¿Nos hemos olvidado que era el año de la rata?

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El horóscopo chino tiene miles de años. Es un calendario lunar, en el cual también hay 12 signos como el calendario occidental, con la gran diferencia que cada signo chino reina un año entero, comenzando con el nuevo año nuevo chino, que en este año fue el 25 de enero. Cada signo está representado y representará a las características del año y sus características. El orden de los signos es rata, buey, tigre, conejo, dragón, serpiente, caballo, cabra, mono, gallo, perro, cerdo. Todos animales conocidos y queridos por los chinos. Todos, siguiendo el Ying y el Yang, con sus cosas positivas y negativas. Siguiendo el Ying y el Yang el número de garras de cada animal nos dira si es Ying o Yang (un número par es Ying, un número impar es Ying). Y los animales se ponen en orden intercalado Ying Yang, el que no es ni Ying ni Yang es la rata, porque no tiene el mismo número en sus patas traseras que en sus patas delanteras. También hay otra explicación, posterior, que el orden en que los animales se presentaron ante Buda es el orden de este horóscopo. Para el destino individual también los chinos contemplan el momento del nacimiento del sujeto y su relación con la posición de las constelaciones, pero eso solo sirve para ver la fortuna, la suerte, de esa persona. Seis de estos calendarios, de 12 años cada uno, nos dan un ciclo.

El anterior ciclo había empezado en 1960. Ahora empieza un nuevo ciclo. Y el año de la rata tiene una característica, es muy movido y descoloca muchas cosas. Y también se dice que si no has hecho tu esfuerzo antes de su inicio, no te irá bien, porque siempre se mueve y descoloca el mundo. Si no has trabajado en los que debías antes del 25 de enero, no podrás aprovechar el nuevo año. Covid 19. No tiene sentido comentar lo que todos sabemos. O creemos que sabemos, en días nos hemos convertido en biólogos, médicos, enfermeros, etc. Veamos a las dos grandes aproximaciones al tema. Una generalizada por los países europeos, una medicina medieval, la cuarentena. China no se planteó la cuarentena de todo su territorio, con relativo tiempo aisló el foco principal, el país siguió funcionando. Lo ha parado, pero se enfrenta a que hacer después. Tanto Rusia, como Corea del Sur como Taiwan y Hong Kong, hicieron lo mismo. Cada país de este grupo cuando los casos fueron pocos, se aisló (se cerraron fronteras y aeropuertos), se controló enfermos asintomáticos, entierro y test y test, seguimiento de casos y su entorno.

Esto es lo que en Europa se ha copiado, con una gran diferencia, se aísla cuando el virus ya está extendido. Las condiciones de salida no son las mismas. La otra opción de inmunización de grupo. A los virus nadie los mata. De hecho se calcula en unos 320.000 virus desconocidos que infectan a los mamíferos (el próximo virus puede venir de un gato). Y aquí estamos, vivos. Porque algunos miembros de nuestra especie, el homo sapiens, son inmunes, por eso en este planeta hay reproducción sexual, preferimos la resistencia, en todos los seres vivos con reproducción sexual a la eternidad (bacterias y virus son eternos, mientras haya planeta). Esta fue la posición de partida de Boris Johnson, en cierto sentido Donald Trump y algunos pocos más. La idea detrás de esta idea de inmunización es esta, alrededor de un 20% no será afectado, del restante 80% será asintomático o lo pasará como una gripe leve (no es una gripe, es un virus corona) y de este 80% de la población, como máximo un 2,5% tendrá complicaciones graves que en la mayoría de los casos terminará con la muerte del enfermo. Hoy día hay tres países que mantienen esta posición, Holanda, Suecia y México. Esperemos que lo puedan sostener hasta el final, para ver las cifras globales y finales de mortalidad entre estos países y otros similares. Opciones de política. El tema político es el siguiente: casi ningún presidente de sociedades desarrolladas con el peso de la comunicación puede resistir que le tiren sobre la mesa mil muertos mientras que se intente explicar la inmunidad de grupo.

Además se ha visto que al partido gobernante, sea del color político que sea, esta idea de todos contra el virus, todos confinados, fortalece a los presidentes gobernantes. El ciudadano se siente participe con esta opción. Tema repetitivo en los medios hasta el hartazgo. Los primero días, como cuando se inicia una guerra, la mayoría que hace bullicio tapa toda objeción o comentario. Al medida que pasan los días, y la estrategia del confinamiento va para largo, aparece el cansancio y las dudas. Los presidentes dan discursos por la televisión y hay partes gubernamentales cada tres o seis horas, donde una plana mayor, más de una guerra que de un tema sanitario grave, nos alecciona una y otra vez.

¿Por qué Suecia y México hacen la otra estrategia? Es de señalar que cada año la gripe mata a miles personas en cada país, principalmente ancianos con complicaciones clínicas. La mayoría de ciudadanos esta inmunizado, en las edades críticas con la ayuda de la vacuna anual, y la vida sigue su ciclo. En el caso de México el tema, como para muchos países de bajo y mediano ingreso, no se puede confinar a la población muchas semanas, ya que no tienen recursos financieros suficientes para aguantar semanas en casas, que en muchos casos son precarias.

En México, como en muchos de estos países, una gran parte del trabajo es informal y los ingresos son diarios. Si en los países de mayor renta se tienen que implementar aportes financieros extra para el 20 o 30% de la población, ¿cómo se podría hacer en países donde se tendría que subsidiar al 80%? Es importante señalar una cuestión. La población más vulnerable a la enfermedad, en este caso los más ancianos con complicaciones si pueden y deben ser atendidos en los sistemas de salud (como así gente más joven con su salud comprometida por otras enfermedades como cáncer, pulmonares, diabetes, etc.). Apoyar la inmunidad de grupo no significa desatender a los más débiles, sino todo lo contrario. Es poner los recursos escasos a colaborar con los que tienen una situación mayor de riesgo.

El modelo de atención general pone recursos en personas de riesgo bajo. ¿Y la economía? Con la opción del confinamiento, crecientemente paralizada, en caída. Los déficits públicos desbocados. Ya veremos cuando vuelva cierta normalidad como se enjuagan los niveles de deuda y que tipo de interés habrá que pagar. ¿aguantará el euro?¿hasta que nivel se puede emitir dólares sin que la desconfianza aparezca? El nivel del crecimiento del PIB chino se encuentra al mismo nivel que cuando Mao Tse Tung falleció. El motor del planeta en los últimos 20 años se mira para adentro, para desarrollar su mercado interior. Que el resto del mundo tome nota. ¿Una conspiración? Siempre que pasa algo que no entendemos, nuestro cerebro tiende a construir explicaciones. Cuando ese ámbito es social, económico o político, muchas de estas explicaciones recaen en la idea de una conspiración.

Y así es, la historia esta llena de conspiraciones, desde la construcción de un libro como La Iliada, donde a Aquiles lo matan con una flecha guiada por el dios Apolo (información crítica, infidencia, plan planificado, etc.), las maquinaciones del hermano de Luis XVI, el duque de Orleans, en medio de lo que se transformaría en la revolución francesa (a leer en un libro maravilloso como María Antonieta de Stefan Zweig), al asesinato de J.F Kennedy (¿o vamos a creer que fue un acto individual de un perturbado?). En resumen, las conspiraciones han existido y probablemente ahora hay muchas en marcha. Más, dado la cantidad de dinero que estados y empresas dedican a este tema. Ahora bien, muchas cosas ocurren y es difícil asegurar los resultados. Cuando Hitler invade a la Unión Soviética no tiene en su plan estratégico que los rusos llegarán hasta su bunker y él se tendrá que suicidar para escapar a su egolatría golpeada por le derrota.

Desde un punto de vista taoista, la base del razonamiento chino de comprensión del universo, no se recomienda actuar con planes. Si estar en el presente y responder en ese presente, por eso la figura tan común en el taoismo del maestro que le pega una patada al discípulo. Una cuestión que ocurre es confundir un resultado con un plan previo. Ocurre un fenómeno aleatorio, como que un virus muta y se dirige a esta especie, el homo sapiens, que cada vez tiene más miembros. Un segundo después de esto y conocido el echo, cada grupo, partido político, empresas, empresa gigantes, sindicatos, agentes implicado, etc., todos comienzan a jugar. En ese juego alguno o varios sacarán ventaja entre la situación anterior y la posterior.

Y entonces se confunde el resultado con un plan previo, con una provocación del suceso primero. Para comentar las principales explicaciones conspiratorias tenemos 3 posibles candidatos presentes y 2 posibles nuevas teorías.

1.Plan chino.

Principal beneficiada Huawei, todo el tema del teletrabajo y uso de redes se vincula con el plan de implementación del 5G. En un momento de tensión entre Estados Unidos y China respecto a esas redes en Europa los dos países más afectados, Italia y España, tenían en carpeta permitir o no el funcionamiento pleno de la red de Huawei. Además, si China logra la vacuna antes que nadie, gratitud del mundo y pleno posicionamiento del imperio celeste sobre el imperio reinante, Estados Unidos. Importancia de China en la solución del problema, principal proveedor de elementos de contención de virus, mascarillas, guantes, respiradores, etc. Pero toda conspiración también tiene elementos negativos entre los cuales se pueden destacar dos aspectos, uno económico y otro político. En lo económico, el principal motor de su economía ha sido el sector exportador.

Este parate del mundo no solo reduce y reducirá el comercio mundial, sino que también va a cuestionar las inversiones extranjeras en China. Con lo cual el gobierno chino ya ha comenzado una mirada más profunda hacía su propio mercado interior, pero esto lleva tiempo. En el terreno político, tanto la enfermedad como las consecuencias en China, abren la caja de pandora en esa caja negra que es la dirigencia del Partido. ¿En que sentido sería conveniente para el Secretario del Partido, Xi Jinping, subornido a este cargo tanto la dirección del Estado y las fuerzas armadas?. Si la tradición china valora la estabilidad, esta situación que habría generado el propio régimen chino, atenta gravemente contra ese objetivo.

2.Conspiración de Estados Unidos.

Hay que detener el crecimiento chino porque estan reduciendo las distancias en las principales variables económicas y sociales. Hay que dinamitar el motor de crecimiento, el intercambio de mercancias y servicios. Además, sembrar profundas dudas sobre la conveniencia de un socio que su pueblo come proteinas sin control sanitario. En el sentido contraproducente, también el crecimiento estadounidense se detiene. Y hay elecciones en Estados Unidos, en forma irónica uno pregunta, ¿este plan lo prepararon los demócratas? Además, para lo que es uno de los pilares de la dirigencia norteamericana, el no tener un sistema de salud público. Se promociona el sistema privado de salud, tanto en Estados Unidos como en el exterior, principalmente mediante el sistema de pago a un seguro. Esta crisis vuelve a potenciar la adopción por parte de Estados Unidos del modelo europeo, o canadiense, de salud pública.

  1. La confabulación privada por grupos económicos.

Lo que circula por las redes para sostener esta interpretación del mundo es una conferencia y reunión en la última reunión de Davos. En dicha reunión se hablo de una posible pandemia y de una posible modelización de la John Hopkins University (todo esto esta a confiirmar). La cadena de sospecha es que algún laboratorio o conjunto de bancos estarían detrás de esta situación: estos laboratorios ya tienen la vacuna y en un momento dado, lo presentaran al público. Venderan la solucion por mucho dinero y controlaran el mundo. Sin comentarios.

4.La eutanasia y el Vaticano.

Las teorías sobre conspiraciones mezclan algunos datos con supuestos intereses y beneficiarios que ayudan a explicar lo que ha ocurrido. Ante el envejecimiento de la población y el sistema de salud, ha ido apareciendo la situación de personas aquejadas de terribles enfermedades que a pesar de estar bajo tratamiento, o quizas porque esos tratamietnos se van volviendo más dolorosos para el paciente, que solicitan su propia muerte. Esta solicitud puede ser o tener una tramitación a priori, una persona define las situaciones en las cuales se solicita que no se reciba tratamiento médico. Es claro que en esos estados, de tener tratamiento a no tenerlo, se debería ayudar al paciente a que tenga el mínimo de dolor, tanto psíquico como físico. En resumen, las legislaciones a favor de la eutanasia se encuentran en las propuestas de leyes en varios países, por ejemplo España.

Después de esta pandemia, de este acción de retrasar a la muerte, especialmente en las personas de más edad, parece difícil que se pueda plantear estas propuestas a favor de la eutanasia en el presente cercano. En todo caso, los proyectos pueden ser alterados por el clima de dolor de cada sociedad. Si la reflexión anterior es correcta, es una suerte que no se hayan generado teorías conspiratorias en la línea de razonamiento, quien se beneficia, en este sentido en un sentido de defender una visión del mundo, es quien ha generado la situación primera o desencadenate de la nueva realidad.

5.Microsoft, Google, etc.

En la misma línea que lo anterior. Estas empresas en Europa afrontan grandes multas y nuevos impuestos en relación al pago de impuestos en las jurisdicciones nacionales donde venden sus productos y no en las sedes sociales. Además, y esto si es impotante, después de esta pandemia todos los gobiernos van a impulsar mucho más teletrabajo a domicilio y formación (educación reglada y no reglada) en todos los estados. Apuesten, apuesten señores, que el mundo es azar. El sistema político en lo que supone que tome una decisión es una combinación de cálculo estrictamente político, de conveniencia o no, y un aspecto técnico. Esta pandemia ha tenido una respuesta por parte de los distintos países que ha sido en general copiar al que primero lo afrontó, en unas condiciones particulares. Las autoridades chinas han explicado que cuando cierran la ciudad de Wuhan, esta ciudad y su entorno se ven apoyadas por el resto de provincias chinas en lo que hace a provisión de bienes y mano de obra (enfermeros, médicos, soldados, etc.). Entonces, el confinamiento tiene una lógica de éxito. Este esquema de abordar el problema ha sido copiado por países enteros. No esta demás indicar que en todos los casos, las distintas opciones, la buena voluntad, los buenos deseos de traer el mínimo dolor y número de muertos debe haber estado instalado en la mente de los distintos decisores (no solo del gobierno) que han ido configurando las respuestas de cada sociedad.

En este sentido lo acaecido en Reino Unido es bien ilustrativo, en un primer momento, inmunidad de grupo. En un segundo momento, ante nuevos estudios que como conclusión hablan de muchos más muertos, el gobierno de Boris Johnson copia lo hecho al otro lado del canal. Hemos de decir, a 27 de marzo, que la situación esta lentamente cambiando. Si bien al inicio de esta pandemia eramos muy pocos los que hablabamos de una aproximación de foco para atender a los enfermos, lentamente va apareciendo esta opción, pero bajo el nombre de aproximación vertical. Probablemente el artículo de Thoma Friedman ha abierto la legitimidad de tener una posición diferente al tratamiento igualitario (en terminología del artículo de Friedman es la aproximación horizontal). Esto planteado hace unos diez dias , defender la aproximación vertical, llevaba a ser tratado como un apestado, una persona que no consideraba los muertos, millones de los mismos, que iban a venir, etc.. El paso del tiempo y los datos permiten que lo que sabemos, que el tener o no tener razón no es un tema democrático, de mayorias, sino de corrección en lo que se dice. Otro Thomas, en este caso Kuhn, nos explicó en 1962 que al principio el que viene con una nueva teoría será rechazado por lo que es el saber constituido.

En lo que estamos discutiendo, más que un saber, es una discusión de que política es mejor implementar. Volviendo al artículo del famoso intelectual T. Friedman (tres pultitzer y varios libros best seller) apareció en el New York Times del 22 de marzo bajo el título de “Un plan para que América vuelva a trabajar” (A plan to get America back to work). Ese mismo artículo apareció en español tres días después con un título más general, para poder ser incluido en distitntos países , “Coronavirus, ¿existe una mejor alternativa que cerrar todo?” (Diario Clarín).

Las situaciones perduran, pero lo que cambia es nuestra forma de entender que hay que hacer en cada momento. Y entonces cambian nuestros actos. Porque la aproximación horzontal tiene un gran inconveniente, que todos los países tiene que tener éxito a al vez, al mismo tiempo. Sino el problema que enfrenta China ahora se irá replicando, ahora los contagios vienen de fuera y la única y segura solución es volver a cerrrar puertos, fronteras terrestres y aeropuertos. Entonces, lo que parecia una estrategia de semanas se convierte en un nuevo modelo mundial, un empobrecimiento de cada uno, que obviamente llevará a tensiones muy difíciles de controlar, en el sentido que no desencadenen una guerra.

El cierre del comercio que supone este modelo es peor que lo acaecido en los años 30 del siglo veinte. ¿Nuestros líderes no ven esto? Seguramente lo saben, pero no dicen donde podría residir el éxito de lo actuado hasta ahora, encontrar una vacuna. Pero esto es jugar al más puro azar, ¿se ha encontrado una vacuna para el SARS o la mal denominada gripe española? Esto puede retrasarse años, nadie sabe. La segunda fuente de suerte para este tema es que el propio virus vuelva a mutar y por ejemplo el próximo año no sea pernicioso, no se manifieste. La aproximación vertical es confinar a la población en riesgo. Cuidar de ella.

Que no tengan contacto con gente más joven,especialmente de sus propias familias. Que tanto la cruz roja, soldados, agentes sociales, los atiendan. Si su salud empeora, lo cual no es obligatorio, entonces llevarlos al hospital, estudiar sus contactos reales y hacer seguimeinto. Y que el resto de la población, incluido niños, vuelva a la vida normal. Razones para el optimismo Ha habido pandemias y seguiran habiendo pandemias. Los virus son mucho más antiguos que nosotros, los homo sapiens, que somos unos recien llegados al conjunto de la vida en este planeta. De pasada no esta demás indicar la presencia en cada una de nuestras células de un RNA. Dejemos esto, que un profesor de biología de enseñanza secundaria lo explique para la población. Esta primer pandemía que se ha tornado realmente global, es relativamente benévola. Mis respetos para todos los fallecidos, familia y amistades, pero dado que pertenezco a la población de riesto por edad, más de 60 años, me permito afirmar esto.

Es un virus que no ataca a los más pequeños, a los humanos de menor edad. Por esto debemos tomar esto como un aviso que nos debe llevar a mejorar por un lado, los sistemas de salud. Y por el otro, mejorar la red mundial. Porque afortunadamente ya se ha venido conteniendo pandemias, como el SARS en 2009. Tal vez más mortiferá pero con menor grado de factor de contagio, y por esto, más el azar, pudo ser contenida sin un efecto general y destructivo sobre la economía mundial. Otra razón para el optimismo son los cientos o miles de centros de investigación, laboratorios, y científicos y personal de salud activos, que buscan soluciones, correlaciones, procedimientos, para parar esta pandemia.

Nunca la humanidad había tenido tantos recursos concentrados para parar una pandemia. El comportamiento de la gente de la calle también da lugar al optimismo. No todo es bueno, en el sentido que cuando se va al supermercado a comprar se percibe cierta hostilidad de unos frente a otros, pero es lo que toca. Pero lo general en todos los países se constatan comportamientos de ayuda a los otros, trabajadores que se ha encerrado en los centros de ancianos para atenderlos, sin salir hasta que esto pase, cerrando el acceso a otros que pueden traer la enfermedad. Gente desocupada que ha ido con sus herramientas a ayudar a construir las instalaciones de los nuevos hospitales, desinteresadamente, anónimamente. Los trabajadores del sector salud, las fuerzas de seguridad de cada estado, la lista es larga. Si vamos al tema en sí, disponemos de un conocimiento de medicamentos en enfermedades similares que nos permiten abrigar la expectativa que en pocos días se presentará un cocktail de drogas que reducirá mucho la mortalidad de los más débiles.

Porque en general el desenlace es de muerte en gente mayor de 60 años con patologías previas y a menores años de esta edad, en personas con problemas principalmente pulmonares. Y podría ser que en un futuro evaluado por los expertos en dos años, que se encuentre una vacuna eficaz. Epílogo En el artículo de T. Friedman hay una frase que tiene que ver “con que mundo vamos a dejarle a las nuevas generaciones”. Claramente, con el enfoque horizontal si no aparece el cocktail de drogas efectiva o la vacuna vamos a un contexto peor que los años 30, lo cual sería un gran fracaso para nuestra generación. Digo, Friedman que tiene 66, yo que tengo 62 y cualquiera que quiera sumarse, por edad, a esta última reflexión.

Nuestra generación ha peleado y ha dejado las cosas mejor, si, no se asombre. Jamás hemos dispuesto de tanto bienestar material, tanta libertad, de tanto conocimiento, de tanta colaboración internacional y por último, de incorporación de más y diferentes poblaciones a oportunidades. ¿Falta mucho por hacer? Si, claro, pero el cambio se sustenta en datos, no en opiniones. El peligro que deberá sortear la nueva generación es no confundir deseos con realizaciones, opiniones con conocimiento científico. En resumen, no podemos dejar el planeta sumido en una crisis global, por eso el enfoque vertical es el que nos permitirá salir más rápido para adelante, no empantanarnos. Pero es también la hora de entender que debemos retirarnos, nosotros como generación, de los trabajos, toma de decisiones, y protagonismo. Esta pandemia es un aviso general, lo tan antiguamente conocido por los romanos, que la vida de breve y que los buenos momentos, aún más breve, debemos tomarlo en serio. Dejemos los puestos de trabajo a tantos jóvenes bien educados y capacitados en todos los niveles, con ganas de trabajar y que no encuentran lugar hoy día, especialmente en Europa, este continente envejecido. Demos lugar a que formen sus familias y tengan sus hijos. Un murciélago es muy parecido a una rata con alas. ¿Hay una imagen más precisa que una rata como el elemento de contagio de una pandemia? Creer o reventar.

Alejandro Brocato Cardoso es Economista

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Los socialistas contra la Guerra de Libia

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En el centro de la foto el historiador Eduardo Montagut en una conferencia en el Ateneo de Madrid. A su lado Belén Rico, Vocal de la Junta de Gobierno del Ateneo,  y Manuel Según, Vicepresidente de la Agrupación Ateneísta Agustín Argüelles.

El siglo XX trajo cambios importantes en la política imperialista italiana. La tensión con Francia en el Mediterráneo terminó cuando Italia consiguió el apoyo de su poderosa vecina para hacerse con Trípoli y la Cirenaica. Los italianos ofrecerían, a cambio, un acercamiento a Francia, tan aislada, y el reconocimiento de sus intereses en el norte de África, especialmente en Marruecos. Ambas potencias firmaron un acuerdo secreto en 1902, que establecía la mutua neutralidad en caso de agresión. Tenemos que tener en cuenta que Italia pertenecía a la Triple Alianza, uno de cuyos objetivos era seguir manteniendo a Francia aislada, según lo diseñado en su día por Bismarck. Francia conseguía abrir brecha en su aislamiento a cambio de ser generosa con Italia en Libia. Así pues, en 1911 los italianos decidieron actuar. En el mes de septiembre se publicó un “estado de quejas” contra Turquía, dueña del territorio y se declaró la guerra, a pesar de que el sultán estaba dispuesto a negociar. En noviembre se proclamó la soberanía italiana sobre la Tripolitana y la Cirenaica. Pero Italia se animó a seguir expandiéndose a costa del enfermo y decadente Imperio turco. Ocupó la isla de Rodas y el Dodecaneso en 1912. Al final, en el otoño se firmaron una convención y un tratado entre ambos estados por el que Turquía reconocía todas las anexiones italianas.

El PSOE publicó en su número 1337 (24 de noviembre) de El Socialista la declaración de la Segunda Internacional contra la guerra de Libia, que emitió el Comité ejecutivo de la Oficina Socialista Internacional en Zurich. En la noche entre el 26 y 27 de septiembre el Gobierno italiano había enviado un ultimátum al turco, y cuarenta y ocho horas después se había producido la declaración de guerra. La Internacional protestaba en nombre de todos los trabajadores contra la que se consideraba una empresa colonial “loca” y desastrosa para ambas partes porque podía provocar una guerra general, ya que, no nos olvidemos el mundo se encontraba en plena paz armada con tensiones permanentes, pero, además de abrir “un abismo entre Europa y el nuevo mundo islámico”, además de servir de pretexto a las grandes potencias para hacer más pesada la carga de los armamentos. La Internacional animaba, en virtud de los acuerdos tomados en los Congresos de Stuttgart y Copenhague, así como por la resolución de Zurich de 25 de septiembre de 1911, a organizar actos en las ciudades europeas contra el golpe de fuerza de Trípoli y contra la guerra en general. Los socialistas afirmaban que esta acción en Trípoli era una más de las que se estaban produciendo en aquel momento, aludiendo a cómo Inglaterra se había apoderado de Egipto, Francia y España se repartían Marruecos, Alemania había protagonizado el episodio de Agadir, y el Imperio de Austria-Hungría se había apoderado de Bosnia y Herzegovina. Así pues, no sólo era la política italiana el problema sino la de todas las potencias, algo que el socialismo internacional debía denunciar. Recordemos, además, que en 1911 se reanudó el interés del gobierno español de Canalejas por Marruecos y comenzaron las negociaciones con Francia para establecer sendos protectorados. El PSOE continuó con la denuncia de la situación en Marruecos, como lo pone de manifiesto el espacio creciente que esta cuestión ocupaba en El Socialista.

En la denuncia de esta guerra, además, y como hemos apuntado más arriba al aludir al posible resentimiento musulmán, se aludía a las consecuencias que podía acarrear en Turquía y el resto del mundo musulmán, justo cuando se estaba intentando introducir en esa parte del mundo las libertades conquistadas en Occidente, proporcionando a los sectores más reaccionarios argumentos contra la penetración de la “civilización europea”.

Eduardo Montagut

El Presidente del Gobierno en el Ateneo

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En la foto el Vicepresidente del Ateneo, José Antonio García Regueiro, con el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el pasado 19 de marzo en el Ateneo de Madrid.

El martes 19 de marzo de 2019 el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hizo en el Ateneo de Madrid un llamamiento a la necesidad de proteger Europa para que Europa protegiera, a su vez, a sus ciudadanos. Recordó los riesgos que acechan a la Unión y la necesidad de que los europeos tomen conciencia de ello, especialmente de proteger a la Europa Social, a la que cohesiona, a la solidaria.

Presentó el acto el Vicepresidente del Ateneo, José Antonio García Regueiro, que recordó que proteger el ideal de Europa es también proteger el ideal de España, de la España progresista, avanzada e ilustrada, que siempre ha mirado hacia la Europa de los derechos y las libertades.

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Socialismo y estética: William Morris

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La figura del británico William Morris (1834-1896) supone una figura fascinante por sus múltiples facetas, especialmente en el campo de la arquitectura y del diseño, al fundar el movimiento Arts and Crafts, que propugnaba la vuelta a la manufactura artesanal frente a la producción industrial despersonalizada. Desde el año 1861 se dedicó a diseñar y fabricar objetos decorativos, muebles y papeles pintados con una inigualable calidad estética. Sus ideas en este campo tendrían una clara influencia en el Modernismo y el diseño posterior. Pero, además, Morris fue un socialista convencido y entregado ferviente a la causa. En este trabajo hablaremos de sus ideas, que pueden definirse desde una especie de socialismo estético.

Para entender la figura de Morris en la historia del socialismo británico debemos comenzar por la fundación en 1881 de la Democratic Federation por parte de Henry Hyndman, aunque con el tiempo cambiaría su denominación por la de Social Democratic Federation Esta organización editaba Justice, el que puede ser considerado el primer periódico socialista británico. En la organización destacaron también sindicalistas muy activos, como Ton Mann y John Burns, que hicieron que se vinculara hacia el sindicalismo. Otra de sus características fue que se trató de la organización británica más cercana a las ideas marxistas. En el S.D.F. militó William Morris.

Pero en 1884 surgió una nueva organización la Socialist League, porque un grupo de militantes estaba descontento por el autoritarismo de Hyndman y por la estrategia seguida por la organización. El grupo estaba compuesto por el propio Morris, además de su amigo Walter Crane, el periodista Belfort Bax, con formación alemana y que aspiraba a liderar el grupo, Andres Scheu, Eleonor Marx Aveling, la hija menor de Marx y su compañero Eward Aveling. La nueva organización tenía un acusado sentido revolucionario. Editaron The Conmmonweal. El primer problema del grupo fue su heterogeneidad porque unos eran marxistas y otros tendían hacia el anarquismo, aunque, sin lugar a dudas, la figura más intensa era Morris. Se puede decir que insufló en ese momento en el socialismo británico una fuerte dosis de vuelta a la utopía, con idealismo e intenso humanismo. Pero, a diferencia de los anteriores utópicos, Morris estaba muy apegado a la realidad. El socialismo de Morris es peculiar porque parte de sus ideas estéticas vinculadas a la moral. Morris pertenecía a los hombres que detestaban la sucia realidad industrial de su país, y aborrecía el imperio del dinero que había corrompido a la sociedad. Había que construir una alternativa basada en la belleza. Morris unió, como ningún otro personaje, el arte con el socialismo. La sociedad futura debía conciliar la libertad, el bienestar y la belleza. Su defensa de la igualdad, como socialista que fue, iba pareja a la de la fraternidad, aunque con unos tintes estéticos medievalizantes por evidente influencia de Ruskin. Y a esta causa dedicó sus energías, siendo un personaje que se caracterizó por su entrega y su apelación a las masas, como atestigua sus Chants for Socialists, que publicó en The Commonweal. El texto aludía poéticamente al despertar del pueblo. Además, Morris impartió conferencias, organizó reuniones y comités, y elaboró discursos para difundir sus ideas socialistas.

Es evidente que esa sociedad futura con tintes comunistas y libertarios entroncaba con la utopía a la que hacíamos referencia anteriormente, pero también es cierto, y en la misma línea de lo que expresamos después, que Morris no era desconocedor de la realidad económica. Estudió las obras de Marx, aunque Engels fue muy crítico con los socialistas de la Liga al acusarlos de sentimentalismo. Morris intentó, pues, combinar lo utópico con lo científico. En este sentido es fundamental su obra News from Nowhere, del año 1890, donde realiza una profunda crítica del capitalismo industrial desde sus posiciones estéticas y antropológicas. Se trata de una novela utópica en donde se describe la sociedad futura del año 2000, cuando se ha llegado a la era comunista. Relata la vida en un Londres sin miseria y sin fealdad, las dos lacras de su tiempo, según el autor. Londres era una ciudad limpia y bella con excelentes edificios y campos. Se trataría de un nuevo urbanismo vinculado a la naturaleza, marco excelente para el trabajo alegre de todos, sin presiones y sin desigualdades de clase; en fin, estética y socialismo.

La Liga Socialista no terminó por cuajar claramente. Quedó muy vinculada exclusivamente a la ciudad de Londres y otras zonas en Escocia. Su capacidad de movilización no fue muy alta. Pero el principal problema, que ya intuíamos anteriormente, tendría que ver con la desunión interna. El propio Morris fue consciente del fracaso de la organización y en 1890 se retiró.

Un aspecto final a tener en cuenta en Morris es la contradicción que terminó por generarse entre sus ideas estéticas, muy importantes, sin lugar a dudas, en la Historia del arte y del diseño, con sus planteamientos socialistas. Los productos que diseñaba y realizaba, dados los meticulosos y creativos procedimientos de trabajo empleados y de su exquisita calidad, solamente podían ser adquiridos por una minoría de alto poder adquisitivo y no por los trabajadores.

Eduardo Montagut

Gibraltar en el siglo XX hasta 1985

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La historia de Gibraltar en el siglo XX comienza con la visita que el joven Alfonso XIII realizó al Reino Unido en 1905 en relación con su boda con la princesa Victoria Eugenia. En ese contexto, el gobierno británico solicitó a España que renunciase a los derechos que el Tratado de Utrecht le otorgaba en relación con Gibraltar, pretensión que no fue atendida. Pero el hecho capital de este principio de siglo fue la construcción de la verja en el año 1908. Las autoridades británicas justificaron la existencia de la verja como un medio para evitar el contrabando y facilitar las labores de vigilancia. Dentro de este límite quedaba englobado el antiguo “campo neutral”, que se había ido anexionando Gran Bretaña a lo largo del siglo anterior.

En 1921, Gibraltar pasó a tener un ayuntamiento propio, hecho trascendental en la historia de la formación de la identidad gibraltareña.

En plena guerra civil española, en el año 1938, se proyectó un aeropuerto para Gibraltar, diseño que fue aprobado en el año 1941, en el terreno anexionado en el siglo XIX. Además, la pista tuvo que introducirse unos ochocientos metros en la bahía de Algeciras. Gibraltar fue uno de los elementos fundamentales en las negociaciones entre los gobiernos franquista y nazi en relación con la participación española en la Segunda Guerra Mundial.

La dictadura franquista reivindicó continuamente la soberanía española sobre Gibraltar. Una vez que el régimen fue reconocido en la ONU, Madrid exigió la aplicación de la resolución de Naciones Unidas del año 1960 sobre la descolonización. Cuando los británicos tomaron la decisión de promulgar la Constitución de Gibraltar, en mayo de 1969, España adoptó varias medidas muy contundentes. En el terreno diplomático, denunció el Tratado de Utrecht y el incumplimiento de la resolución de la ONU. Pero, la medida más importante fue el cierre de la frontera el día 8 de junio de 1969. Las comunicaciones por tierra quedaron interrumpidas. Londres siguió, por su parte, con su política de estabilización de la situación internacional de la colonia. Cuando el Reino Unido ingresó en el Mercado Común en el año 1973, obtuvo una victoria diplomática, ya que se reconoció a Gibraltar como miembro de la Comunidad Europea con un estatus especial.

Llegada la democracia a nuestro país, se renovaron las reivindicaciones españolas sobre Gibraltar. El propio rey aludió a la cuestión en su discurso de jura ante las Cortes. Pero Adolfo Suárez intentó abordar el contencioso desde una fórmula nueva. Pensó que Gibraltar podía reincorporarse a España aprovechando la construcción del Estado de las autonomías. El gobierno español potenció las conversaciones con el británico. En abril de 1980, Marcelino Oreja y lord Carrington firmaron la Declaración de Madrid, que abría un proceso de negociaciones, aunque muy pronto se estancaron.

Los socialistas volvieron a reclamar la soberanía de Gibraltar. Los ministros Morán y Howe firmaron la Declaración de Bruselas de 1984 que, al menos, consiguió que Londres aceptara incluir en las negociaciones la cuestión de la soberanía, algo que nunca había ocurrido. La concesión española fue la apertura de la verja en febrero de 1985.

Eduardo Montagut

Gibraltar durante el siglo XIX

Gibraltar

En el presente trabajo abordamos la situación de Gibraltar en el siglo XIX, marcada por la debilidad de España y la importancia estratégica que el Peñón adquirió para los británicos dentro de su organización imperial. Por último, comprobaremos el origen de la identidad gibraltareña al calor de la conversión del Peñón en colonia.

El siglo XIX comenzó para Gibraltar con más guerra. El Peñón se convirtió en un elemento fundamental para que Inglaterra asentase su dominio definitivo en el mar sobre Francia y España, como se puso de manifiesto con la victoria de Trafalgar en 1805, ya que la plaza jugó un papel clave. La inmediata guerra de la Independencia tuvo, por su parte, consecuencias fundamentales para la historia de Gibraltar y para España.  La línea de muralla que se había construido casi un siglo antes frente al Peñón fue derribada en el año 1810 por los zapadores ingleses, con el permiso de las autoridades españolas, para que no fuera utilizada por los franceses cuando llegaran a la zona.

El derribo de la línea defensiva permitió a los ingleses iniciar un proceso de expansión territorial ante la debilidad de España. Para ello, se emplearon siempre excusas sanitarias. A causa de las epidemias de 1814-15, 1829 y 1854, las autoridades españolas permitieron que se instalasen barracones e infraestructuras sanitarias en la zona denominada “campo neutral”, pero, una vez pasado el peligro, esas instalaciones pasaron a ser militares, con lo que, a mediados del siglo, Inglaterra ya había ocupado todo el istmo. España protestó por cauces diplomáticos ante estos abusos evidentes, pero con nulo éxito.

En el mar pasó algo parecido. Hasta los años veinte del siglo XIX, existía una especie de acuerdo tácito entre los dos países por el que se aceptaba la distancia de 400 metros como límite de las aguas gibraltareñas. Pero el naufragio de dos buques ingleses el 7 de diciembre de 1825 cambió radicalmente la situación. Londres declaró que las aguas jurisdiccionales gibraltareñas pasarían, a partir de entonces, a ser las comprendidas entre el puerto de Gibraltar y Punta Mala. España protestó, pero no consiguió revertir la situación. Unos años después, Palmerston, a la sazón secretario de Asuntos Exteriores, afirmó que eran los cañones de Gibraltar los que le otorgaban el dominio de sus puertos, plasmación muy gráfica del poder británico frente a una potencia de segundo orden. En 1865 se firmó una declaración sobre navegación en las aguas del Estrecho, pero muy favorable a los intereses de los contrabandistas gibraltareños frente a los posibles apresamientos por parte de los españoles. En 1880 se llegó a un acuerdo que permitió cierta convivencia en la bahía de Algeciras. Gibraltar se convirtió para Londres en un punto fundamental en su estrategia de control del Mediterráneo, gracias a una serie de enclaves que formaban una línea que iba desde el Peñón, pasaba por Malta y Chipre y llegaba hasta el Canal de Suez. Gibraltar abrió una estación carbonera para abastecer a los barcos británicos, siendo muy importante en la Primera Guerra Mundial. En 1894 se empezó la construcción de unos astilleros.

La situación jurídica de Gibraltar cambió en el año 1830 cuando los británicos decidieron otorgarle el estatuto de colonia. Ya no sería “ciudad y guarnición de Gibraltar en el Reino de España” sino que pasaba a ser “colonia de la Corona de Gibraltar”. La Carta concedida a Gibraltar permitió la creación de un Tribunal Supremo y de una policía civil. Se pretendía establecer una división de poderes entre el ejecutivo, en manos del gobernador, y el poder judicial. Por otra parte, Gibraltar ya no dependería de las autoridades militares sino del Ministerio de las Colonias. Los cambios jurídicos no fueron muy bien aceptados por los militares. En los años cuarenta del siglo XIX, el gobernador Gardiner se empeñó en mantener la condición militar de la plaza y se enfrentó a la población civil, especialmente en la cuestión del contrabando, la principal fuente de riqueza de la colonia. Gardiner consideraba un escándalo el volumen de este negocio fraudulento porque enturbiaba las relaciones con España y generaba serios problemas con la tropa por la cuestión de los sobornos. Durante toda la segunda mitad del siglo XIX continuó el intenso debate sobre el carácter jurídico de la plaza, pero no se varió su condición establecida en 1830. La creación de la colonia tiene una importancia histórica capital porque es el origen de la identidad gibraltareña, ya que la población civil fue consciente de su creciente poder e influencia y permitió que se consolidasen sus derechos.

Eduardo Montagut

Gibraltar en manos inglesas

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Gibraltar desde Ceuta

En la Guerra de Sucesión española la escuadra anglo-holandesa al mando del almirante sir George Rooke llegó a Gibraltar en 1704, sitiando la plaza por tierra y por mar. La guarnición era muy escasa, y el día 4 de agosto de ese año se rindió. Los ingleses izaron su bandera en nombre de la reina Ana. Felipe V se apresuró a intentar recuperar una plaza tan estratégica. El encargado de la tarea sería el marqués de Villadarias, pero la expedición no se coronó con el éxito, a pesar de contar con nueve mil soldados españoles más tres mil franceses, así como con el apoyo de la flota del conde de Tolosa. Los factores que explicarían este fracaso serían, por un lado, el dominio marítimo inglés, pero, por otro, las lluvias y enfermedades que asolaron al ejército hispano-francés. Desde el primer momento, se puede comprobar que la clave militar que ha permitido siempre a Inglaterra mantener Gibraltar en su poder ha sido su dominio del mar, que facilitaría el abastecimiento de hombres, armas y víveres a la plaza. Villadarias fue relevado por el mariscal Tessé, que intentó un nuevo asalto por tierra, fracasando de nuevo.

El Tratado de Utrecht de 1713 ratificó el dominio perpetuo inglés sobre Gibraltar:

“El rey católico, por sí y por sus herederos, y sucesores, cede por este Tratado a la Corona de la Gran Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y castillo de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen, dando la dicha propiedad absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno. Pero para evitar cualesquiera abusos y fraudes en la introducción de mercancías […] la dicha propiedad se cede a la Gran Bretaña si jurisdicción alguna territorial y sin comunicación abierta con el país circunvecino por parte de tierra […]”

Los Borbones consideraron la recuperación de Gibraltar como una de sus máximas prioridades en el siglo XVIII, pero con nula fortuna, aunque no siempre el fracaso debe ser achacado al poderío británico, ya que, como veremos a continuación, otros intereses diplomáticos se interpusieron y fueron considerados más importantes en determinados momentos, especialmente los vinculados a Italia

Jorge I ofreció Gibraltar a Felipe V en el año 1718 si éste se incorporaba a la Cuádruple Alianza y abandonaba sus pretensiones de recuperar los territorios italianos perdidos al terminar la Guerra de Sucesión. Pero ese momento coincidió con varios triunfos militares españoles en Cerdeña y Sicilia y se declinó el ofrecimiento. Cuando la situación militar cambió y los ingleses ocuparon Vigo, se impuso una reflexión en la corte madrileña. El monarca fue manipulado por la diplomacia británica con una táctica dilatoria, ya que el embajador Stanhope aseguraba a la corte española que el rey Jorge deseaba un acuerdo con el rey Felipe pero que la opinión pública y el Parlamento se lo impedían. Esta política permitió ganar tiempo a los ingleses, aunque terminó por cansar a las autoridades españolas, que comprobaron que era imposible obtener la plaza por medios diplomáticos.

La guerra se declaró en 1727 y se inició un segundo sitio con veinticinco mil soldados, al mando del conde las Torres. Pero la falta de una poderosa flota frente a la británica volvió a ser determinante y se fracasó. El sitio fue levantado después de la firma del Acta de El Pardo del 6 de marzo de 1728. Por este acuerdo, España aceptaba lo estipulado en su día en Utrecht, a la espera de las decisiones que se tomaran en el Congreso de Soissons. De nuevo, la diplomacia británica supo imponerse.  Al constatar el empeño de la reina Isabel de Farnesio por conseguir un trono italiano para su hijo el infante Carlos, futuro Carlos III, los británicos apoyaron ese deseo y consiguieron que el problema de Gibraltar dejara de ser una prioridad española durante mucho tiempo.

Durante la Guerra de los Siete Años, los franceses y los británicos intentaron atraerse a Fernando VI, y se llegó a ofrecer la plaza de Gibraltar, pero ni esa promesa consiguió cambiar la política oficial de neutralidad practicada durante dicho reinado.

Los intentos de recuperar Gibraltar se revitalizaron con el rey Carlos III. El tercer sitio se estableció en el marco de la participación española en la Guerra de la Independencia norteamericana. El general Álvarez de Sotomayor con catorce mil hombres y la flota de Antonio Barceló generaron un serio problema para Inglaterra en Gibraltar. En la plaza había unos dos mil hombres al mando de Elliot pero, de nuevo, el poderío naval inglés se impuso, ya que el 16 de febrero de 1780, el almirante Rodney derrotó a la flota española.

Carlos III no se rindió y, una vez que hubo conseguido recuperar Menorca en febrero de 1782, decidió bloquear Gibraltar con las tropas victoriosas que habían participado en Mahón, comandadas por el duque de Crillon. La operación que se preparó fue de una gran envergadura: cuarenta mil hombres e importantes obras de ingeniería militar. Fue el conocido como “gran sitio”. Pero, una vez más, España fracasó cuando las “baterías flotantes”, inventadas por un ingeniero francés, se incendiaron. Por el Tratado de Versalles, del 3 de septiembre de 1783, se confirmó la recuperación de Menorca, el dominio sobre Florida y Honduras, aspectos muy positivos para los intereses españoles, pero Gibraltar quedó en manos británicas, a pesar del empeño diplomático español. Los ingleses eran conscientes de la importancia estratégica de la plaza y el nuevo siglo se lo confirmaría.

Eduardo Montagut

La crisis del zarismo a partir de la Revolución de 1905

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La Revolución de 1905 provocó que en el seno del zarismo surgiera una tendencia que optó por emprender algunas reformas para evitar que volviera a estallar una revolución. Stolypin, ministro del zar entre 1906 y 1911, es el personaje clave en este momento, promoviendo una política que mezclaba signos de modernización con la represión de cualquier contestación, empleando con profusión la pena de muerte y el control de la Duma, disolviéndola cuando consideraba oportuno.

Stolypin buscó crear una clase de campesinos acomodados que sostuviesen el zarismo en el campo, por lo que emprendió una especie de reforma agraria. Dividió las tierras de las comunidades campesinas (mir) para que fueran compradas por los campesinos más acomodados, los conocidos como kulaks. Esta medida, además, debía provocar un éxodo rural del resto de campesinos para favorecer la industrialización al proporcionar una masiva mano de obra.

Stolypin ideó más reformas pero que no cuajaron realmente porque no tuvo tiempo para emprender su proyecto de veinte años de tranquilidad: quiso aumentar el presupuesto imperial y pensó en una fuerte subida de impuestos sobre el alcohol y los bienes inmuebles. La idea era emplear el presupuesto en modernizar la industria y emprender una política de infraestructuras para mejorar las comunicaciones. Tenía en mente una especie de código laboral para crear un seguro social obrero. Otro proyecto iba encaminado a suavizar la política religiosa sobre las minorías no ortodoxas. También pensó en que debía arbitrase algún tipo de autonomía para Finlandia y Polonia.

Por otro lado, amplió los poderes de los zemstvos, es decir, de las asambleas locales para que se encauzara algún tipo de representación, aunque muy controlada. Pero esta medida, aunque muy tímida, resultó demasiado avanzada para los sectores más reaccionarios del zarismo. Stolypin terminó por ser un político que no contentaba a los poderes que sostenían el zarismo, pero sin ganarse la simpatía de la oposición por su implacable represión. En 1911 fue asesinado en Kiev. La autoría de su muerte ha generado polémica: ¿fue la policía o un socialrevolucionario? Su asesinato, en todo caso, es simbólico, ya que representa el fracaso de los intentos modernizadores en el seno del zarismo.

Para sostener el sistema se optó por la represión y la manipulación del patriotismo. En 1913 se celebró el centenario de la victoria rusa sobre Napoleón y el tricentenario de la subida al trono de los Romanov. El estallido de la guerra en 1914 también fue explotado por la propaganda nacionalista. Pero el zarismo estaba muerto ya. Los desastres militares y las penurias de la retaguardia precipitarían el final en 1917.

Eduardo Montagut

El Zollverein

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El Zollverein o Unión Aduanera de los Estados Alemanes es una organización fundamental en la historia económica no sólo de Alemania, sino de Europa porque, en realidad, fue una especie de primer mercado común en el corazón del continente.

La creación de un mercado de libre comercio entre los Estados alemanes comenzó a fraguarse al terminar las guerras napoleónicas. En 1819, la Asociación Comercial Alemana reclamó la necesidad de que se constituyera. Por su parte, el principal economista alemán de la época, Friedrich List, denunció la existencia de hasta treinta y ocho aduanas interiores, y que para comerciar en el interior de Alemania había que conocer y estudiar distintos reglamentos aduaneros y afrontar infinidad de derechos de pago. Defendía, en consecuencia, la necesidad de que se unificaran los aranceles para toda Alemania con el fin de proteger su naciente industria frente a la Inglaterra, que inundaba los mercados europeos con sus productos, que eran elaborados por una industria muy moderna, y por lo tanto, a menor coste, en plena expansión de su Revolución Industrial.

Los primeros que comenzaron a tener en cuenta estas ideas y ponerlas en práctica fueron los prusianos. Ya en 1818 unificaron su política arancelaria para todos los territorios que consiguieron en el Congreso de Viena.  Recordemos que tenían posesiones en el este y en el oeste, separadas por otros Estados. En la década de los veinte intentaron convencer al resto de Estados alemanes para unificar criterios económicos, pero no tuvieron éxito. A finales de dicha década la situación económica alemana era compleja. La Confederación Germánica contaba con tres grandes áreas arancelarias, sin contar la situación especial de Austria. El área más importante era la que tenía como núcleo central a Prusia. En su interior estaban sus territorios orientales, con un claro predominio de las explotaciones agrícolas latifundistas controladas por la nobleza de los junkers y el mantenimiento de la servidumbre entre el campesinado. Pero, por otro lado, sus territorios occidentales se habían diversificado mucho. La estructura agraria no era latifundista y, sobre todo, comenzaba el despegue industrial, además de contar con una mentalidad más moderna, más burguesa, por su vecindad con Francia.

Los Estados del sur alemán estaban en la órbita del Reino bávaro con su propia unión aduanera y económica. Los estados del noroeste y centro de Alemania no llegaron a conseguir formar una unión aduanera y económica plena. Por fin, había otros Estados alemanes pequeños que no estaban integrados en ninguna unidad o estaban vinculados a otras áreas económicas.

A principios de la década de los años treinta se habían tejido ya muchos compromisos y acuerdos entre las áreas económicas y este hecho facilitó que en enero de 1834 naciera oficialmente el Zollverein. La Unión Aduanera y Arancelaria incluía a veinticinco estados con un total de veintiséis millones de habitantes. Se decretó la libertad de comercio en su interior, al quedar abolidas las aduanas interiores. Aún así, quedaron fuera estados como Baden, Holstein o las ciudades libres de Bremen y Hamburgo. Este caso era importante porque el Zollverein no tenía salida al mar del Norte. Toda esta zona, incluyendo las ciudades hanseáticas, prefirió seguir vinculada comercialmente a Gran Bretaña.

El primer efecto positivo para la economía de los Estados alemanes pertenecientes al Zollverein se vio en sus arcas públicas porque el gasto de mantenimiento de las fronteras se redujo de forma considerable.

La unión arancelaria no se vio acompañada por la adopción de una política económica común. Los estados siguieron políticas económicas autónomas. No se consiguió tampoco una plena unificación monetaria. A lo sumo se estableció una paridad entre el tálero prusiano y una moneda creada para el Zollverein, el florín. Solamente la Unificación posterior conseguiría con el tiempo el establecimiento de una moneda común, el marco.

El principal beneficio económico del Zollverein fue que creó un mercado de grandes dimensiones por el número de habitantes. Ese hecho facilitó la inversión en la actividad industrial y la creación de una extensa red ferroviaria.

Fuera de todos estos procesos económicos se quedó Austria, que siempre tuvo lazos económicos muy fuertes no sólo con el resto de Estados alemanes sino, sobre todo, con sus posesiones territoriales orientales y en la zona balcánica. Austria contratacó con la Unidad Tributaria, pero nunca pudo ser una competencia seria al Zollverein. Los austriacos siempre miraron con mucho recelo y se enfrentaron a cualquier iniciativa que tuviera a los prusianos como protagonistas Sin lugar a dudas, que Austria se quedara fuera del Zollverein facilitó que, al final, prosperase el proyecto unificador político dirigido por Prusia.

Eduardo Montagut

El fenómeno de la concentración económica a fines del XIX

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La primera gran crisis del capitalismo estalló en 1876 y no se llegó a superar, realmente, hasta la segunda mitad de la década de los años noventa de dicho siglo. Esta Gran Depresión fomentó el proteccionismo frente al librecambismo anterior y, sobre todo, un proceso de concentración industrial y financiera con el objetivo de eliminar la competencia, crear monopolios e intentar controlar los mercados. El proceso de concentración traspasó las fronteras nacionales y constituyó uno de los primeros capítulos de la Historia de la globalización de la economía.

La concentración empresarial se produjo de diversas maneras. El cartel era un acuerdo o convenio entre empresas que fabricaban un mismo producto o prestaban un mismo servicio, con el fin de reducir o eliminar la competencia. Este objetivo se conseguía repartiendo los mercados o la clientela, o fijando un mismo precio. El trust constituía un paso más en la concentración porque suponía una fusión de diversas empresas. La fusión o concentración horizontal se producía entre empresas que fabricaban un mismo producto. Si la fusión se daba entre empresas que participaban en un mismo proceso productivo era de tipo vertical. Por fin, estaba el holding, una concentración más sofisticada, ya que se trataría de una sociedad financiera que invertiría en distintas empresas de variados sectores para controlarlas. Los bancos emplearon este sistema para participar en los consejos de administración de las empresas al hacerse con paquetes importantes de sus acciones.

Estados Unidos y Alemania, las dos nuevas grandes potencias económicas de la Segunda Revolución Industrial, fueron los países donde más se dio este fenómeno de concentración económica. Existen ejemplos característicos: la Standard Oil Company se hizo con el 90% del control de todo lo relacionado con el petróleo en Norteamérica en diez años. El naciente y potente mercado eléctrico mundial se repartió entre la norteamericana General Electrics y la alemana AEG. En el campo financiero, destacó la Banca Morgan. Fuera de estas dos potencias habría que destacar el grupo suizo Ritz que casi monopolizó el sector hotelero mundial de lujo. Muy pronto despegarían los gigantes de la industria automovilística, como Ford, Benz, Renault, Citroën, etc…

Estas concentraciones empresariales y financieras generaron tanto poder que podían dominar económicamente a Estados no muy desarrollados, además de ser perjudiciales para los consumidores. En Estados Unidos comenzaron a darse leyes contra estas concentraciones. La primera de ellas fue promovida por el senador Sherman en 1890, llevando su nombre. El gobierno federal consideraba que los trusts eran nocivos para el desarrollo del comercio internacional. En 1914, en tiempos de la administración de Wilson, se aprobó una ley federal, la Clayton Act, promovida por el senador Clayton para solucionar las deficiencias de la ley anterior y combatir las prácticas y monopolios que perjudicaban a los consumidores.

Eduardo Montagut