La ética política a través del ejemplo de William Jowitt

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William Jowitt (1885-1957) fue un destacado político británico que comenzó su andadura en el Partido Liberal para pasar luego al Laborista, llegando a ser Gran Canciller de Gran Bretaña en el Gobierno de Clement Attlee después de la Segunda Guerra Mundial.

El objetivo de este artículo no se centra en la intensa y dilatada trayectoria de este abogado y político sino en un hecho capital de su vida política, que constituye un ejemplo de ética a destacar.

Jowitt militaba en el sector del Partido Liberal que encabezaba Asquith. Desde el comienzo de su andadura política se caracterizó por su defensa de posturas radicales en el seno de la familia liberal. Fue elegido diputado en 1922, aunque siguió siendo abogado. Fue reelegido en 1923, pero perdió el escaño en las elecciones de 1924. Regresó a los Comunes en 1929 por la circunscripión de Preston. En ese momento, el laborista Ramsay MacDonald formó un gobierno minoritario, y ofreció a nuestro protagonista el cargo de Fiscal General. Jowitt aceptó el encargo.

Jowitt decidió ingresar en el Partido Laborista, pero, además, renunció a su escaño por el Partido Liberal porque consideraba que era deshonesto conservarlo, a pesar de que legalmente podía hacerlo. Al quedar vacante el escaño, volvió a presentarse ya como laborista. En las posteriores elecciones parciales de ese mismo año volvió a ser elegido por Preston.

Los socialistas españoles se hicieron eco de este caso para ponerlo como ejemplo de ética política frente al transfuguismo que ellos consideraban había sido muy habitual en la política española, seguramente refiriéndose a la época parlamentaria previa a la Dictadura de Primo de Rivera. Consideraban que hubiera sido deshonesto que Jowitt hubiera conservado su acta, conseguida dentro de las filas de un partido que ya no era el suyo. Sería un ejemplo, de lo que se consideraba el “fair play” de la política británica.

Eduardo Montagut

Hemos consultado el número 6361 de El Socialista.

 

Identidad de género en la literatura

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¿Hay libros escritos por hombres y libros escritos por mujeres?, es decir,  ¿literatura propia de varones? ¿De hembras? ¿Público femenino? ¿Masculino?

Todo un galimatías: ¿los hombres escriben mejor de temas femíneos? ¿Las féminas destacan en esos contenidos? Tanta distinción y tanto distingo, conducen a poco y menos al lector.

Hace tiempo alguna mente “avispada”, más o menos conectada con la investigación de género y filológica “descubrió” que Fernando de Rojas, el ínclito autor de La Celestina era una mujer por el trato a Melibea. Le doy vueltas y no encuentro argumentación razonable y mucho menos razonada para tal afirmación.

A José Luis Sampedro, en un debate literario que compartimos, el público alabó su sensibilidad en el tratamiento que dispensaba a  La vieja sirena, un título exitoso.

Recuerdo su cara de pasmo, dirigiéndose a mí: sonreímos ambos. Difícil que el profesor de economía enmudeciera, pero en aquella ocasión trastabilló y salió como pudo del supuesto elogio. Contestó algo así: “bueno, es que para escribir hay que fijarse mucho, estar atento, escuchar y observar”.  Exacto: quitarse las orejeras de género (no hablo del gramatical) y mirar, mirar con los ojos de la inteligencia, del sentimiento y la emoción, al margen de hombres y mujeres y viceversa.

Otro tanto ocurrió la semana pasada en la presentación del último libro de las autoras Rosa Amor y Pilar Úcar: Sé por lo que estás pasando de ediciones Isidora.

Desde el público se oyó: “¿es un libro de mujeres para mujeres?” De nuevo, cara de sorpresa. Nuestra respuesta conjunta: “es un libro desde la ficción, la fantasía, el deseo y la imaginación personales en dos géneros: la narración y la poesía”.

No hay  mucho más que añadir…claro, que de ahí a identificar autoría con protagonistas, un paso. Para otro día…

Observatorio de Filología y Lengua española de Arco Europeo

Directora: Pilar Úcar Ventura

Pilar Úcar y Rosa Amor: Sé por lo que estás pasando

PORTADA Sé por lo que etás pasando

La editorial Isidora acaba de publicar Sé por lo que estás pasando. Relatos y Poesía de las escritoras Pilar Úcar y Rosa Amor.

 Como dicen en la contraportada, hace tiempo que empezaron a escuchar. A prestar atención para que las palabras escritas permitan la huella del recuerdo.

El libro se compone de relatos tejidos entre Emma y Ramón dos personajes ficticios que tienen mucho de real, de fantasía y de imaginación. Piensan, sienten, inventan, sufren y viven experiencias comunes que a veces comparten a lo largo de los años y de poesía: El abrazo del tiempo y El cordero.

Configuran el hilo conductor de Sé por lo que estás pasando, unas historias entretejidas de seres que aparecen y que no existen; personas soñadas, encuentros desesperados y memorias imborrables. Afecto y placer; anhelo y nostalgia. Diversión y tiempo. Mística y sentimientos: lírica y prosa.

El lector va a encontrar retazos de vida, piezas de un mosaico que puede ir componiendo a su gusto.  Quizá, sintamos deseos de acompañar a esos personajes que pululan por páginas y en líneas enrevesadas, vivir emociones.

Se puede acercar al libro desde la esquina de la curiosidad anímica, observar a las figuras desde un rincón personal, disfrutar con sus peripecias y pensar. La poesía siempre anima a ello. Seguro que el lector va a encontrar un gusto por el lenguaje, el placer estético de las palabras, el concepto abstracto desde lo concreto, el término concreto desde la abstracción: juegos de palabras, piruetas lingüísticas que dominan a unos caracteres sufrientes y placenteros, reales y fantasiosos.

Asistimos a una sucesión de fotogramas que van desfilando en cualquier orden, o desorden, el que cada uno elija, como la vida misma en una mezcla natural.

Las voces corales se mezclan con las de otros seres que transitan por la vida, por las venas de cada uno para dar coherencia al lamento comprensivo del título.

Narración, poesía, diálogo y monólogo; cartas inacabadas, conversaciones entrecortadas y abruptas en las que pretendemos sumergir al lector sin previo aviso, de repente y sin distracción.

Podemos sentir un fogonazo al mover las hojas de Sé por lo que estás pasando, a leer y releer de delante hacia atrás, tanto como se quiera…al final, ocurre que no sabe si es poesía o prosa, narración poética o versos contados.

Se trata de escribir mucho con pocas descripciones, sin detalles: la decoración al gusto de la imaginación de cada uno.

Al aire libre, el desorden de pensamientos y reflexiones, vivencias y sueños para que se permita a todos un espacio de evasión y así confeccionar un traje a la medida personal.

Con cada lectura, existe un nuevo libro único y diferente.

Esa es la grandeza de escribir y leer. El deseo común: plasmar instantes y sensaciones para aprender, entretener y siempre vivir.

En este poliedro que es la propia vida ficticia, las autoras ofrecen un libro lleno de pálpito cordial.

Una gran lectura, sorprendente e ilusionadora.

 

 

EL REGLAMENTO DEL ATENEO EN ARCO EUROPEO

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El lunes 20 de diciembre Arco Europeo y las Agrupaciones Ateneísticas Argüelles y Garma, nos trajeron un debate muy interesante sobre el futuro del Ateneo y, especialmente, de su Reglamento.

Abrió el acto el psicoanalista, doctor en Medicina y Director del Observatorio de Medicina de Arco Europeo Alfonso Gómez Prieto, que realizó una  exposición muy detallada y esclarecedora sobre la psicología de los distintos sujetos y colectivos que podemos hoy distinguir en los debates ateneísticos, así como sobre sus posturas ante el Reglamento.

La conclusión fue a cargo del Presidente de Arco Europeo, que es Letrado del Tribunal de Cuentas y ex Letrado del Tribunal Constitucional,  José Antonio García Regueiro, que analizó desde un punto de vista jurídico al actual Reglamento y aportó posibles e interesantes soluciones para su mejora.

También se deben destacar las intervenciones que realizaron otros destacados miembros de Arco Europeo como la socióloga Belén Rico, el jurista Joaquín Fernández Balbín o la presentadora del acto Carmen Martínez.

Damos, por último, las gracias al público asistente pues intervino en el coloquio con discursos conciliadores e ideas constructivas.

Los debates sobre el futuro del Ateneo continuarán en próximos actos.

ARCO EUROPEO PROGRESISTA – ARCO ATENEO

ARCO ATENEO

IDEAS PARA EL ATENEO

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El Ateneo siempre ha sabido respetar sus tradiciones a la par que se adapta a los nuevos tiempos. Desde Arco Europeo y las Agrupaciones Ateneístas Agustín Argüelles y Ángel Garma, José Antonio García Regueiro y Alfonso Gómez Prieto, ambos ateneístas, nos intentaran dar nuevas ideas para el futuro del Ateneo este lunes a las 7 en la Docta Casa. No faltes.

Baudelaire y su perversión

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Baudelaire y su perversión: toda una filosofía de vida contraviniendo el “orden” social.

Sus “flores” sintetizan magia y divinidad, cielo e infierno, perfección artística y miserias humanas: una poesía balsámica y reveladora.

Es inevitable: a Baudelaire siempre se le asocia con el mal y las flores. Parece que solo haya escrito esa obra, capital, cierto, y todo lo demás queda empañado por tanto trajín versal. Unos y otros se apropian de su poemario que lo mismo vale para un roto que para un descosido. Las redes se llenan de frases lapidarias, expresiones suyas, personales e intransferibles.

En este 2021 se cumplen 200 años de su nacimiento un 9 de abril. Sin duda alguna, le caben casi todas las etiquetas, calificativos y clasificaciones. Escritor versátil, admirado y denostado: según el vaivén temporal. ¡Cuánta huella nos ha dejado la centuria decimonónica!… Algo tendrá que recurrimos incesantemente a ese siglo convulso y convulsionado para explicar mucho de nuestro presente, al margen de las latitudes en las que nos ubiquemos.

Charles Pierre Baudelaire no podía pasar desapercibido. Sus maestros Edgar Allan Poe y Théophile Gautier lo convirtieron en un pensador maldito y en un Dante moderno en una época de decadentismo. Bohemio y descomedido, amante de los excesos y obsesionado por el “mal” como eje diseccionador de sentimientos, palabras y vivencias. Indiscutible el impacto que ocasionó en el simbolismo, muy especialmente en la figura de Verlaine.

Algo que cumple a rajatabla es leer. Afición interiorizada desde temprana edad y que le acompañará a lo largo de sus años más extravagantes.

París era un foco de tentaciones muy atractivas de las que difícilmente se podía sustraer una personalidad tan inquieta. Estudiante universitario en la Facultad de Derecho, cambia las aulas por el Barrio Latino, mucho más sugerente que los compendios jurídicos. El callejeo y deambular por esa zona tan mítica le permitirán conocer a figuras de renombre que le animan a seguir una vida de dispendio, desahogada y completamente despreocupada.

Cuenta con afamados amigos de francachelas como Gérard de Nerval, Honoré de Balzac y Louis Ménard. Todos ellos comparten aires de libertad y libertinaje dirán algunos…sin querer, o queriendo conscientemente, acumula experiencias y practica hábitos de los que tomará materia para su producción posterior.

Adicto a las drogas, las discusiones y las peloteras con su madre, igual que se acordó en su obra cumbre de la sirvienta que lo educó, no olvidó tampoco a una prostituta muy peculiar con la que mantuvo una estrecha y afectuosa relación.

Prefería los círculos literarios llenos de imaginación, poesía y locura; le gustaba el compadreo, conversaciones alocadas e interminables con artistas de todo pelo y pelaje donde encajaban perfectamente los escándalos que protagonizaba con su amante Jeanne Duval, fuente de inspiración de nuevos versos.

Continúa escribiendo y su aguda sensibilidad por el arte le lleva a estrenarse como crítico en 1845 con El Salón que acaparó la atención de propios y extraños.

Tanteó el teatro y se quedó en ciernes, culminó una novela La Fanfarlo (1847). Provocador, polemista, indecoroso y amoral…todo eso y mucho más supuso la publicación de Las flores del mal en 1857. Poemas censurados y el autor, multado. Él, erre que erre, en 1861 nueva edición con añadidos además.

Los últimos años de su existencia los vivió enrabietado por la incomprensión que recibieron sus “flores”, nadando extremosamente entre la anarquía y el socialismo, apoyando periódicos vanguardistas y acudiendo a reuniones políticas, azuzado por soliviantos personales e instigando revoluciones políticas sin tapujos, atizando mandobles literarios al progreso y a la progresía burguesa falsa e ignorante; predicaba en “el desierto” su disgusto y su decepción, su cólera y su filosofía vitales.

Su título canónico preconizó el malditismo del poeta, entregado al vicio y a la molicie, solo queda el aburrimiento y la desgana a la vez que el anhelo por la perfección y la búsqueda de la belleza de nuevos espacios en una mezcla de ética y estética.

El mal anida en lo más profundo del ser humano y Baudelaire analiza con imágenes oníricas y símbolos reales su fuerza perversa y a la vez la dificultad injusta de erradicarlo de la naturaleza congénita; sospecha como un auténtico descreído de la bondad en el hombre que lejos del hedonismo pelea como un héroe para sobrevivir.

La vida consiste en vivir vitalmente, valga el pleonasmo: proyectamos acciones y actitudes en un mundo que absorbe la emoción y el sentimiento.

Y ya se sabe que después de muerto, comienzan los repudios o las loas, el rechazo más acérrimo o el reconocimiento más acendrado.

Considerado como epítome de la lírica moderna, recibe póstumamente elogios de Marcel Proust y T.S. Elliot reflejados en estudios y artículos donde encomian su genialidad y su técnica y destreza descriptivas. Vestigios de su producción se advierten en el surrealismo como manifiesta André Breton.

El legado de su persona hecho literatura marca una precisión trascendental que atraviesa siglos y llega hasta hoy, un tiempo recobrado lleno de libertad y poesía, intensidad y memoria, voluntad y “flores”…del mal.

(El artículo completo se ha publicado en la revista Literatura Abierta, número 6)

Pilar Úcar

Directora del Observatorio de Filología y Lengua española de Arco Europeo

Se presenta la Sección de Ciencias de la Salud del Ateneo de Madrid 2021/22

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El martes 13 de diciembre comenzó su andadura la Sección de Ciencias de la Salud cuyos nuevos miembros fueron elegidos en las elecciones de octubre a Secciones. La Conferencia inaugural de la sección fue impartida por el Dr. José Manuel Freire Campo con el título “Retos de la Sanidad Post-covid”.

En la mesa estuvieron acompañando al Dr. José Manuel Freire, Ana Maestro Muñoz, secretaria de la Sección, y el Dr. Alfonso Gómez Prieto; entre los asistentes el resto de miembros de la sección, como son el Dr. Antonio Sacristán Rodea, Belén Rico García y Juan Iglesias Roldán.

El interés de la Sección está en la contribución de la misma, desde el Ateneo, para que surja un debate, donde entre todos, miembros de la Sección de Ciencias de la Salud, socios del Ateneo y asistentes a nuestros eventos podamos aportar ideas sobre los grandes temas de la Sanidad y la Medicina en nuestra sociedad y a partir de ahí pueda salir reforzado nuestro Sistema Nacional de Salud.

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En este primer acto hubo una gran concurrencia en la Sala Ciudad de Ubeda y, como siempre en el Ateneo, el coloquio tuvo un lugar relevante con interesantes aportaciones de los asistentes.

Os invitamos desde Arco Europeo a enviarnos cualquier idea o tema que pueda ser de vuestro interés. Os esperamos en futuros eventos.

Un afectuoso saludo,

Dr. Alfonso Gómez Prieto, Director del Observatorio de Medicina de Arco Europeo

Palabras y palabros…

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Cuando camino por la calle o voy en el metro, o me traen y me llevan en cabify, acudo a una reunión o voy a una cita… me pregunto: el menda, será ‘spornosexual’ o le excitará más la ‘anortografofilia’?

En lenguaje cortazariano, la lengua, su estudio y su práctica constituyen un itinerario a veces franqueable y otras un muro contra el que nos estrellamos y nos damos de bruces. Si brujuleamos por las redes, encontramos “palabros” muy “excitantes”, llenos de sorpresas, emociones, chistes, disparates y parafilias.

La Academia poco o ningún caso hace a palabras como “heteroflexible”, “lumbersexual”, “arromántico”, “bicurioso”, “amomaxia”, “amiquesis”, “narratofilia” y “quinunolagnia”: suma y sigue. Y no se deja llevar por la riada tumultuosa de estas nuevas creaciones, llenas de prefijos, derivación y parasíntesis.

Hay que testar, comprobar y reposar, todo a su tiempo, o de lo contrario se corre el riesgo de la caducidad terminológica antes de que cuaje este fenómeno tan actual.

¡¡Qué gusto (me) da leer faltas de ortografía!!

Algunos artículos se dedican al análisis de la “anortografofilia”, por ejemplo, citada en el libro Perversiones y Pervertidos, algo así como la consecución de momentos esplendorosos personales, íntimos y únicos a fuerza de leer faltas de ortografías en los mensajes que uno recibe. Natural como la vida misma, en apariencia.

Esta parafilia entra dentro del grupo de “palabros” como “demisexual” –conexión emocional con la otra persona– o sapiosexual –quien se excita con las conversaciones inteligentes y huye del cortejo rutinario y se enciende con mentes audaces–. De ahí al “leñasexual”, un paso: la rudeza atractiva del aspecto leñador, barbudo y ataviado de cuadros en una granja más o menos urbanita pero sí algo bucólica.

El metrosexual está desfasado y ahora se lleva el “spornosexual” y las redes tienen mucho que decir y sobre todo mucho que exhibir: constituyen un espejo de músculos y tabletas sin derretir, fibra esculpida a golpe de crossfit y selfie que colgar de Instagram para escarnio y envidia de propios y extraños.

Yo, me, mí, conmigo. En soledad, de maravilla…

Algo que ver tiene todo este fenómeno terminológico con la realidad, con la propia sociedad a la que pertenecemos: el culto al yo, al ego, con una mirada puesta en el otro. El narcisismo y el yoísmo cotizan al alza dentro de un complejo entramado de relaciones sociales y humanas de las que el lenguaje no puede sustraerse.

Sabemos que aquello que no se nombra no existe. Necesitamos una etiqueta para identificar, clasificar y agrupar, y sobre todo para visibilizar. De ahí que toda la batería de sufijos resulten de vital importancia: “sanicentrismo”, por ejemplo, parece querer definir a aquella persona que nos da un toque y así nos centra sin irnos por las ramas y atinar con nuestros comportamientos y acciones, algo importante a la hora de la toma de decisiones tanto en lo personal como en lo profesional.

En alguna otra ocasión, he destacado que las palabras cuentan e importan; poseen poder y valor. Expresan sentimientos, plasman emociones, comunican, informan, son espejo de la realidad y siempre constituyen un vínculo social, porque en definitiva, estamos hablando de comunicación lingüística y humana a partir de palabras existentes o de nuevo cuño. El hecho de cometer faltas de ortografía supone una distorsión en el canal que se establece entre emisor y receptor.

En todo este batiburrillo terminológico, excitante o no, sea dislate o ingenioso, se esconden ciertos complejos y actitudes muy personales, y para su validez conviene la existencia de estudios científicos que avalen su autenticidad.

La lengua se mueve y nunca está quieta…

La lengua es un órgano vivo y en constante mutación; por supuesto que sus usuarios lo saben. Para la difícil y compleja imbricación entre significante y significado se necesita espacio, investigación, una buena dosis de experiencia y la salvaguarda del tesoro que supone el idioma, sin deformaciones que deriven y conduzcan a la incomunicación y al ruido. El idioma es seña de identidad, esencia y base de pertenencia a un grupo y una colectividad social y humana. Los “palabros” creados a partir de ciertas realidades, de algunas parafilias, quizá se queden en nuestra lengua o quizá la sobrevuelen: son huellas que configuran caminos idiomáticos, líneas de investigación para seguir avanzando y aprendiendo. Todo un itinerario.

Pilar Úcar

Directora del Observatorio de Filología y Lengua española de Arco Europeo

Populismo fin de siglo: el boulangismo francés

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La caída de Jules Ferry en el año 1885, precipitada por problemas coloniales derivados de la evacuación de Langson en Tonkín por la presión del ejército chino, marcó el inicio de una nueva época para la Tercera República Francesa, salpicada por los escándalos y por diversos problemas políticos. Pero, además, la economía francesa se encontraba en una profunda crisis desde 1882. La competencia de los productos agrícolas americanos y australianos estaba arruinando al campo. También el algodón estaba hundiendo a los sectores del lino y la seda, tan importantes tradicionalmente en la industria textil francés.

Dos años después de la caída de Ferry el presidente de la República Jules Grévy tuvo que dimitir por el primer gran escándalo de la época, el de las condecoraciones. Al parecer, el yerno del presidente había recibido dinero para promover estas recompensas tan codiciadas por determinados personajes. Fue sustituido en la máxima magistratura del Estado por Sadi Carnot, que años más tarde sería asesinado en un atentado.

El sistema político republicano comenzaba, por tanto, a presentar serios problemas, con un evidente aumento de la inestabilidad gubernamental. Las elecciones de 1885 permitieron una cierta recuperación de la derecha. Pero también hay que señalar que en el mayoritario universo de los republicanos se produjeron cambios sustanciales. Los oportunistas, hegemónicos en la etapa anterior de la Tercera República, vieron cómo crecían las opciones a su izquierda. Los radicales estaban ganando peso parlamentario y la figura de Clemenceau comenzó a adquirir una evidente importancia. Por su parte, la fuerza de los socialistas experimentó un claro crecimiento.

En esta situación de crisis económica y política el populismo irrumpió en la escena política francesa. Estamos hablando del boulangismo, el principal objeto de este artículo. El general Georges Boulanger encabezó un movimiento que desde 1886 estaba abriéndose un hueco en la vida política francesa. Boulanger era ministro de la Guerra. Se convirtió casi en un héroe nacional por su firme posición en el incidente Schnaebelé, un policía francés apresado en la frontera por los alemanes, que estuvo a punto de provocar una nueva guerra entre ambas potencias en la primavera de 1887, y que tuvo mucho de manipulación por parte del canciller de hierro alemán. La actitud desafiante que desarrolló el general y ministro francés no fue compartida por el resto del gobierno, conocedor de las debilidades de Francia frente a la potencia militar de la Alemania bismarckiana. Eso provocó que saliera del gobierno, pero alimentó el movimiento populista del boulangismo. También fue expulsado del Ejército. Fue un mal cálculo político porque ahora podía concurrir como candidato a las elecciones, algo que no hubiese podido hacer si hubiera seguido siendo militar en activo.

Boulanger emprendió una campaña de signo nacionalista revanchista frente a la derrota de Sedán, que caló con fuerza en el universo de la derecha espoleando el nacionalismo fanático, y reclamando una política de rearme para enfrentarse a los alemanes. El movimiento contemplaba difusas demandas de carácter social, por lo que pudo captar algunos adeptos en la izquierda. También planteaba la lucha contra la corrupción en medio del mencionado escándalo de las condecoraciones, reuniendo las principales características de lo que conocemos como populismo en política. La derecha antirrepublicana, monárquica y católica vio en el general una esperanza para sus propósitos. Por su parte, los republicanos temían la llegada de una dictadura, con una especie de renovado Luis Napoleón.

Boulanger puso en marcha una moderna campaña electoral, ya que empleó fotografías y canciones. Triunfó en París en enero de 1889, ya que fue el candidato más votado con notable diferencia. En la noche de la victoria sus seguidores se echaron a la calle. Parecía que estaba a punto de conseguir el poder. Los sectores más reaccionarios de la vida política francesa le animaron a hacerlo, pero nuestro protagonista se paralizó, no quiso dar un verdadero golpe de Estado. Y de forma súbita la amenaza populista se desvaneció. El gobierno aprovechó la indecisión de Boulanger, y actuó rápidamente, poniendo en marcha un proceso judicial contra nuestro protagonista, bajo la acusación de actuar contra la legalidad republicana. Boulanger decidió marcharse a Bruselas y se suicidó en 1891 a causa de la depresión que le produjo la muerte por tuberculosis de su amante.

Contamos con una aportación muy interesante de Joan Pubill Brugués, “Dos populismos modernos: Boulangismo y Lerrouxismo. Nación, clase e identidad en los albores de la sociedad de masas, en La Historia, lost in translation?. Actas del XIII Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea, coord. por Damián Alberto González Madrid, Manuel Ortiz Heras, Juan Sisinio Pérez Garzón, 2017, págs. 1219-1232.

Eduardo Montagut