«¡Joé!” con la atenuación…una de litote
Por Pilar Úcar
Litote, lítote o litotes que igual sirven para definir la figura retórica en la que el emisor no dice todo lo que quiere expresar, pero sí lo suficiente, lo justo y necesario, para que se entienda su mensaje dirigido a uno o varios receptores, casi siempre negando lo contrario de lo que se pretende (y se desea) comunicar, o sea, que a alguien le quieres largar que se ha equivocado y ha cometido un error descomunal, pero tú muy finamente, le espetas, suavizando tono, gesto y ademanes, algo así como: “creo que tu idea no es del todo correcta”.
El afectado, que en la mayoría de casos, tonto no es, y conoce el jueguecito conversacional, se entera del meollo, aunque la carcasa venga en celofán.
A mí me gustan sobremanera, expresiones “del pelo”, -diríamos los boomer-, “del palo” prefiere la generación Z: “te lo digo desde el cariño, porque somos amigos y te quiero”.
Rápidamente me pongo en guardia y me echo a temblar: este preámbulo anticipatorio (valga el énfasis) me previene de lo suave o no que me viene un mensaje con tanto afecto garantizado.
Otro modismo muy insistente: “sin acritud”, con la pronunciación fetén de “acrituz o acritú” según coordenadas espaciales. Y uno piensa: “¿salgo corriendo o aguanto el tirón?”
Pero, sin lugar a dudas, mi favorito, por mi origen del norte -que ya sabemos en esos lares se lleva la sinceridad acérrima con poco sirope y nulo tacto- (seguro que el día que explicaron figuras retóricas y tocó la litote, faltaron a clase) es el que reza así: “no sé si decírtelo, pero sabes que yo voy de frente”. Me suben y me bajan unos calores impropios de mi edad, mis biorritmos se descomponen y solo acierto a pensar: ¡¡por favor, que se escore!!.
FILOLOGÍA Y LENGUA ESPAÑOLA
Directora Pilar Úcar Ventura.