La explicación más común que aparece en los mayores medios de información en España del estancamiento en las negociaciones entre el Eurogrupo, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea, por un lado, y el gobierno Syriza por el otro, es que este se debe a la incompetencia de este gobierno, escenificado por el comportamiento definido como teatral de su Ministro de Finanzas, el Sr. Yanis Varoufakis, que ha mostrado una gran inmadurez e “impertinencia”, expresión esta última utilizada por el Ministro de Finanzas alemán, el Sr. Wolfgang Schäuble. Se presenta así al nuevo gobierno griego como rígido, incapaz de negociar con buena fe, introduciendo demandas (como el pago de compensaciones del gobierno alemán al Estado griego por los daños causados por la ocupación nazi a la sociedad griega) que no vienen al caso, o insistiendo en la reestructuración de la deuda pública griega, un tema que el gobierno griego debiera ser consciente que se considera innegociable.
La culpa, pues, es del gobierno Syriza. Lo que este debería hacer, según la sabiduría convencional del momento, es respetar los acuerdos firmados por el anterior gobierno, implementando las medidas de austeridad autorizadas con anterioridad, y eliminando las medidas que aparecían en su oferta electoral y que incluían, entre otras propuestas, eliminar el descenso de las pensiones, revertir las reformas laborales que faciliten el despido, y parar los desahucios (una paralización que afectaría negativamente los intereses de la banca). A la respuesta negativa a parar tales medidas que ha dado el gobierno Syriza, indicando que el electorado griego les había pedido que realizaran tales medidas, el establishment político europeo (instrumentalizado por el establishment financiero) le responde que ellos, los gobiernos presentes en el Eurogrupo, también han sido elegidos democráticamente, y que la aplicación de sus propuestas a Grecia son también resultado de mandatos populares (lo cual, por cierto, no se corresponde a la realidad, puesto que la gran mayoría de partidos gobernantes de los países europeos representados por los Ministros de Finanzas del Eurogrupo no tenían incluidas en sus programas las medidas de austeridad que han estado imponiendo a sus ciudadanos, siendo el gobierno Rajoy un ejemplo de ello. Ninguna de las políticas de austeridad estaba en la oferta electoral del PP. Y como él, la gran mayoría de partidos gobernantes en la Eurozona.
La imposición de tales políticas de austeridad a Grecia se presenta por los Ministros de Finanzas del Eurogrupo como necesaria para conseguir la recuperación de la economía griega, ignorando que han causado un enorme desastre y tragedia humana en Grecia, con la pérdida de un 25% de su PIB. Es interesante y significativo que la misma reunión del Eurogrupo en Riga que acusaba al gobierno Syriza de irresponsable por oponerse a sus propuestas, presentaba al gobierno Rajoy y sus medidas de austeridad como ejemplares (“El Eurogrupo loa las reformas de España”, La Vanguardia, 25.04.15, p.70).
La agresividad de economistas liberales y socioliberales hacia Syriza
Esta explicación del supuesto estancamiento de las negociaciones ha sido promovida en los mayores medios de información en España. Y dos economistas mediáticos que gozan de gran acceso a tales medios han sido especialmente agresivos en su crítica al gobierno Syriza. Uno es JC Díez, próximo al dirigente del PSOE, el Sr. Pedro Sánchez (y que se ha transformado casi en el corresponsal económico de El País) y otro es el Sr. Josep Oliver, en su día también en la órbita socialista (en Catalunya), que es un gran defensor de la necesidad de tales políticas de austeridad (a las que atribuyó en su último artículo en El País, “La larga marcha del empleo”, 24.04.15, lo que él definió como recuperación económica de España). Estos economistas han sido los máximos reproductores de los argumentos utilizados por el Ministro de Finanzas alemán, responsabilizando al gobierno Syriza de la paralización de las negociaciones, y culpando además a este gobierno por el considerable deterioro de la situación económica griega desde la victoria de Syriza (como también ha hecho el ministro alemán).
Tanto Díez como Oliver parecen desconocer la acumulada evidencia científica que muestran cómo tales políticas de austeridad han deteriorado enormemente el estado de la economía no sólo griega, sino de la mayoría de países de la Eurozona al reducir la demanda doméstica en estos países, siendo una de las mayores causas de la Gran Recesión. Muchos expertos como Krugman, Stiglitz, Weisbrot, Baker, Galbraith, Jeff Faux y una larga lista de economistas bien conocidos, también han atribuido las crisis a esta limitada demanda doméstica causada por los recortes y bajadas salariales, añadiendo su voz a una explicación que, siendo minoritaria al principio, está convirtiéndose en mayoritaria en amplios círculos académicos europeos (aunque no en España) debido a la robustez de la evidencia acumulada durante estos años de Recesión. En cuanto a la supuesta recuperación de la economía española, esta no se debe a estas medidas de austeridad. Todo lo contrario, ha sido el descenso de las políticas de austeridad (debido a consideraciones electoralistas) y sobre todo al descenso del precio del petróleo, a la devaluación del euro y a las medidas de expansión monetaria del BCE las que han sido responsables de tal crecimiento económico que se presenta como recuperación.
El objetivo del establishment financiero y político europeo no es expulsar a Grecia del euro, sino expulsar a Syriza del gobierno griego.
Una razón aducida frecuentemente por estos y otros autores defensores de las políticas de austeridad es que estas han sido necesarias para “salvar el euro”. Este “salvar el euro” ha sido una constante entre ellos. El euro, sin embargo, nunca ha estado en peligro ni de desaparecer ni de colapsar, tal como algunos hemos estado señalado desde su principio. Y la causa de que nunca haya estado en peligro es que sistemáticamente ha beneficiado a los que mandan en la Eurozona (el establishment financiero) a costa de la mayoría.
Tal argumento –de salvar el euro- se está utilizando ahora de nuevo cuando se indica que hay una posibilidad de que la rigidez e incompetencia de Syriza fuerce la expulsión de Grecia del euro, pues sus políticas hacen imposible su permanencia en esta unión monetaria. En contra de lo que dicen estos autores, lo último que desea el establishment político de la Eurozona (instrumentalizado por el establishment financiero) es que Grecia salga del euro. Lo que desean (y hay que ponerlo en cursiva) es expulsar a Syriza del gobierno griego, es decir, que colapse su apoyo electoral y que sea sustituido por el partido anterior, servil a sus intereses. Este ha sido y continúa siendo el objetivo de la agresividad mostrada por los establishments financieros, políticos y mediáticos europeos. Se mostró claramente este objetivo incluso antes de que ganaran las elecciones. Las intervenciones del BCE, de la Comisión Europea y del Consejo Europeo, por no decir del gobierno alemán y de sus aliados (como el gobierno Rajoy) en las elecciones griegas fueron notorias, participando activamente en la campaña en contra de Syriza. Y nueve días (sí, solo 9 días) después de que saliera elegido Syriza, el BCE cortó la línea de crédito al gobierno griego en una medida de una enorme hostilidad (equivalente a un acto bélico), sin tan siquiera esperar a tomar esta decisión cuando hubiera correspondido según el calendario marcado, en fechas posteriores. Este acto de hostilidad, fue seguido por una redefinición muy marcada de los términos en los cuales la banca privada griega podía prestar dinero al Estado, comprando deuda pública, una medida que el BCE nunca había aplicado a los gobiernos anteriores, responsables de los enormes déficit y deuda públicos que el gobierno Syriza había heredado.
Estas medidas fueron aplicadas con pleno conocimiento de que crearían una gran fuga de capitales. 24.000 millones de euros han abandonado Grecia desde diciembre. Esta situación, resultado de una enorme agresividad hacia el gobierno Syriza, está dificultando enormemente que el Estado pueda conseguir prestado dinero de los mercados financieros (es decir, de la banca), situación que es resultado de las acciones tomadas por el BCE. Ninguno de estos hechos aparece en los artículos del Sr. J.C. Díez o del Sr. Josep Oliver (“¿Corralito griego ya?”, La Vanguardia, 24.04.15). Según ellos, Syriza y su comportamiento, su supuesta rigidez e inflexibilidad, son los responsables de la situación en la que se encuentra el gobierno Syriza.
Las políticas de austeridad impuestas a Grecia han reducido su PIB un 25%, porcentaje nunca alcanzado en ningún país en tiempo de paz. Y ello ha beneficiado al capital financiero, tanto griego como alemán, francés y español, entre otros, con un enorme daño a la mayoría de la población griega. La evidencia de que ello ha sido así es abrumadora. Pero ello no es obstáculo para que el BCE, la Comisión Europea, el Eurogrupo, el Consejo Europeo, el FMI y el gobierno alemán continúen insistiendo en las mismas políticas que han conducido a la enorme crisis humanitaria. Nada menos que el que fue director de la oficina europea del FMI, el Sr. Reza Moghadam, escribió un artículo en el Financial Times (“Stalemate can be replaced with sanity in eurozone dealings with Greece”, 08.04.15) en el que concluía que lo que está ocurriendo en las negociaciones era profundamente injusto, pues “Europa está exigiendo al gobierno griego actual la implementación en cuestión de semanas de toda una serie de medias que los gobiernos anteriores no realizaron en varios años”.
En realidad, las demandas del gobierno griego son más que razonables. Son las mismas que se aplicaron al gobierno alemán en los años cincuenta. Y entre ellas, pide que no se le exija el pago de la deuda a no ser que la economía griega comience a crecer de nuevo. La rigidez en las negociaciones es la que presenta el Ministro de Finanzas alemán, y sus aliados (el gobierno portugués y el español, junto con los gobiernos del Este de Europa), la mayoría de clara orientación neoliberal es la causa de la situación actual. Su objetivo es destruir a Syriza, no sacar a Grecia del euro. Véase la alegría mostrada en el reportaje de El País (conocido por su animosidad a Syriza y Podemos) subrayando el supuesto declive del apoyo popular a Syriza (de una manera característica y previsible, El País manipula el título, indicando que “el calvario de la negociación reduce el apoyo popular al gobierno de Syriza” –El País, 24.04.15-, título que contrasta con los datos proveídos en el mismo artículo, donde se ve que el apoyo a Syriza ha aumentado de un 36% en enero a un 38% ahora). Esto es lo que están intentando en su estrategia, cuya última noticia es el intento de neutralizar, e incluso expulsar, al Ministro de Finanzas griego, deseando que vuelvan sus aliados, las derechas griegas, que llevaron al país al desastre, para poder así controlar Grecia a su antojo, como hicieron en los años que precedieron a la victoria de Syriza.
Una última observación. Ruego que el lector distribuya extensamente este artículo. Yo no tengo las cajas de resonancia que tienen los antes citados economistas. Todo lo contrario, los medios de información y persuasión de este país, conocidos internacionalmente por su escasa diversidad, no publican voces críticas como la mía. De ahí que tengo que pedirle al lector que, como ocurría durante la dictadura, los artículos se conozcan pasándolos mano a mano. Gracias.
Pensamiento crítico
Vicenç Navarro
Público