EL ARCHIVO DE ÁNGEL GARMA: MEMORIA DEL PSICOANÁLISIS

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EL ARCHIVO DE ÁNGEL GARMA: MEMORIA DEL PSICOANÁLISIS

El pasado miércoles 23 de marzo tuvimos al placer de acoger en la Agrupación Especial Ateneísta Ángel Garma en el Ateneo de Madrid la Conferencia del equipo del CSIC que nos ofrecieron Rafael Huertas, Raquel Ibáñez y Rosa Villalón donde nos mostraron un documento de enorme valor con relación a la custodia y trabajos de restauración del archivo personal y profesional de Ángel Garma. Pudimos ver magnificas imágenes de diferentes documentos, como cartas, borradores, apuntes, fotografías personales y un video del 21 de Enero de 2020 donde la Biblioteca Tomás Navarro Tomás daba la bienvenida a Carmen Garma, la hija de Ángel Garma
y su nieta Carmencita.

Para la Agrupación Ángel Garma del Ateneo de Madrid es un privilegio esta colaboración con la Biblioteca Tomás Navarro Tomás y su equipo que junto al Instituto de Historia del CCHSCSIC tienen como objetivo contribuir a la difusión de este “Fondo Ángel Garma” que con enorme generosidad ha dejado su hija Carmen Garma como un legado para el reconocimiento merecido de la obra del psiquiatra y primer psicoanalista español. Como dijo Jorge Mario Mom presidente de la APA, durante el homenaje a Garma organizado por ACTA el 12 de diciembre de 1970 en Buenos Aires:
“Por eso, como ustedes pueden apreciar, es mucho lo que le debemos al Garma Maestro, directa e indirectamente; pero mucho, también a este Garma compañero, tan actual, que junto a su mujer, colega y compañera – Betty Garma, alarde de estímulo y vitalidad – es y sigue siendo, para nosotros, ejemplo de vida, valor y presencia permanente.»

La Agrupación Ángel Garma será la primera Agrupación Psicoanalítica en los 200 años de historia del Ateneo y es un orgullo que lleve el nombre de este psicoanalista y psiquiatra español tan poco conocido en nuestro medio y al que, junto a su hija Carmen, tanta admiración y cariño tengo. Es por eso mi emoción de este evento del 23 de Marzo, que abrió al público no solo un archivo, sino un ejemplo de vida y profesionalidad.

Alfonso Gómez Prieto

Presidente de la Agrupación Ángel Garma del Ateneo de Madrid
Secretario Tercero de la Junta de Gobierno del Ateneo de Madrid

AGRUPACIÓN ESPECIAL ATENEISTA ANGEL GARMA

La palabra y Eros: amor, sexo, erotismo y… ¿porno?

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La palabra y Eros: amor, sexo, erotismo y… ¿porno?

Vaya batiburrillo lingüístico que tenemos en nuestro día a día. Parece que la palabra aclara, delimita, define y describe. Pero, como nos pregunten por alguno de los términos que se relacionan con el dios Eros, la callada por respuesta, ojos de besugo, balbuceos más o menos consistentes, puntos suspensivos y adiós, muy buenas: nos refugiamos en el derecho a la privacidad, en eso de que lo íntimo es mío y paso palabra.

La que armó aquel ser divino responsable de la atracción sexual, venerado también como semilla de fertilidad. Niño alado, hijo de Afrodita y Ares, flechas que van directas al amor humano y a las pasiones; amor a la sabiduría y a la belleza, también. Deducimos pues que el término ‘eros’ de amplia semántica, confunde. ¿Dónde establecemos la frontera de conceptos agitados en una coctelera “on the rocks”? Parece que el amor poco tiene que ver con el sexo, y algo con el erotismo y nada con el porno.

Woody Allen en 1972, ocupado en estas cuestiones, plasmó un testimonio de dicha mixtura en Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el sexo pero nunca se atrevió a preguntar, y salíamos de su proyección apelmazados con aquel seno gigante rodando por la colina o el espermatozoide negro colado en una nave especial pronta a despegar.

En 1993, la inefable pareja Verónica Forqué y Jorge Sanz, interpretaron otra perla cinematográfica, “a la española”, en ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo? Después de verla, nuestras conciencias, tras años de la muerte de Franco, se esponjaban y se tranquilizaban al separar sexo y amor, erotismo y afecto. Nos queda por encajar en la familia léxica el porno, o sea, la palabra y sospecho que 50 sombras de Grey lo enrevesa más.

(Continuará)

Pilar Úcar

Observatorio de Filología y Lengua española de Arco Europeo

Directora: Pilar Úcar Ventura

Las crisis marroquíes en vísperas de la Primera Guerra Mundial

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Las crisis marroquíes en vísperas de la Primera Guerra Mundial

Eduardo Montagut

En una Europa dividida en dos grandes bloques, la Triple Entente y la Triple Alianza, cualquier incidente o conflicto podía implicar a los dos bandos y el riesgo de una guerra de escala internacional se fue haciendo una realidad evidente. Entre 1905 y 1914 distintas crisis fueron llevando a esa conflagración mundial. En este artículo nos detendremos en las crisis marroquíes que, además involucraron a España, dados sus intereses en la zona.

En 1905, el káiser Guillermo II desembarcó en Tánger para manifestar su apoyo a la independencia de Marruecos, frente a los intereses franceses en la zona. Ante la gravedad de la situación se convocó la Conferencia de Algeciras al año siguiente. Gran Bretaña defendió los intereses franceses y españoles en la zona, pero también Italia, miembro de la Triple Alianza, ya que Roma y París habían acordado unos años antes un pacto por el que Francia no interferiría en los intereses italianos en Libia. Alemania quedó aislada y terminó por aceptar los planteamientos británicos de mantener Marruecos independiente, pero con varios puertos abiertos al comercio exterior bajo tutela franco-española, además de que ambos países adquirían el compromiso de ejercer un protectorado. Posteriormente, según los acuerdos firmados en noviembre de 1912 por Francia y España, Marruecos quedó dividido en dos protectorados, uno francés al sur y otro español en la zona del Rif y la Yebala. El resultado de la crisis de 1905 fue contrario a los intereses alemanes y permitió comprobar que Italia se estaba alejando de la Triple Alianza. La Entente salió reforzada.

La tensión internacional volvió a Marruecos en el año 1911. El sultán llamó a los franceses para que sofocaran unas revueltas internas, ocasión aprovechada para ocupar la ciudad de Fez. Esto conculcaba lo estipulado en Algeciras y Alemania expresó su disconformidad enviando un barco de guerra, el navío cañonero Panther, a Agadir, el principal puerto atlántico de Marruecos, con el pretexto de proteger a los comerciantes alemanes de la zona. Gran Bretaña apoyó a Francia y los alemanes tuvieron que retirarse y aceptar el poder francés sobre Marruecos, aunque consiguieron territorios en Camerún como compensación. La alianza entre el Reino Unido y Francia se fortaleció.

Observatorio de Historia de Arco

Director: Eduardo Montagut

 

 

 

ANTONIO PALACIOS. ARQUITECTURA EN MADRID (I)

Antonio Palacios

Coincidiendo con el cambio de siglo, lo que en Occidente se conoce como la Belle Epoque, la ciudad de Madrid se encuentra en plena renovación ya que se la quiere sacar de su condición de provinciana y de su aislamiento para convertirla en una ciudad a la europea. Es en este momento cuando irrumpe en el panorama arquitectónico español Antonio Palacios cuya figura va unida a Madrid igual que Antonio Gaudí va a Barcelona, aunque el primero es menos conocido.

Se trata del mismo período en el que se está realizando la Ciudad Lineal de Arturo Soria y los proyectos para abrir la Gran Vía de José López Salaberry de Francisco Andrés Octavio y la aparición del tren metropolitano, propuesto en 1914 por González Echarte, Mendoza y Otamendi.

Antonio Palacios iba a ser el artista adecuado para transformar la imagen arquitectónica de la ciudad. Considerado uno de los arquitectos más importantes de España durante la 1ª mitad del siglo XX.

Fue responsable de algunos de los edificios más emblemáticos de Madrid que contribuyeron a transformar la antigua villa barroca en una ciudad moderna.

Nacido en la localidad pontevedresa de Porriño el 8 de enero de 1874. En 1892 decide trasladarse a Madrid para cursar estudios de arquitectura.

Con su amigo y compañero de universidad Joaquín Otamendi, con quien comienza a desarrollar una autentica carrera profesional, se presenta a varios concursos públicos pero el de mayor reconocimiento fue en 1903 al quedar finalista para la realización del Casino de Madrid, aunque al final dicho concurso de declaró desierto, pero los trabajos seleccionados fueron comprados y fusionados en un único proyecto que firmó Luis Esteve y dirigido por Salaberry, quienes prácticamente copiaron las trazas de la escalera diseñada por Palacios y Otamendi.

La consagración definitiva llegaría a partir de 1904, tras ganar el concurso para el Palacio de Comunicaciones que será una de las obras más representativas de la arquitectura madrileña. En ella quedaron plasmadas algunas de las características de la arquitectura de Palacios, como su capacidad para absorber y sintetizar diversos estilos, la búsqueda de expresividad a través de los materiales o el tratamiento racional de las estructuras. El prestigio alcanzado le serviría para realizar una serie de proyectos durante los años siguientes, los más importantes serían: el Hospital de Jornaleros de San Francisco de Paula (1908-1916) actual sede de la Consejería de Transportes Vivienda e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid y el edificio del Banco Español del Río de la Plata (1911-1918) sede del Instituto Cervantes y el Círculo de Bellas Artes (1919-1926).

La sociedad profesional entre ambos llegaría a su fin a partir de 1919, cuando Otamendi decide ocupar el puesto de arquitecto de Correos. A pesar de ello siguieron manteniendo una relación de amistad que le proporcionaría contactos entre la burguesía madrileña y el sector de la construcción y las obras públicas.

Esto le llevó a colaborar con la Compañía Metropolitano Alfonso XIII. Desde 1919 trabajó como arquitecto de la compañía diseñando la línea decorativa de los vestíbulos y pasillos, las bocas de entrada y los pabellones de acceso a Sol y Red de San Luis, así como una serie de edificios auxiliares entre los que se encuentra la Estación Eléctrica de Pacífico.

Durante las dos primeras décadas del siglo XX compaginó sus grandes proyectos monumentales con la construcción de viviendas y locales comerciales. De estos últimos destacan la Casa Comercial Palazuelo (1919-1921), el edificio Matesanz (1919-1923), Hotel Avenida (1921-1924) el desaparecido Hotel Florida (1922-1924) muestra de una arquitectura metropolitana inspirada en los grandes edificios norteamericanos, en los que además comienza a experimentar con la utilización de nuevos materiales. En esta misma línea se enmarca el Banco Mercantil e Industrial (1932-1941) último edificio que proyecta en Madrid.

A lo largo de su vida mostró gran interés por las bellas artes, su afición a la pintura le llevó a entablar amistad con Eduardo Chicharro e Ignacio Zuloaga. En 1911 organizó la exposición de Artes Decorativas en el Palacio del Círculo de Bellas Artes en El Retiro, debido a su afición a las artes aplicadas.

Ejerció como profesor de Dibujo en la Escuela Superior de Artes e Industrias y de Proyectos de Detalles Arquitectónico en la Escuela de Arquitectura de Madrid. Trabajó como arquitecto jefe del Ministerio de Fomento, fue miembro del jurado de la Sección de Arquitectura de la Exposición Nacional de Bellas y en 1926 alcanzó su mayor reconocimiento al ser nombrado Académico de Bellas Artes de San Fernando.

Murió en 1945 en el Plantío (Madrid)

Características de su obra

El estilo de Antonio Palacios es difícil de clasificar en opinión de algunos estudiosos de su obra. Palacios fundamentó su estilo en el proceso constructivo artesanal y en el apilamiento de la piedra casi sin tallar. Su material preferido es el granito.

En muchas de sus obras madrileñas de los primeros tiempos se pueden ver fuertes influencias de la secesión de Viena (sobre todo en el Palacio de Comunicaciones y en el Hospital de San Francisco de Cuatro Caminos).

En su obra se pueden ver dos etapas. La primera es desarrollada en Madrid, la segunda en Galicia

Antonio Palacios comienza a trabajar en un momento histórico caracterizado por la inestabilidad política y social y por el desastre del 98, tras el que se intensifico el debate entre tradición y modernidad. La arquitectura de este periodo estaba influenciada por las corrientes que pretendían la búsqueda de la identidad nacional, volviendo la mirada hacia épocas como el Renacimiento que significaban el esplendor perdido. Palacios recurre a elementos prestados del Gótico, el Neoplateresco o el Barroco para crear obras monumentales cuya máxima expresión alcanza en los edificios regionalistas que construyó.

El Modernismo es otra de las corrientes contemporáneas que está presente en sus obras, por su interés por lo ornamental, lo orgánico y en la ambición de crear obrar de arte totales con la incorporación de las artes decorativas a las que se añade estructuras funcionales y limpieza de los materiales como influencia de Otto Wagner.

La arquitectura de Antonio Palacios se sitúa en una etapa de transición entre el Modernismo y el Movimiento Moderno. Tras la apariencia escultórica de muchos de sus edificios, Palacios se anticipó al racionalismo al anteponer una distribución funcional del espacio ya que sus obras fueron concebidas para adecuarse e integrarse en un entorno de carácter oficial y monumental como el de Madrid de principios del siglo XIX.

Antonio Palacios dejó un gran legado formado por las más significativas y monumentales construcciones del Madrid moderno. Un conjunto de edificios que contribuyeron a modificar su perfil urbano y que hoy permanecen en la memoria colectiva junto a otros monumentos claves de la ciudad como son el Palacio Real, la Plaza Mayor.

 

Ana Pulido Benito

Vicepresidenta Primera de Arco Europeo Progresista

La táctica política socialista en el Congreso de Ámsterdam de la Segunda Internacional

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La táctica política socialista en el Congreso de Ámsterdam de la Segunda Internacional

Eduardo Montagut

 El Congreso de Ámsterdam, celebrado en el mes de agosto de 1904, planteó un intenso debate sobre la táctica política que debían seguir los partidos socialistas en relación con las otras fuerzas políticas, habida cuenta de la creciente presencia que estaban teniendo en sus parlamentos, sobre todo, alemanes, franceses, austriacos y belgas.

Esta cuestión fue analizada por la Comisión de Táctica y debatida en la séptima y octava sesiones del Congreso. La discusión fue abierta por el socialista Vandervelde de dicha Comisión haciendo un resumen. Intervino el francés Jaurès defendiendo la conducta seguida por los denominados “socialistas ministeriales”, y criticó el proyecto de resolución que se basaba en lo aprobado en el Congreso de Dresde de los socialistas alemanes sobre el proyecto autónomo socialista sin entrar en los gobiernos. Bebel le replicó defendiendo la posición alemana y criticando que el sector socialista francés de Jaurès hubiera abandonado la lucha de clases al apoyar a Alexander Millerand. El político socialista había entrado en 1899 en el Gobierno del radical Pierre Waldeck-Rousseau como ministro de Comercio, provocando, eso sí, la oposición de la parte del socialismo francés liderada por Jules Guesde. Bebel criticaba que se formara bloque con los partidos republicanos en perjuicio del proletariado. Por su parte, el austriaco Adler quería una resolución menos contundente, en la misma línea que planteaba Vandervelde. Ferri y Vaillant apoyaron el proyecto de resolución como estaba, frente a Anseele que defendió la postura de Jaurès. Curiosamente, Anseele opinó que los delegados de Polonia, Japón, Rusia, Bulgaria, Rusia y España no debían votar sobre esta resolución porque no les afectaba. Pablo Iglesias, en nombre de todas estas delegaciones, protestó enérgicamente contra lo defendido por Anseele, porque le parecía que su argumento era inexacto y antidemocrático, algo que vulneraba los principios del socialismo internacional. En esta posición de Anseele se pude aventurar que estas delegaciones censurasen a Jaurès. Los socialistas españoles seguían siendo muy críticos con los republicanos.

Se procedió a la votación y se aprobó la resolución que mantenía el espíritu de Dresde y no la más moderada de Adler-Vandervelde. Salió por veinticinco votos a favor, cinco en contra y doce abstenciones.

En la resolución se decía que la socialdemocracia no podía aspirar a ninguna participación en gobiernos burgueses, conforme a la resolución defendida por Kautsky en el Congreso de la Internacional de 1900, recogiendo casi fielmente lo aprobado en Dresde el año anterior.

Los dos delegados españoles votaron a favor de la resolución, en línea con su táctica política en España frente a los republicanos. Todavía faltaban unos años para que se produjera el acercamiento entre ambas fuerzas, a raíz del terremoto que se produjo por la Semana Trágica, para formar la Conjunción republicano-socialista.

Este debate debe enmarcarse en el producido a raíz del revisionismo, y de la defensa por parte de algunos sectores del socialismo, especialmente en una parte del francés, de comenzar a entablar relaciones con las fuerzas políticas republicanas y progresistas en parlamentos y gobiernos. En este sentido, podemos consultar el número 965 de “El Socialista”, y la parte de la obra dirigida por Jacques Droz, Historia del socialismo, De 1875 a 1918, en relación con la Segunda Internacional, y también del socialismo francés. Las resoluciones de Dresde y de Ámsterdam pueden consultarse directamente en la red en el Marxist Internet Archive. Por fin, parece muy sugestivo el análisis que Antonio Robles Egea emprende en “La Conjunción Republicano-Socialista: una síntesis de liberalismo y socialismo”, en Ayer (2004) porque enmarca el acercamiento entre socialistas y republicanos españoles en un contexto europeo de concertación de las fuerzas liberales-democráticas con las socialistas con la finalidad de culminar el proceso de democratización de los Estados liberales decimonónicos, siguiendo los planteamientos que el propio autor hizo en un trabajo anterior de 1990, titulado “Socialismo y democracia: las alianzas de izquierdas en Francia, Alemania y España en la época de la II Internacional”, en Historia Contemporánea.

Observatorio de Historia de Arco

Director: Eduardo Montagut

La palabra, la palabra ‘cáncer’ y el cáncer

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“El terrorismo es el cáncer de nuestros días”, “La corrupción  es el cáncer de la sociedad moderna”, “Ese chico es un cáncer para ti”…

A partir de estos titulares, cuando alguien escucha un diagnóstico de cáncer, piensa: “lo peor, me muero, se acabó todo”.

Conviene aclarar que la palabra cáncer no es el cáncer, es decir, no se puede identificar el término con la enfermedad.

El vocablo cáncer es claro, preciso y correcto. Hay que usarlo sin envoltorios, ni rodeos. Pero existe algo indefinido socialmente que invita a esquivar la palabra, a darle esquinazo, a eludir su pronunciación, por ancestrales supersticiones, por los tintes negativos derivados de los ejemplos preliminares, por las connotaciones de susto, incertidumbre, miedo…al oír cáncer se nos abre el suelo, perdemos pie y entramos en una fase de realidad imaginaria, una ensoñación como si con nosotros no fuera: “a mí no me está pasando”. Los especialistas (nos) transmiten que padecemos “leucemia aguda” y que van a aplicar un “tratamiento agresivo”. Siguen las alarmas porque en nuestro universo lingüístico “aguda” y “agresivo” adquieren tintes funestos.

Necesitamos, pues, que nos expliquen con exactitud y precisión a qué se refieren los oncólogos. Comienza la batería de diminutivos: “está malita”, “enfermito”; las metáforas: “esos soldaditos”, “el bichito”, y las comparaciones atléticas: “esto es una carrera de fondo”, “eres una campeona”, “tú puedes con todo…”

Y por supuesto, el lenguaje no verbal: miradas de soslayo, manos entrecruzadas de oración y súplica, suspiros…todo un escenario que pretende exorcizar al cáncer; no pronunciar la palabra ni aminora ni evita la enfermedad.

Los medios de comunicación social en colaboración con asociaciones médicas, los familiares y la universidad deben esforzarse en normalizar la vida y la realidad de los pacientes de cáncer. Palabra que explica, palabra que comunica y acompaña.

Pilar Úcar

Observatorio de Filología y Lengua española de Arco Europeo

Directora: Pilar Úcar Ventura

Enseñando la Constitución de 1812: formando ciudadanos

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El Título IX de la Constitución de 1812 trataba de la instrucción pública, algo que no se volvería a repetir en un texto constitucional español hasta la Segunda República. En el artículo 368 se explicitaba la obligación de que se explicase la Constitución. El Proyecto de Decreto de 7 de marzo de 1814 especificaba que la enseñanza de la Constitución se inscribiría en la denominada segunda enseñanza. Este nivel educativo se organizó en tres áreas: la de las ciencias físicas y matemáticas, la de literatura y artes y la de ciencias morales y políticas. En esta última parte se impartirían un curso de “Moral y Derecho Natural”, otro de “Derecho Político y Constitución” y, por fin, uno de “Economía política y Estadística”. Pero, además, para poder acceder a la denominada tercera enseñanza había que certificar, entre otros, el haber superado el curso de “Derecho Político y Constitución”. En el Dictamen que se presentó sobre el Proyecto, los autores del mismo insistían en la necesidad que los alumnos aprendiesen los fundamentos del derecho político y que conociesen las “reglas de cuya observancia depende el justo régimen y la felicidad de las naciones; y que instruidos en los principios generales de esta ciencia, los apliquen después á su patria, y estudien las leyes fundamentales que la rigen, para ver su consonancia con los principios constitutivos de la sociedad, y amar por convencimiento propio lo que debe respetar por obligación”.

En el Trienio Liberal, el Reglamento de 1821 ordenaba que en las escuelas públicas de primeras letras los niños tenían que aprender las “máximas de buena moral y los derechos y obligaciones civiles”. En el siguiente nivel educativo –segunda enseñanza- debía establecerse en cada universidad de provincia (asimilable al Instituto, en la legislación educativa posterior), una cátedra de Derecho político y Constitución. Pero la legislación liberal no consideraba necesario que las mujeres tuvieran una educación igual a la de los hombres en esta cuestión de los valores, como tampoco en ninguna otra, ya que solamente se abrirían escuelas públicas para enseñar a leer, escribir y contar a las niñas, así como labores y habilidades “propias de su sexo” para las mujeres.

La inclusión del estudio de la Constitución en el sistema educativo que se comenzó a diseñar en Cádiz y se intentó desarrollar en el Trienio Liberal obedece, a nuestro juicio, a dos causas. En primer lugar, los liberales eran conscientes de que había que difundir la Constitución en toda España, una vez que había sido elaborada y aprobada en un Cádiz sitiado y aislado. Este era un medio que parecía eficaz y que se relaciona con otras iniciativas para crear cátedras o escuelas promovidas por distintas instituciones y corporaciones con el mismo fin. Se trataba de que el texto constitucional fuera conocido porque era la base de un nuevo Estado completamente distinto al anterior, ya que era la primera vez que, realmente, España tenía una Constitución, si exceptuamos el Estatuto de Bayona, más bien Carta Otorgada y que, salvo algunas importantes novedades, no planteaba cambios revolucionarios y sí más bien la culminación del programa reformista ilustrado.

En segundo lugar, y mucho más importante, los primeros liberales querían educar futuros ciudadanos, no súbditos, enseñar a los alumnos los derechos naturales, el ejercicio de los mismos y el sistema que los garantizaba para que los asimilaran como propios y no como algo impuesto.

Eduardo Montagut

Observatorio de Historia de Arco

Director: Eduardo Montagut

Apostasía y socialismo a finales de los años veinte

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Dentro de nuestras investigaciones sobre el socialismo español ante el hecho religioso y la Iglesia en la época del reinado de Alfonso XIII nos hemos encontrado con una iniciativa de la que no conocemos su desenlace, aunque no creemos que prosperase, pero que tiene su interés porque fue un intento de promover la apostasía a finales de la década de los años veinte, en los tiempos finales de la Dictadura de Primo de Rivera. Los socialistas siempre fueron muy respetuosos, en general, con las creencias personales, y su ataque a la Iglesia solía ir encaminado a denunciar su poder como institución que sostenía el régimen capitalista y político, aunque, bien es cierto que no dejaron de atender a la necesidad de fomentar el librepensamiento, como lo atestiguan sus escuelas laicas en las casas del pueblo. En todo caso, estaríamos hablando de un documento que, creemos, no es muy conocido, a pesar de que fue público en su momento.

Efectivamente, en el número del 8 de febrero de 1929 de El Socialista se incluía un artículo que llamaba a defenderse frente los “desmanes del clericalismo”.

La columna periodística planteaba que se producían muchos abusos clericales en España, como denunciaba el propio periódico obrero, pero también otros periódicos de signo liberal. Se aludía a casos concretos del momento sobre la imposición de las prácticas religiosas católicas en establecimientos hospitalarios sobre pacientes que no eran católicos. Se aludía también a cómo en el Heraldo de Madrid se había publicado un artículo que recordaba que el Código Penal castigaba a quienes coaccionaban en materia religiosa, ratificando el derecho constitucional a opinar libremente en cuestiones religiosas. No debemos olvidar que, por nuestra parte, hemos encontrado muchas denuncias desde finales del siglo XIX en las páginas del periódico socialista sobre conflictos no sólo en este tipo de instituciones sanitarias y/o asistencia, sino, sobre todo, en la hora de la muerte con intentos por parte de párrocos y religiosos de imponer sepelios católicos a fallecidos socialistas que, en muchos casos, habían declarado en vida su negativa a recibir exequias religiosas, o habían tenido una vida apartada de la Iglesia.

Ante esta situación el artículo llamaba a la defensa frente a un clericalismo calificado de audaz y violento. Un medio podía pasar por hacer lo mismo que se practicaba en Alemania y Austria, es decir, desligarse “de todo vínculo legal con el clericalismo”, una forma de considerar la apostasía, término que no aparece como tal en ningún momento del artículo. De ese modo, siempre según el texto, se crearía un “estado de derecho” que permitiría defenderse mejor frente a la Iglesia, de la “tutela clerical”. Esta separación de la Iglesia era considerada, por lo tanto, como un medio eficaz para poder llevar a los Tribunales a quienes pretendieran atropellar las propias opiniones, ya que, según nuestra opinión se podría aplicar la legislación que combatía la imposición de opiniones y comportamientos, al vulnerar libertades personales. El periódico consideraba que los abogados socialistas debían buscar la fórmula legal para conseguir este objetivo, es decir, volvemos a insistir en que en ningún momento se explicita la regulación de la apostasía, pero, en realidad era lo que se estaba demandando.

Una vez alcanzada la fórmula se presumía que se abriría un movimiento en toda España al que se sumarían muchas familias que indebidamente aparecían dentro de las filas del catolicismo, aunque no lo eran de hecho, pero sí de derecho.

Eduardo Montagut

Hemos empleado como fuente el número 6240 de El Socialista.

Observatorio de Historia de Arco

Director: Eduardo Montagut

La palabra y los reporteros (de guerra)

El Kremlin

“Sostenella y no enmendalla” decían…Difícil resulta ahora mantenerla y no “menearla”: hablo de la verdad, la imagen y la palabra en estos tiempos de guerra. Los reporteros de la cosa amplifican el estilo, apabullan con sus crónicas, dirigen las respuestas de sus interpelados, gritan, gesticulan como si formaran parte principal del escenario bélico. Mimetizan con el paisaje y el paisanaje, acumulan adjetivos, pretenden convencer opinando y desinformando, ensartan metáforas, añaden terminología cuyo auténtico significado no corresponde con la realidad. Captatio benevolentiae, manda… oyente y espectador pegados a las ondas, a las imágenes. Palabra transmitida y distorsionada, batuqueada en mortero, declaraciones enfáticas: sorpresa, alarma, locura, desesperación. Y ya se sabe que cuando faltan datos… la imaginación, rauda y veloz. Profesión intrépida, arriesgada y atractiva la de “reportar” que ha contagiado a anónimos con importante patología de histrionismo (sospechoso): heroicidad innecesaria. La tecnología al servicio de la palabra: ¿información? A ver quién consigue la mejor selfi, el mejor documental, el testimonio más lacrimógeno: directo a la emoción y a las entretelas anímicas, directo al Pulitzer.

Miradas, drones, tono hiperbólico, entonación y suspense, aspavientos por doquier: carcasa, envoltorio… ¿y la esencia? Sepultada bajo la herrumbre y en los escombros. La palabra de los reporteros, hoy, alerta, sobresalta, asusta, confunde; imposible recuperar: “qué, quién, dónde, cuándo, por qué”. Asumir el rigor ético sin estridencias ni personalismos, el auténtico compromiso de su trabajo con la palabra, recta y ecuánime, evitando actitudes y poses más propias de “twiteros” fantoches y “tiktoqueros” compulsivos. Trazar un camino simétrico entre imagen y palabra, reforzar su valía sin bombillas titilantes en refugios ni parafernalia adyacente. Parapetarse en la objetivad sin tintes épicos, ni distopías. Justeza y medida más allá de audiencias protagonistas y exitosas. La palabra define, acota, describe. Lo demás, fachada, carcasa.

Pilar Úcar

Observatorio de Filología y Lengua española de Arco Europeo

Directora: Pilar Úcar Ventura