurre como con la comida rápida o la bebida dulce: crean adicción y ya puestos, enjaretamos todo un rosario de cuentas, eslabones de una cadena hasta el hartazgo.

Y es que a nuestro refranero le encajan a medida muchas etiquetas: anticuado, machista, sabio, aldeano, ejemplar, reaccionario, divertido, polémico, difícil, sorprendente…ya se sabe que las palabras y la rima, las metáforas y la moraleja suponen una breve lección morfosintáctica, a veces acertada y en otras ocasiones, aburrida por conocida y por desconocida, que de todo hay.

“A quien madruga, Dios le ayuda”, “cuando en marzo mayea, en mayo marcea”,  “más vale pájaro en mano que ciento volando” o “allí donde fueres, harás lo que vieres”, por ejemplo,  constituyen un compendio de máximas vividas y experimentadas, ojo avizor, un manual de autoayuda, un ramillete de sentencias de todo pelo y pelaje.

La persona que gusta de sazonar su conversación con alguno de ellos, es observada con  cierto recelo y no pocas sospechas por parte de miradas capitalinas, llenas de ínfulas de superioridad.

Verdad es que los refranes suponen creatividad, síntesis, sonoridad y buena dosis de realidad, a la vez que enjundia, filosofía de vida mediterránea, idiosincrasia propia de nuestro país. Auténticos mecanismos lingüísticos para su empleo en según qué actos comunicativos: registro idiomático familiar, estilo coloquial, conversación entre próximos. Lo acertado, siempre, en su justa medida.

Cuando queremos traducirlos a otros idiomas, vemos la cara de pasmo de los extranjeros al intentar acomodarlos a su lengua. Ahí radica lo genuino de cada cultura: difícil trasladar todo un saber, un vivir, toda una historia y acoplarla a hechuras extrañas.

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Directora Pilar Úcar Ventura

La palabra y …” buena letra”

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La palabra y …” buena letra”

Por Pilar Úcar

En no pocas ocasiones hemos dicho y escuchado la expresión: “despacito y buena letra” y teníamos muy claro que no se trataba de escritura sino de cuidado y esmero en la ejecución de algún menester.

Eso de la “buena letra” tiene su enjundia y su miga “estética” porque al fin y a la postre se trata de caligrafía, de escribir ¿bien? ¿con corrección?, vamos, para que se nos entienda. ¡Qué importante resulta el envoltorio! Una carcasa delineada y sin salirse de la pauta.

Nada que ver con la expresión tan antigua por extemporánea de “tiene letra de médico”. Ahora los facultativos teclean con dos dígitos en el ordenador no solo síntomas y diagnóstico, sino también el tratamiento que aparece reflejado en nuestra tarjeta electrónica.

Me malicio que, como pacientes, éramos incapaces de comprender todo lo que nos explicaban -de forma oral- acerca de nuestro estado físico y anímico.

Hace pocos días se celebró el día internacional de la caligrafía y desde este observatorio defiendo la importancia de la escritura amanuense, lápiz en ristre para los párvulos, -qué felices se mostraban al superar el nivel del grafismo del trazo grueso y fino al uso del boli, por todo lo que favorece el aumento de concentración, orden y armonía en el desarrollo de quien la practica; la caligrafía ayuda a la coordinación visual, al incremento de la memoria y a facilitar la claridad mental.

Sin desterrar la técnica, sin prescindir del sonidito o soniquete de los dispositivos actuales que pueblan nuestras aulas, la buena letra supone un reflejo de la personalidad propia en continua evolución. Lev Vygotsky, destacado psicólogo y fundador de la Psicología histórico-cultural, lo atestigua con sus atinados estudios ad hoc.

Además, escribir con buena letra invita a la creación e incentiva la creatividad.

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Directora Pilar Úcar Ventura

«¡Joé!” con la atenuación…una de litote

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«¡Joé!” con la atenuación…una de litote

Por Pilar Úcar

Litote, lítote o litotes que igual sirven para definir la figura retórica en la que el emisor no dice todo lo que quiere expresar, pero sí lo suficiente, lo justo y necesario, para que se entienda su mensaje dirigido a uno o varios receptores, casi siempre negando lo contrario de lo que se pretende (y se desea) comunicar, o sea, que a alguien le quieres largar que se ha equivocado y ha cometido un error descomunal, pero tú muy finamente, le espetas, suavizando tono, gesto y ademanes, algo así como: “creo que tu idea no es del todo correcta”.

El afectado, que en la mayoría de casos, tonto no es, y conoce el jueguecito conversacional, se entera del meollo, aunque la carcasa venga en celofán.

A mí me gustan sobremanera, expresiones “del pelo”, -diríamos los boomer-, “del palo” prefiere la generación Z: “te lo digo desde el cariño, porque somos amigos y te quiero”.

Rápidamente me pongo en guardia y me echo a temblar: este preámbulo anticipatorio (valga el énfasis) me previene de lo suave o no que me viene un mensaje con tanto afecto garantizado.

Otro modismo muy insistente: “sin acritud”, con la pronunciación fetén de “acrituz o acritú” según coordenadas espaciales. Y uno piensa: “¿salgo corriendo o aguanto el tirón?”

Pero, sin lugar a dudas, mi favorito, por mi origen del norte -que ya sabemos en esos lares se lleva la sinceridad acérrima con poco sirope y nulo tacto- (seguro que el día que explicaron figuras retóricas y tocó la litote, faltaron a clase) es el que reza así: “no sé si decírtelo, pero sabes que yo voy de frente”. Me suben y me bajan unos calores impropios de mi edad, mis biorritmos se descomponen y solo acierto a pensar: ¡¡por favor, que se escore!!.

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Directora Pilar Úcar Ventura.