HOY X ANIVERSARIO Y PREMIOS ARCO EUROPEO PROGRESISTA

Escudo AEP con triangulo

Estimad@s amig@s de Arco Europeo,

El pasado año 2014 ARCO EUROPEO PROGRESISTA cumplió 10 años haciendo camino al andar, puliendo y tallando toscas piedras, procurando fomentar y divulgar una cultura democrática fundada en los principios de libertad, igualdad y fraternidad.

Respetuoso con todas las ideologías y creencias, heredero de la Ilustración y el librepensamiento, ha rechazado siempre los dogmatismos y la intolerancia, dando lugar a un foro abierto en escenarios tan dispares como las Cortes, el Parlamento Europeo, la Comisión Europea, el Círculo de Bellas Artes, el Ateneo de Madrid o nuestra sede de tertulia “ARCO HAGIÓN”.

Hoy jueves 29 de enero de 2015, a las 19 horas, celebramos el X ANIVERSARIO de ARCO EUROPEO PROGRESISTA en nuestra sede de ARCO HAGIÓN (se ruega confirmar la asistencia en arcohagion@gmail.com; se recibirá después un correo con la confirmación y los datos de la sede), con la entrega de los siguientes premios:

Premio Arco JEAN JAURES: D. Felix Alonso Soria.

Premio Arco Pensamiento: D. Manuel Balado Ruiz-Gallego.

Premio Arco Literatura: D. Eusebio Lucía Olmos.

Premio Arco Comunicación: D. José Cepeda García.

 Será un placer contar con vuestra presencia.

 En Madrid, 29 de enero de 2015

 José Antonio García Regueiro,

Presidente de ARCO EUROPEO PROGRESISTA

IMG_Azul4

AL CINE CON FELIX: SUEÑO DE INVIERNO y LEVIATAN

leviatan

Estas vacaciones de navidad  hemos tenido la ocasión de hospedarnos en el hotel  Otello en la Capadocia y de la mano del director turco Nuri Bilge Ceylan hemos observado, sentados en el salón tomándonos un te entre la luz amarilla de su interior y el blanco de la nieve de unos paisajes espectaculares , como se van poniendo al descubierto, al modo de secretos de matrimonio de Bergman, la dignidad, la generosidad, la culpa, la compasión, y casi al final de la peli el dinero, en una escena memorable.

Un verso entrañable de Miguel Torga, recogido en “La paz posible es no tener ninguna” dice simplemente “siento el miedo del reverso” y eso es lo que debemos pensar equivocadamente al enterarnos de la duración de la cinta, sentir el reverso del cine comercial, pensar que no vamos a poder aguantar tanto tiempo en la sala de proyección. Un equívoco sin duda. Jame Campión, directora del festival de Cannes aseguró que “podía haber estado viendo la película otras dos horas más”.

SUEÑO DE INVIERNO es un cine que enseña a mirar, y también a saborear diálogos muy potentes. Si uno dice “la compasión es refugio de los cobardes” el otro responde “todos soñamos con grandes empresas para seguir fracasando”. Nada menos que Shakespeare frente a Doctoyevski, envuelto en unos cuentos de Chejov.

Refugiado en una tierra que perteneció a su padre Aydin, el exactor que vive con su mujer más joven y su hermana, terminará escribiendo la historia de teatro turco después de reflexionar sobre la naturaleza humana.

Hay otra película que no nos debemos perder, se trata de LEVIATAN del director ruso de un nombre muy difícil de pronunciar Andrei Zygagintsev, pero del que ya hemos disfrutado con películas como Elena y el Regreso. Hay un gran monstruo que atenaza nuestras vidas, que se expande por tierra y mar, un monstruo que en este caso se viste de administración rusa, pero que muy bien podría aplicarse a otras administraciones con sus consecuentes variantes. En el ojo del huracán, una familia rota, obligada a abandonar sus tierras,y con la consecuente problemática legal que ello acarrea. Acompañamos a esta familia durante esos días en los que decir adiós a una casa es sólo el principio de una fatídica etapa. El poder político, la religión y la sociedad se ponen en evidencia en esta película donde Zvyagintsev.

Leviatán, de Andrei Zvyagintsev, es un filme obligado para nosotros, también supervivientes en sociedades menos frías y no por ello menos ásperas. Difícil llegar tan lejos en la descripción de dos mundos paralelos; el de quienes viven de su trabajo precario y el de los que disfrutan de la extorsión impune.

Félix Alonso Soria

Presidente del Colectivo Rousseau y Director del Foro Cine de Arco Europeo Progresista

¿Se fortalecería la democracia regulando la actuación de los lobbies?

TOSHIBA CAMCORDER

SI, sin duda. Así de claro.

Permítanme que me explique centrándome en los términos “regulación” y “Lobbies”.

Por Regulación entenderíamos el establecimiento de normas, reglas o leyes dentro de un determinado ámbito. El objetivo sería mantener un orden, llevar un control y garantizar los derechos de todos los integrantes de una comunidad.

El Lobby consistiría en el traslado de intereses legítimos de empresas, asociaciones o todo tipo de organizaciones a los poderes legislativos y ejecutivos. Vemos que es una acción que busca la obtención de un resultado, que no se garantiza, beneficioso para el peticionario. Esta acción puede planearse y desarrollarse en un entorno carente de regulación, como el caso de España, o bien siguiendo una normativa y unos procedimientos preestablecidos y conocidos por todos.

Actuar en un marco desregulado tan sólo beneficia a aquéllos pocos que desean mantener su actuación en las tinieblas, y que ansían un rédito económico que no sea percibido por la Hacienda Pública ni por sus conciudadanos.

En España no hay normas que definan la actuación de los Lobbies. No hay un campo de juego bien delimitado; se intuye y se juega en la penumbra, dejando a la consciencia y valores de cada uno la actuación.

Si el objetivo de los lobistas es defender los intereses de sus clientes y representarles a nivel institucional ante las administraciones públicas y los estamentos políticos y legislativos; entonces, ¿no sería mejor, más seguro y beneficioso para todos los actores que dicha actividad fuera objeto de regulación y estuviera, por lo tanto, dentro de un marco legal conocido por todos?

Los lobistas representan a sus clientes. Operan bajo criterios de confidencialidad entre cliente y proveedor del servicio, tal y como ocurre en cualquier otra actividad. Su trabajo consiste en la anticipación a cambios regulatorios y de políticas sectoriales, participación en el desarrollo de dichos cambios y consecuentemente un entorno regulatorio y político estable que asegure la actividad empresarial del cliente. Si un Lobista hace todo eso, si está en contacto permanente con aquéllos que deciden y crean las normas- Gobiernos en la forma de sus diferentes Ministerios y Consejerías, Parlamentos- si tratan temas que bien pueden afectar a un colectivo de ciudadanos con elevadas cantidades económicas en juego; entonces, ¿Por qué no se regula su actividad tal y como lo están las de otras profesiones?

No es que los lobistas sean más importantes que otras profesiones que también trabajan, tocan y se desarrollan en ámbitos de alta importancia para un país y sus ciudadanos; es que el gran problema es que su actuación no está en absoluto reglada y, por lo tanta, controlada.

Esta falta de normativa y control supone un cierto mal para el ciudadano. Supone que el ciudadano sepa que existen pero que no pueda saber que hacen o donde encontrarlos, pues no hay “lugar o sitio oficial” que les defina y regule. Además, de este modo, se estaría negando al ciudadano la opción de contratar los servicios de lobby cuando realmente los necesiten. Al no saber dónde acudir para contratar a un lobista el ciudadano bien puede caer, y cae, en las manos de los tan generalizados “conseguidores”, cuya actividad dista mucho del trabajo profesional del lobista. Un “conseguidor” le diría a su cliente que por una cantidad, normalmente alta, le podría facilitar el contacto de una persona influyente que, quizás, podría ayudarle en la solución de su problema. Suena a corrupción o tráfico de influencias, ¿no creen?

Imagínense que usted lector tiene una granja de tamaño mediano de gallinas, donde a diario se ponen miles de huevos que usted recoge y vende. Pongamos que desde Europa, desde el Ministerio de Agricultura o desde la Consejería correspondiente de la Comunidad Autónoma donde reside se está preparando un cambio normativo de consideración que, de seguro, afectaría a su granja, a su trabajo y a su bolsillo. Tanto da que el tema del cambio normativo sean los espacios entre las gallinas, entre los huevos, entre columnas o cualquier otra cosa que se le ocurra se puede regular en una granja.

Ante un problema legal usted acudiría a un abogado, ante un problema contable acudirá a un contable; pero ante un problema normativo, de una norma que se está pensando en desarrollar o que se va a aplicar en breve, le pregunto: ¿a quién acudiría?

Normalmente los diferentes colectivos profesionales suelen agruparse sectorialmente, de modo que intentan estar al tanto de lo que ocurre en su ámbito de actuación. La efectividad de estos colectivos depende del grado de profesionalización y del tiempo dedicado a su labor diaria (que no es otra que la de lobistas, aunque no siempre son conscientes de ello). Ante un posible cambio normativo, suponemos que los dirigentes de dicha asociación profesional saben lo que hacen y que no les pilla desprevenidos pudiendo avisar a sus socios y actuar en consecuencia. En el caso que se vieran incapaces de hacer lobby por su cuenta, lo más seguro es que necesitaran los servicios de un lobista profesional. Cosa que no podrán hacer si no hay una regulación del sector pues no sabrán a quien acudir.

Quizás contraten a un Despacho o una Consultora que afirman pueden solucionar el problema gracias a su amplia cartera de contactos poderosos e influyentes. Quizás le solucionen el problema, pero, ¿y si han llegado demasiado tarde pues no supieron anticiparse a la norma y ésta es de inmediata aplicación?

Lo normal, en un sistema regulado, claro y transparente, sería que los clientes pudieran elegir que Lobista les ayudaría a conseguir sus objetivos, sabiendo qué es lo que hace y cómo lo hace. Eso sí, como en el caso de los Despachos profesionales, tras haber iniciado un proceso libre de selección y elección. El cliente, tras varios servicios, se dará cuenta que el buen lobista es el que trabaja en la anticipación y no en la aplicación de la norma.

Si usted, granjero avícola, tuviera el apoyo de un lobista, como el de un contable y un abogado, bien podría haber sabido que el Gobierno de turno tiene previsto una posible modificación de las granjas avícolas pues en su programa electoral hacía mención a esa necesidad y, tras el acuerdo de gobierno con los grupos de ecologistas,…..Quizás nunca se llegue a dicho cambio, pero si se hace y no contaba con él, poca es la posibilidad de maniobra. En cambio, si contara con el apoyo de un lobista, éste podría hacer un seguimiento transparente del tema, reuniéndose con parlamentarios, políticos y miembros del Gobierno, interesándose por el posible cambio normativo, su alcance y efectos. De este modo usted podría estar informado y con la posibilidad real de actuar en defensa de sus intereses cuando éstos pudieran verse afectados. Todo ello dentro de la más normal y necesaria legalidad.

Hoy en día, sin regulación, usted y muchos ciudadanos están en una situación de desventaja, de falta de conocimiento sobre lo que un lobista puede hacer y sobre todo cómo puede ayudarle en su negocio. Ahora, el lobby es algo de unos pocos; mientras que en un sistema regulado y transparente el Lobby se convierte en algo accesible a todos los ciudadanos y empresarios. Hace que todos estén en una situación de igualdad a la hora de defender y hacer valer sus intereses ante las Instituciones Públicas.

Con la regulación del sector conseguiríamos transparencia, integridad e igualdad de acceso; sabríamos como trabajan, teniendo constancia de con quién, cuándo y cómo se ha reunido, sean estos políticos, parlamentarios, funcionarios u otros actores de interés para el desarrollo de la labor del lobista. Se sabrá también los honorarios y los criterios definitorios del encargo presentado. Todo ello sin olvidar que cualquier ciudadano podría solicitar la información de los resultados que dicha actuación supuso para el cliente y para el sector.

En un momento de crisis institucional, económica, política y de valores como la que estamos padeciendo es básico el concepto de “transparencia activa”, entendida como aquella acción en favor de la transparencia y la claridad que hace un sujeto, una empresa, frente a la sociedad de manera veraz y honesta. Un ejemplo de este nuevo concepto acuñado por el instituto internacional de Ciencias Políticas lo tenemos en las primeras actuaciones de transparencia que su Majestad el Rey Felipe VI efectuó en sus primeros momentos de reinado.

Por lo tanto, es necesaria y urgente una regulación del sector profesional del Lobby, de modo que se mejore la transparencia, se promueva la integridad y se equilibre el campo de juego. Si persistimos en la desregulación, en el vacío legal, en la ausencia de transparencia, de integridad y de una regulación adecuada del ejercicio de la representación de intereses y de la influencia en la política: la actividad de lobby se seguirá asociando a un servicio sólo accesible a unos pocos y cercano a unas prácticas oscuras que bien pueden llevar a la corrupción.

Olaf Bernárdez Cabello

Vicepresidente de Arco Europeo Progresista

Consejero del Instituto Internacional de Ciencias Políticas

Publicado en la Revista Temas Núm. 242-243 enero-febrero/2015

MIGRANTES Y CONCIENCIAS

TOSHIBA CAMCORDER

Lo que siempre deberíamos tener presente es que las migraciones son una constante de la especie humana. No hace falta indagar mucho en los archivos para descubrir que el territorio en el que vivimos actualmente, a lo largo de la historia, ha sido habitado por inmigrantes venidos de muy lejos.

Los peninsulares emigraron a América durante el siglo XV para conquistar, colonizar y destruir las culturas precolombinas que allí existían y después durante el siglo XIX y XX para huir del hambre, de la pobreza, la dictadura o simplemente, para perseguir un sueño de riqueza fácil que muy a menudo nunca alcanzaron. Por ello la inmigración no es algo reciente. Todas las sociedades humanas están en movimiento perpetuo y ¿quién nos puede asegurar que nosotros mismos no seremos también inmigrantes el día de mañana?

La razón fundamental por la que nos debemos sentir obligados a entender la inmigración es porque nos estamos jugando el futuro de nuestra sociedad. Valores importantes, como por ejemplo, la igualdad entre personas o los derechos humanos, pueden salir reforzados o quedar eliminados de un plumazo. Que pase una cosa u otra depende de nosotros, de cómo pensemos, actuemos y dejemos a otros hacer.  Leyendo a Chomsky, nos recuerda, que la única razón por la que pasan cosas malas es porque la gente buena no hace nada por impedirlo.

La historia de la especie humana es una historia de migraciones. Los humanos somos migrantes y la mayoría de las veces que hemos migrado ha sido por necesidad, sobrevivir o buscar mejores oportunidades vitales. También ha sido una constante en la historia de la humanidad que los poderosos han intentado limitar el movimiento de las personas para poder continuar manteniendo el status quo y evitar que los pobres y oprimidos pudieran mejorar su situación.

Nuestra historia nos ofrece numerosos ejemplos  de migraciones forzadas, de transferencias involuntarias de población, de personas refugiadas que no tuvieron la oportunidades quedarse, que tuvieron que migrar para salvar la vida. Actualmente, se calcula que entre un 2% y un 3% de la población mundial es migrante. La mayor parte de esta migración ocurre entre los países empobrecidos y subdesarrollados. Y sólo un pequeño porcentaje de este grupo migrante consigue llegar a las zonas ricas, como Europa Occidental o América del Norte.

Pero, además de querer sobrevivir ¿Por qué razones la gente sigue emigrando hoy en día? Si la riqueza y los recursos en el mundo estuvieses mejor repartidos, ¿todavía habría migraciones?. Resulta que si en todos los países las oportunidades económicas y vitales fuesen similares, si no hubiese persecuciones políticas y la gente pudiese desarrollar sus proyectos de vida en sus lugares de origen, las migraciones serían mucho más reducidas. Aunque no desaparecerían. Hay miles de razones por las que mucha gente continuaría emigrando en un mundo mejor repartido, pero lo que es cierto es que las migraciones no tendrían el volumen actual. La mayoría de la gente, si las condiciones de vida son buenas, prefieren quedarse en sus lugares de nacimiento.

La emigración por necesidad, tan numerosa actualmente está producida por una distribución brutal y desigual de la riqueza y de los recursos mundiales, como la energía, las materias primas, las infraestructuras, el capital humano. Si tenemos en cuenta que los norteamericanos, europeos occidentales y australianos son el 15% de la población mundial pero consumen el 80% de los recursos, podemos entender por qué una gran parte de los desposeídos, el 85% de humanos que tienen que vivir con el 20% de los recursos, quiere emigrar al mundo de la superabundancia, de la riqueza excesiva y del consumo a unos niveles muy superiores a la necesidad .

Todos hemos escuchado que los inmigrantes son una invasión que viene a quitarnos el pan. ¿Por qué vienen? Para vivir mejor, huir de la miseria y de la vulneración de los derechos humanos. ¿Por qué sus países de origen tienen una situación política y económica tan mala? La inmigración está ligada al resto de características del mundo actual.

La distribución desigual de la riqueza entre los países del mundo es la mayor fuente de inmigración. En un mundo en el que estas diferencias no fuesen tan, tan enormes, la migración sería una cuestión insignificante. Pero la diferencia de riqueza y oportunidades vitales entre los países occidentales y los empobrecidos, llamados tercer mundo, es una razón por la que mucha gente decide emigrar.

¿Somos responsables, nosotros, de la miseria ajena? Si no lo somos como personas individuales, el hecho de aceptar la entrada de tantas personas de fuera, supone un gran proceso de adaptación para la sociedad que los recibe, escuelas, servicios sociales, sanidad, lo que conlleva un incremento de gasto en ocasiones difícil de asumir por el país receptor. Por ello, hay gente que argumenta que las sociedades ricas tienen derecho a cerrar sus fronteras y a dejar fuera a los pobres del mundo.

Pero, ¿no son los países ricos responsables de la miseria de los países pobres? ¿de dónde han sacado la riqueza? ¿no se financió la revolución industrial inglesa con el algodón robado de la India? ¿no será que las industrias metalúrgicas, textiles, petrolíferas, químicas, se han beneficiado durante siglos de la rapiña de las materias primas de los países ricos por naturaleza pero poco dotados para el imperialismo?

Toda Europa Occidental y América del Norte se han beneficiado y se siguen beneficiando de siglos de imperialismo y explotación directa. ¿Qué supuso realmente el fin del imperialismo y la descolonización? En primer lugar, los nuevos estados fueron creados artificialmente en gran parte del mundo colonizado y siguiendo los intereses geoestratégicos y económicos de las potencias colonizadoras. Parece que se dividió África con regla y compás, por supuesto sin tener en cuenta ni las etnias ni la voluntad de unión o separación de los pueblos implicados.

No sólo los países ricos han dejado a los nuevos estados un legado repleto de conflictos étnicos, políticos, radicales, y religiosos, sino que se han negado a restituir parte de la riqueza robada y han continuado beneficiándose económicamente de las antiguas colonias. El BM y el FMI iniciaron su vida después de la 2º Guerra Mundial como parte del Plan Marshall para proveer capitales para su reconstrucción a los países europeos destruidos. Una vez que terminaron con esta tarea, estas instituciones reorientaron su mandato hacia los países recientemente descolonizados y los préstamos para que, llevasen a cabo su desarrollo, supuestamente. Es aquí donde encontramos los orígenes de la famosa deuda externa. Muchos de estos países pidieron préstamos que nunca fueron usados en beneficio de la población si no que acabaron en los bolsillos del dictador de turno. Sin embargo, la gente de los países del Tercer Mundo los ha estado pagando desde hace cuarenta años y todavía hoy sigue haciéndolo. Esta deuda odiosa en algunos casos llega a suponer la mitad de todo lo que produce un país en un año. La gente de Indonesia, del Congo, y otros tantos países saben que la deuda externa ya ha sido pagada con creces.

Parecerá increíble, pero algunos países, después de décadas de pagar la deuda, (hasta cuatro veces han pagado ya el importe inicial) no sólo todavía no han conseguido rebajarlo, sólo han estado pagando intereses, sino que su deuda externa ha aumentado en un 500% ¿Quién se beneficia de esta deuda? ¿Quién controla las políticas del FMI? Cada país tiene más o menos votos dependiendo del volumen de su economía y del dinero que aporta a la organización. ¿En beneficio de quién? Pues de los más ricos del mundo, del G7 y los que se le acercan en riqueza e ideología.

El Tercer Mundo está condenado al analfabetismo, las enfermedades curables de las que ellos morirán o no superar la esperanza de vida a los 40 años. Imaginemos que ahora mismo uno se encuentra en la mitad de la vida porque la esperanza de vida del país donde ha nacido (cualquiera del África Subsahariana) ha sido minada y destruida por las políticas de estas organizaciones internacionales en beneficio de las personas de los países ricos. ¿No querríamos salir del país? ¿No querríamos ir a cualquier sitio en el que al menos existiera una oportunidad? ¿Somos responsables de saber lo que ocurre? ¿Somos responsables de acoger la huida del horror en el que hemos convertido la vida en sus países de origen?

Primero fue la política de puertas abiertas, luego la de puertas cerradas y ahora la de muros de contención. Vale la pena recordar el poema de Martín Niemöller pero atribuido a Bertolt Brech que dice así:

“Cuando los nazis vinieron por los comunistas, no dije nada; yo no era comunista.

Cuando encerraron a los socialdemócratas, no dije nada; yo no era socialdemócrata.

Cuando vinieron por los sindicalistas, no dije nada; yo no era sindicalista.

Cuando vinieron por mi, ya no quedaba nadie que dijera nada.”

 Si alguien  no es igual, todos somos esclavos; si alguien es explotado, todos somos explotados, si alguien es pobre, y tiene hambre y frío, todos somos responsables y cuanto más tenemos, educación, bienestar económico, más responsables somos de actuar contra estas injusticias. Si cerramos los ojos para no ver y hacemos oídos sordos para no escuchar el sufrimiento humano, estamos negando nuestra propia humanidad, nos estamos degradando y tarde o temprano individual o colectivamente pagaremos las consecuencias. Si alguien no es libre de actuar, decir y organizar. ¿Somos libres los otros?.

Belén Rico García

Socióloga. Directora del Área de Sociología de AEP.

Belén Rico