Hasta hoy a las 08: 00 de la maña un vendaval de lecturas, en dependencia de ideologías, partidos y medios de prensa, al aparecer casi todas permeadas por las emociones y en algún caso por la ausencia total de sentido autocritico, han caracterizado el enfoque de los resultados de las Elecciones Autonómicas y Municipales celebradas ayer. No podía ser de otra manera ateniéndonos a lo que en los últimos meses venía sucediendo y de los que algunos se jugaban.
Es cierto, en buena medida, que hay cosas que cambian. A pesar de estar por debajo de sus auto perspectivas, dos formaciones nuevas – CIUDADANOS Y PODEMOS – a nivel nacional acaparan el desencanto y ajuste de cuentas de derecha y de izquierda compulsando los prolegómenos de un posible futuro cambio de más calado. Una, a nivel autonómico, COMPROMÍS en Valencia, es la protagonista de ese cambio en su autonomía. Lo demás requiere de muchos matices centrífugos y centrípetos, así como menos cantos de sirena electoralistas.
Ateniéndonos a las macro estadísticas del nivel estatal, también se puede concluir:
- El bipartidismo histórico – PP y PSOE – se mantiene; pero ambas formaciones pierden una no despreciable cantidad de votos en relación al 2011: PP, 2 441 535; POSOE, 689 003. Otra cosas es, en el caso específico de estas elecciones, cómo los populares digieren el batacazo y cómo el PSOE asimila tal merma no obstante al aumento de espacios de poder para cuya concreción en la mayoría de los casos depende de otros partidos.
Al PP, como a UPyD, puede que se le haya ido por el centro liberal-democrático hacia CIUDADANOS una buena parte del voto perdido; mientras, otra parte podría estar en la abstención y la nulidad de boletas. Al PSOE, como a Izquierda Unida, se les va por el centro izquierda y por la izquierda, respectivamente, hacia PODEMOS. En Valencia es COMPROMÍS quien acapara el voto útil para el cambio.
Finalmente, en Euskadi el gran vencedor es el Partido Nacionalista Vasco, lo cual de cara a las ya cercanas elecciones generales vuelve a la mente aquellos pactos de legislatura y gobernabilidad PSOE-PNV o PP-PNV.
- No obstante a lo anterior, y a que es complejo comparar entre elecciones distintas, resalta lo siguiente: Según el INE, 016.031 ciudadanos podían ejercer el voto en estas elecciones. Si nos atenemos al computo general escrutado el 98 % del boto emitido este 24 de mayo, sólo 22 669 649 lo hicieron: ¿Qué sucede con los 13 346 282 que no participaron? Cierto es que desde 2007 hasta hoy la cifra de participación ha rondado entre el 63 % y el 66 % sin llegar siquiera a los 23 millones. En ese período la abstención ha oscilado entre el 11, 7 % y el 12, 9 %, y cuando más alta fue la participación con 66. 2 % y más baja la abstención con el 11. 7 %, en 2011, el PP obtuvo mayoría absoluta.
Al margen de la crisis económica y de la aplicación de programas conservadores – cuasi propios del neoliberalismo – presentados como única solución para palearla, lo cual ha hecho aumentar el desempleo y la pobreza, agudizar la franja de desigualdad en la distribución de la riqueza con sus consiguientes consecuencias, a lo que se ha sumado la corrupción, se ha visto una fuerte carga social tirando hacia la diversificación del panorama político. Los discursos de homogeneización y del miedo han comenzado a naufragar.
Ello quedó patente, en grado relativo aunque muy notable, en las características del voto emitido, para el que han sido igualmente de esenciales las crisis endógenas anteriores y recientes de los partidos políticos, especialmente del PP, PSOE, IU y UPyD. Hasta el momento la única que ha asumido su responsabilidad es Rosa Díez.
Aún cuando algunos puedan tener ciertos motivos para las vanaglorias, el rasgo común es la falta de autocritica de las cúpulas de los partidos concernidos. Por ello, y a tenor de los resultados de ayer, muy difícil se presenta hablar en España de regeneración política, así como resulta un tanto utópico decir que ha llegado el fin del bipartidismo.
Habrá que esperar para ver cómo es que se implementará un cambio, allí donde la correlación de fuerzas ha variado, en bien de los ciudadanos que ha querido marcar el inicio, tal vez, de un nuevo tiempo político; pero, también, habrá qué ver cómo el poder económico reacciona a esos posibles cambios.
Algo está claro: los ciudadanos han castigado fuertemente al Partido Popular y lo han hecho hasta el nivel que permitían estos comicios. El PP a nivel central y de gobierno del Reino no ha podido ser tocado directamente, por lo que las tendencias parecieran indicar que hay un aviso claro para navegantes con vistas a las elecciones generales de dentro de seis meses. Quién no lo quiera ver, y lo que es peor, rectificar, es su problema. Los ciudadanos, sobre todo los de más bajos o ningún ingreso y una franja considerable de la clase media, están agotados. Lo que salga de estos resultados les animará más para la cita de noviembre.
Julio Antonio Alfonso Fonseca
Madrid, 25 de mayo de 2015