INVESTIDURA Y NORMALIDAD DEMOCRÁTICA

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Debido a la fragmentación del actual Congreso de los Diputados tras las elecciones generales del 20 D, hemos conocido antes que el sistema solar tiene un noveno planeta del tamaño de Neptuno, que quien será el próximo Presidente del Gobierno de España.

Hoy el Jefe del Estado termina sus consultas con los representantes de los diversos Partidos del Congreso y tendrá que proponer a Mariano Rajoy o a Pedro Sánchez, según el criterio que haga prevalecer a la hora de elegir, esto es, el de más diputados o el de más probables apoyos.

En cualquier caso, debe afrontarse con normalidad la investidura del próximo Presidente del Gobierno pues forma parte del juego de cualquier sociedad democrática avanzada, es decir,  debe aceptarse la plena legalidad y legitimidad de quien sea elegido por las Cortes, con independencia del origen de los apoyos que consiga en la investidura.

Aunque también existe la posibilidad de que haya que convocar nuevas elecciones en mayo, esta opción, además de los gastos que comporta, tiene el inconveniente de que probablemente daría unos resultados muy parecidos; la única diferencia, según las últimas encuestas, sería que PP y PSOE ganarían unos pocos diputados más pero insuficientes para dejar de depender de los apoyos de las otras fuerzas políticas.

Por todo ello, consideramos que sería una buena noticia para España que pronto haya un nuevo Presidente del Gobierno.

ARCO HAGION

Una propuesta coyuntural y transitoria, Ciudadanos con el apoyo del PSOE

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La situación de posible formación de gobierno en España parece trabada, sin posibilidades de alcanzar un acuerdo entre los principales partidos políticos. Propuesta del PP de volver a ser gobierno con el gracioso apoyo del PSOE y Ciudadanos o un gobierno de izquierda con la cuestión del referéndum catalán como punto de no acuerdo. Dada la situación de decepción de los ciudadanos con el sistema político, una repetición de las elecciones sería un elemento más para seguir incrementando la distancia entre la opinión de los electores y sus representantes.

España tiene un sistema parlamentario de gobierno, es un sistema no presidencialista. En un sistema parlamentario pocas veces se constata una mayoría absoluta, el sistema parlamentario busca un acuerdo entre distintos partidos que lleguen a tener el número suficiente de diputados para ser gobierno, habiendo alcanzado o no la mayoría absoluta de diputados. Es claro que si un gobierno no tiene la mayoría absoluta, es un gobierno un tanto más frágil, pero todo dependerá de su habilidad para hacer aprobar el presupuesto cada año y además, no verse en la situación de encontrarse con una moción de censura que por mayoría aboque al país a unas elecciones anticipadas.

Antes de continuar no estaría demás indicar a título de ejemplo que en un país con tradición democrática y parlamentaria como Dinamarca, la diferencia de partidos de derecha e izquierda se decantó por un parlamentario más para la derecha (elecciones junio 2015). Y el gobierno resultante se formó de una coalición de derecha de la cual el  Primer Ministro (PM) pertenece al tercer partido en cuanto número de escaños (partido liberal de Lars Rasmussen). Paradójicamente el PM se ha hecho responsable del grave descenso en el número de votos de su partido y el partido desalojado del gobierno (el socialdemócrata de Helle Thorning-Schmidt) es el primero en votos-escaños y fue beneficiado con un ascenso en votos, pero no ha podido contrarrestar el descenso de  sus aliados tradicionales.  Hoy día, con los votos que han dado los ciudadanos el 20D, España se ha europeizado en cuanto a las normales dificultades y ventajas que supone un régimen parlamentario.

¿Por qué el Partido Popular (PP) insiste tanto en que el partido con más escaños debe gobernar?¿Por qué confunde reiteradamente un régimen parlamentario con un régimen presidencialista? Una primera respuesta, fácil, sería decir que es la tradición franquista, de caudillo, es la que los lleva a tener la necesidad de tener un ganador solitario y autoritario. El que gana hace lo que quiere. Aunque en este caso, a pesar que el que ha ganado no llegue al 30% de los votos. En este sentido, el Partido Popular, más que un partido de derechas, es un partido populista de derechas. Bajo un mismo partido intenta tener todo un arco político,la derecha y machacar con su mayoría al resto de partidos (lo que ha ocurrido estos últimos 4 años). Una segunda respuesta, que intenta atravesar cierto velo o amenaza sutil, es percatarse que los regímenes presidencialistas corresponden a estados que tienen la forma de república. ¿Insiste tanto el PP en este tema para presionar indirectamente a la Corona?¿Por qué Rajoy comenzó por su cuenta conversaciones con los otros partidos antes que el Rey se lo haya encargado de acuerdo como el procedimiento parlamentario?

Las elecciones del pasado 20 D han sido un paso adelante para permitir que las preferencias de voto de los electores puedan encontrar más alternativas en las cuales ser canalizadas. Ahora viene el trabajo, obligado, de los políticos de encontrar la fórmula o fórmulas de acuerdo que den con la conformación de un gobierno, que no tiene porque ser de mayoría absoluta parlamentaria. Con que se pueda formar un gobierno con mayoría simple es suficiente para constituir gobierno (es la hipótesis con la cual se esta moviendo el PP ahora, pero pensando que el PP será el gobierno en minoría).

La mayoría de la Cámara de Diputados es de izquierda. Con lo cual a la larga debería haber un gobierno de izquierda, tipo a la portuguesa. Pero ahora esto no es posible, tanto por las divisiones del PSOE como cierta premura por parte del partido Podemos para llegar a ser primer partido de la izquierda (considera que será más votado en el caso de una nueva elección anticipada).

Tal vez convendría hacernos una pregunta, ¿los resultados de estas elecciones son coyunturales o son un cambio en la forma de voto de los ciudadanos? Si se considera que los españoles van a seguir buscando mayoría absolutas, entonces las hipótesis del Partido Popular y Podemos tienen cierta lógica, cada uno buscará en la próxima elección tener mayoría suficiente para gobernar solo. Si se considera que en esta última elección se cerró el ciclo de mayorías absolutas o de fáciles acuerdos entre un partido estatal y uno de una comunidad autónoma para gobernar sin necesidad de acuerdos a lo largo de los 4 años de legislatura, pues entonces hay que dudar que unas nuevas elecciones puedan llevar a un resultado diferente.

En mi opinión estamos frente a un cambio estructural, que nos acerca a un comportamiento más parlamentario. Pasamos de un modelo más Alemán o del Reino Unido (pocos partidos) a un modelo con más interlocutores (desde una Holanda con 17 partidos en la cámara de diputados o una Italia de 6 coaliciones con unos 15 partidos en total).

Pero los “viejos” partidos han sabido demostrar un nivel elevado de voto fiel. Por un lado el PP, con un primer puesto y un 27% de votos y un PSOE con un 21% de votos. No ha habido un hundimiento. Y esto debería poner un cierto límite al pensamiento de que con un una nueva elección todo se va a solucionar.

Veamos un posible escenario, supongamos que en una nueva elección Podemos obtiene más votos a costa del voto del PSOE, supongamos una cifra exagerada: un tercio, reduce en 30 diputados que engrosan el número de diputados de esta nueva formación. ¿Ha cambiado algo respecto a la situación actual? Si la derecha, tanto PP como Ciudadanos, presentan conjuntamente resultados similares ¿se podría formar gobierno. En este escenario Podemos, junto a sus coaliciones, estaría en los 90 diputados, el PSOE en 60 y se volvería a repetir la actual situación (¿o los dirigentes de Podemos piensan que los dirigentes del  PSOE frente a ese descalabro le prestaría sus diputados para ser Gobierno, cuando meses antes no se quiso llegar a ningún acuerdo?).

En este panorama es que hay que explorar otra posibilidad. Otras posibilidades. En este caso la propuesta es que el PSOE apoye en la votación de investidura a Ciudadanos.

Antes de seguir, corresponde indicar que no se está proponiendo un pacto de gobierno o coalición PSOE-Ciudadanos. Sino un apoyo puntual para que se pueda constituir gobierno. El PSOE de ninguna manera sería parte de este gobierno de Ciudadanos dada la gran diferencia en los objetivos que existen entre estos dos partidos. Probablemente Ciudadanos sea tan o más de derechas que el propio PP (especialmente en el tema de Cataluña).

¿Cuáles podrían ser la ventajas de este escenario, Ciudadanos gobierno en minoría?

  1. Se cambia al Gobierno. Nuevos Ministros y Secretarios. Se controla que la posible corrupción no siga afectando al Estado Español. Hay un fuerte rechazo al gobierno del PP.
  2. Se puede pasar a conocer la situación de la Administración española. El país bajo el gobierno del PP se ha venido endeudando más de 100.000 millones de euros por año. Por otra parte se han seguido haciendo gastos y obras en la propia administración, lo cual parece un tanto contradictorio si lo que se quiere es reducir el déficit. Se podrá saber lo que hay dentro de los cajones, que no es dinero lamentablemente.
  3. Los partidos tendrán tiempo para abocarse a hacer leyes que tanto deroguen lo actuado por el PP como también nuevas leyes. El tejido legal que tiene España ahora es el resultado de 4 años de constantes revisiones de lo que era el tejido del estado del bienestar (se ha hundido el Estado del Bienestar, hoy España es un país de bajos salarios). Reparar esto será un ingente trabajo. Solo este trabajo de derogación y adecuación llevará meses y un gran esfuerzo por parte de los Diputados.
  4. Nuestros socios europeos sabrán que la posición del gobierno no es sólo de un partido. Sobre cuestiones comunitarias se habrá de trabajar en bloque.
  5. Hay que poner en la nevera la idea de la reforma de la Constitución. El PP tiene minoría de bloqueo tanto en la Cámara del Senado como en Diputados. No hay posibilidad de hacer reformas del texto constitucional ni por el procedimiento ordinario ni agravado sin el acuerdo con el PP. ¿Es razonable que una vez que no estén en Gobierno, tendrán ánimos de llegar a cambios en la carta magna?
  6. Este año 2016 es muy complicado para la economía española. Por un lado en febrero se revisará el grado de cumplimiento con la reducción del déficit público, objetivo que se ha incumplido. Por otra parte, ha comenzado una tenue subida del tipo de interés por parte de Estados Unidos, suba que a la larga llegará también al mercado de deuda europeo. Y tercero, la economía mundial está presentando problemas graves. Si George Soros ha dicho ayer 7 de enero que la situación actual le recuerda la crisis de 2008, no voy a ser yo quien lo discuta. A veces es mejor esperar.
  7. El partido Ciudadanos va a tener una oportunidad de hacer la experiencia de conocer la Administración, de ver lo difícil que es llegar a resultados en el corto plazo. Cuantos más políticos tengan experiencias reales de gobierno, más sabrán medir sus propuestas y entender la complejidad de la cosa pública. Lo mismo vale para Podemos. Es claro que si el PP quiere entrar en el gobierno, entonces el PSOE quita su apoyo.
  8. Los partidos políticos tendrán tiempo de hacer sus Congresos con tranquilidad. Tanto el PSOE y el PP al perder el ejercicio del gobierno, se verán abocados a profundos y positivos procesos de reflexión y cambio interno. Cambios que en caso del PSOE no necesariamente suponen que donde se es fuerte electoralmente, Andalucía, se debe desarmar un gobierno exitoso en el nivel Autonómico.
  9. En el momento que este armado institucional no sea viable o se halla alcanzado cierta falta de funcionamiento, se podrá pasar a unas elecciones anticipadas.

De la política, en una frase manida y reiterada, se ha dicho que es el arte de lo posible. Lo cual supone que si es un arte, no hay soluciones “científicas o exactas”, sino una cierta estética antes que cualquier otra cosa. Y en relación con lo posible, en general, no gusta. Hasta ahora lo que hemos visto es la discusión de lo imposible, tal vez sea hora de pensar otras alternativas.

Alejandro Brocato

Economista