Coincidiendo con el cambio de siglo, lo que en Occidente se conoce como la Belle Epoque, la ciudad de Madrid se encuentra en plena renovación ya que se la quiere sacar de su condición de provinciana y de su aislamiento para convertirla en una ciudad a la europea. Es en este momento cuando irrumpe en el panorama arquitectónico español Antonio Palacios cuya figura va unida a Madrid igual que Antonio Gaudí va a Barcelona, aunque el primero es menos conocido.
Se trata del mismo período en el que se está realizando la Ciudad Lineal de Arturo Soria y los proyectos para abrir la Gran Vía de José López Salaberry de Francisco Andrés Octavio y la aparición del tren metropolitano, propuesto en 1914 por González Echarte, Mendoza y Otamendi.
Antonio Palacios iba a ser el artista adecuado para transformar la imagen arquitectónica de la ciudad. Considerado uno de los arquitectos más importantes de España durante la 1ª mitad del siglo XX.
Fue responsable de algunos de los edificios más emblemáticos de Madrid que contribuyeron a transformar la antigua villa barroca en una ciudad moderna.
Nacido en la localidad pontevedresa de Porriño el 8 de enero de 1874. En 1892 decide trasladarse a Madrid para cursar estudios de arquitectura.
Con su amigo y compañero de universidad Joaquín Otamendi, con quien comienza a desarrollar una autentica carrera profesional, se presenta a varios concursos públicos pero el de mayor reconocimiento fue en 1903 al quedar finalista para la realización del Casino de Madrid, aunque al final dicho concurso de declaró desierto, pero los trabajos seleccionados fueron comprados y fusionados en un único proyecto que firmó Luis Esteve y dirigido por Salaberry, quienes prácticamente copiaron las trazas de la escalera diseñada por Palacios y Otamendi.
La consagración definitiva llegaría a partir de 1904, tras ganar el concurso para el Palacio de Comunicaciones que será una de las obras más representativas de la arquitectura madrileña. En ella quedaron plasmadas algunas de las características de la arquitectura de Palacios, como su capacidad para absorber y sintetizar diversos estilos, la búsqueda de expresividad a través de los materiales o el tratamiento racional de las estructuras. El prestigio alcanzado le serviría para realizar una serie de proyectos durante los años siguientes, los más importantes serían: el Hospital de Jornaleros de San Francisco de Paula (1908-1916) actual sede de la Consejería de Transportes Vivienda e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid y el edificio del Banco Español del Río de la Plata (1911-1918) sede del Instituto Cervantes y el Círculo de Bellas Artes (1919-1926).
La sociedad profesional entre ambos llegaría a su fin a partir de 1919, cuando Otamendi decide ocupar el puesto de arquitecto de Correos. A pesar de ello siguieron manteniendo una relación de amistad que le proporcionaría contactos entre la burguesía madrileña y el sector de la construcción y las obras públicas.
Esto le llevó a colaborar con la Compañía Metropolitano Alfonso XIII. Desde 1919 trabajó como arquitecto de la compañía diseñando la línea decorativa de los vestíbulos y pasillos, las bocas de entrada y los pabellones de acceso a Sol y Red de San Luis, así como una serie de edificios auxiliares entre los que se encuentra la Estación Eléctrica de Pacífico.
Durante las dos primeras décadas del siglo XX compaginó sus grandes proyectos monumentales con la construcción de viviendas y locales comerciales. De estos últimos destacan la Casa Comercial Palazuelo (1919-1921), el edificio Matesanz (1919-1923), Hotel Avenida (1921-1924) el desaparecido Hotel Florida (1922-1924) muestra de una arquitectura metropolitana inspirada en los grandes edificios norteamericanos, en los que además comienza a experimentar con la utilización de nuevos materiales. En esta misma línea se enmarca el Banco Mercantil e Industrial (1932-1941) último edificio que proyecta en Madrid.
A lo largo de su vida mostró gran interés por las bellas artes, su afición a la pintura le llevó a entablar amistad con Eduardo Chicharro e Ignacio Zuloaga. En 1911 organizó la exposición de Artes Decorativas en el Palacio del Círculo de Bellas Artes en El Retiro, debido a su afición a las artes aplicadas.
Ejerció como profesor de Dibujo en la Escuela Superior de Artes e Industrias y de Proyectos de Detalles Arquitectónico en la Escuela de Arquitectura de Madrid. Trabajó como arquitecto jefe del Ministerio de Fomento, fue miembro del jurado de la Sección de Arquitectura de la Exposición Nacional de Bellas y en 1926 alcanzó su mayor reconocimiento al ser nombrado Académico de Bellas Artes de San Fernando.
Murió en 1945 en el Plantío (Madrid)
Características de su obra
El estilo de Antonio Palacios es difícil de clasificar en opinión de algunos estudiosos de su obra. Palacios fundamentó su estilo en el proceso constructivo artesanal y en el apilamiento de la piedra casi sin tallar. Su material preferido es el granito.
En muchas de sus obras madrileñas de los primeros tiempos se pueden ver fuertes influencias de la secesión de Viena (sobre todo en el Palacio de Comunicaciones y en el Hospital de San Francisco de Cuatro Caminos).
En su obra se pueden ver dos etapas. La primera es desarrollada en Madrid, la segunda en Galicia
Antonio Palacios comienza a trabajar en un momento histórico caracterizado por la inestabilidad política y social y por el desastre del 98, tras el que se intensifico el debate entre tradición y modernidad. La arquitectura de este periodo estaba influenciada por las corrientes que pretendían la búsqueda de la identidad nacional, volviendo la mirada hacia épocas como el Renacimiento que significaban el esplendor perdido. Palacios recurre a elementos prestados del Gótico, el Neoplateresco o el Barroco para crear obras monumentales cuya máxima expresión alcanza en los edificios regionalistas que construyó.
El Modernismo es otra de las corrientes contemporáneas que está presente en sus obras, por su interés por lo ornamental, lo orgánico y en la ambición de crear obrar de arte totales con la incorporación de las artes decorativas a las que se añade estructuras funcionales y limpieza de los materiales como influencia de Otto Wagner.
La arquitectura de Antonio Palacios se sitúa en una etapa de transición entre el Modernismo y el Movimiento Moderno. Tras la apariencia escultórica de muchos de sus edificios, Palacios se anticipó al racionalismo al anteponer una distribución funcional del espacio ya que sus obras fueron concebidas para adecuarse e integrarse en un entorno de carácter oficial y monumental como el de Madrid de principios del siglo XIX.
Antonio Palacios dejó un gran legado formado por las más significativas y monumentales construcciones del Madrid moderno. Un conjunto de edificios que contribuyeron a modificar su perfil urbano y que hoy permanecen en la memoria colectiva junto a otros monumentos claves de la ciudad como son el Palacio Real, la Plaza Mayor.
Ana Pulido Benito
Vicepresidenta Primera de Arco Europeo Progresista