Palabra… de los corruptos: “pa la bulsaca”

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Palabra… de los corruptos: “pa la bulsaca”

Por Pilar Úcar

Poco (nos) sorprenden los audios de los corruptos “pillados” (entre pillos anda el juego) con las manos en la masa: conversaciones de trapisondistas tabernarios; creyendo que van de tapadillo, mientras se embrollan en sus propios enredos. Revolvedores de medio pelo, tahúres de lenguaje barriobajero: todo muy burdo y muy vulgar; tienen que lograr la confianza y la proximidad del compinche con tacos, sobreentendidos, silencios, apelativos que definen y tapan -aunque ellos, los que están en el lío- sí conocen a las personas burladas, estafadas; frecuentes los motes y los alias, apodos que aluden a alguna característica física. Se trata de ”amiguetes” de  escaso lenguaje verbal, sucinta variedad léxica, guiños y gestos, sonidos guturales, pausas y puntos suspensivos.

Cuando se les destapa, parecen distintos: lenguaje y formas dispares. En  privado, una cara, en público, otra: cierta honorabilidad, expresiones aclaratorias, aspecto más o menos refinado, correctos con el idioma: toda una cortina de humo y luz de gas. Se ven en la necesidad de enmendar el mensaje, matizar para que la opinión pública crea sus palabras, la verdad. Casi nada queda en sus declaraciones del: “nos lo llevamos calentito”; “geri”, “rubi”, “más de un palo”, “volquete de putas”, “la rubia”, …toda una jerga, nada sutil para los rastreadores, que tiran del hilo (y no de la manta) y descubren sus trapacerías.

Su idiolecto no los convierte en “marrulleros de altos vuelos”, sino que aplican la concepción patrimonialista del poder: “porque yo lo valgo”. En definitiva, patulea de delincuentes en un país con resabios de caspa y tufo rancio. Es el lenguaje del relleno, de las tripas del embutido, choriceril. De ahí, a “estos roban menos que los de antes, o no se les nota tanto”, solo tres telediarios.

Una pena, mucha soltura y total desfachatez.

OBSERVATORIO DE FILOLOGÍAY LENGUA ESPAÑOLA DE ARCO

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Directora del Observatorio de Filología y Lengua Española: Pilar Úcar Ventura

Es Doctora en Ciencias de la Educación y Licenciada en Filología Hispánica.

 

Ateneo: 10 razones más para votar a 1820

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10 razones más para votar a 1820:

1) Espectáculos clásicos de ópera y ballet con las mejores compañías, sin excluir jazz, reggae, y conciertos de temas de los cantantes más top del momento para jóvenes, de habla hispana y anglosajona. Cultura para todos los gustos con llenos de público que han ayudado a recaudar fondos y a popularizar el Ateneo en la vida cultural de la ciudad

2) Entrada abierta a cualquier escritor que desee presentar su libro, sin necesidad de ser ateneísta ni de pedir auspicio a una sección. Todo ello sin coste económico con la finalidad de potenciar el espacio ateneísta a nivel editorial

3)Tertulias renovadas y sin restricciones

4)No se ha censurado ningún acto propuesto por sección o agrupación

5)Mayor visibilidad del trabajo cultural del Ateneo con la publicidad de los actos en la página web y otros medios de redes sociales

6)Fomentar los debates intelectuales y políticos aunando los encuentros distendidos en el Salón de Actos de relevantes personalidades de la vida social, con lo que se ha dado en denominar «La caña del Ateneo» de los viernes por la mañana

7)Incorporar en la sala de retratos la presencia femenina de nuestra historia

8)Cantina en pleno Barrio de las letras que ya se ha hecho famosa en las guías de turismo por el ambiente castizo que atrae visitantes y curiosos

9)Apertura de la Institución al completo

10)Atracción a gran número de jóvenes y profesionales de alto nivel cultural e intelectual

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NUEVOS TIEMPOS NUEVOS RETOS EN EL ATENEO DE MADRID

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NUEVOS TIEMPOS NUEVOS RETOS EN EL ATENEO DE MADRID

Por Alfonso Gómez Prieto, Secretario Tercero de la Junta de Gobierno del Ateneo de Madrid

Espero un cambio, tras estas elecciones del 31 de Mayo en el Ateneo y que se pueda debatir ampliamente lo sucedido. La habitual dialéctica histórica de la docta casa se ha transformado en una serie de legislaturas en los dos últimos años con una agresividad muy personalizada mas allá de las  luchas de poder políticos. Vamos a aprender de esta lección, pero sobre todo que en el caos pueda, al final del túnel, retornar la armonía, que del insulto y agresividad se pase a la ironía, que recordemos que el fanatismo no lleva a ningún buen puerto, que podamos pensar libremente lejos de las ataduras, que un partido político no se convierta en una confusión entre ideales compartidos y ausencia de sujeto individual, el cual es excluido o visto como enemigo interno, y dando lugar a una ausencia de diálogo posible donde al disidente solo le quedaría como oportunidad ante la falta de escucha el grito en el que se anuncia un saber que escapa a la universalidad, siendo señalado con la amenaza implícita de ser un conspirador que intriga a conciencia, para ser mas exactos a mala conciencia, con mala intención, de ahí a la agresividad e insulto al “disidente” solo hay un paso, donde al oponente interno se le convierte, de un modo paranoico en conspirador malintencionado y dividido literalmente, puro desecho, pura basura en el colectivo grupal.

Los que me conocéis sabéis huyo de la crispación, de la agresividad en el intercambio verbal, del todo vale, del ansia del poder por el poder y busco mas la construcción que la discordia. En ese marco considero al Ateneo un espacio único de libertad e independencia, y así debe seguir siendo.

Hace dos años vez me presenté en estas elecciones a la Junta de Gobierno, un nuevo reto para mí,  una responsabilidad grande a asumir en un momento muy complicado en nuestra sociedad y en ésta nuestra casa, en donde la crispación es evidente.

El puesto al que me presenté junto a los compañeros de la candidatura “Convergencia más independientes”, creyendo ingenuamente en esa verdad aparente del término independiente, fue al de secretario tercero y me gustaría detenerme en este significante, secretario.

¿Qué representa este lugar de secretario dentro de esta docta casa?

El secretario está en el lugar “de y para el otro”, escribe de algún modo un relato de dedicación a ese otro que sería el socio, un relato de cercanía y escucha, y de presencia muy activa en la vida del Ateneo, no de ausencias. Escuchar a ese socio, yo también lo fui en un inicio, que no forma parte de ese nuestro complejo organigrama de secciones, agrupaciones, cátedras, tertulias, y que constituyen la esencia del Ateneo de Madrid. Saber de sus propuestas y deseos, de sus ilusiones y desencantos, y conseguir una mayor participación en la vida del Ateneo.

No lo considero un lugar de sumisión, al revés, es un lugar muy activo, muy a pie de ese socio. Es el discurso del socio, como palabra, la auténtica verdad de un Ateneo independiente. Será necesaria una habilidad que permita que circule ese discurso, que decante en la palabra plena, que se aparte de lo perverso, de lo mezquino, de la mentira. Es un saber hacer con empatía y escucha muy activa. Que el secretario sea un servidor discreto. Trabajando mucho entre bambalinas fuera de los focos de tantos narcisismos malignos, al servicio de ese socio que da vida a nuestro Ateneo.

Mi interés sería el interés del socio, una fidelidad a ese socio, pues el discurso a escuchar es el de aquellos a los que representamos, apartado de intereses personales de cualquier tipo y de lucha de poder político.

Ese artesanado de la escucha y la palabra debe ser un acto de trabajo y amor, amor palabra hoy cada vez mas olvidada por el odio y el rencor.

Sería un trabajo participativo y creativo, en busca de un enriquecimiento de ésta nuestra casa, el Ateneo de Madrid. Que en definitiva es decir sus socios.

Trabajo acompañado de satisfacción, no en el sentido de nuestro sistema globalizador que devora una y otra institución y desvirtúa su esencia. Creí que se trataba de conseguir un compromiso de todos con ilusión, evitar un tipo de repetición donde ganen las partidas los egos individuales.

A lo largo de dos años me planteé luchar con honestidad para que el Ateneo siguiera navegando con fuerza aun en medio de ciclones y tormentas, no en aguas mansas. Cuanto más se complica la situación del Ateneo mas nos exige que seamos creativos e inconformistas con lo dado y establecido. El Ateneo no esta muerto como muchos agoreros anuncian. Observo en cada evento que los socios siguen   produciendo discusiones, explicaciones, cada día en la rica vida cultural.

Es cierto que el Ateneo necesitaba dinamizarse y contemplar los cambios de la contemporaneidad. Hablando e  interrogando lo que realmente sucede en nuestra docta casa. Seamos humildes, y sinceros con la situación real.

Que evitemos el estigma, como sucede ahora, de disociar lo que se hace y lo que se dice que se hace a veces motivado por no confrontar ideas y por la búsqueda de refugios en baluartes narcisistas a modo de islas incomunicadas. Que pudiera a fluir la comunicación entre la Junta de gobierno y todos los socios.

Que la ideología no se vuelva loca,  donde la creencia se vuelve en certeza y no se la pude refutar por la vía dialéctico-reflexiva con ayuda de la crítica, que el significante amo no se esconda de forma encubierta tras el telón de la democracia, que se mantenga una autonomía de cada sujeto, que ahora en estos momentos tan confusos y duros donde a veces parece que el soporte de nuestro mundo venga a desvanecerse no caigamos en el síntoma ideológico que obture la búsqueda del saber y la verdad y nos permita reconocernos como sujetos libres en nuestro discurso.

Hoy hemos llegado a una situación política en el Ateneo en el que grupos muy distintos se unen  para apartar al grupo 1820 de las estructuras del poder de la casa bajo el epígrafe “Defensores del Reglamento” y donde El otro es visto como un ser desechable y no es visto como semejante. Esto es necesario para dañarlo sin sentir culpa. Imposible el diálogo en esta situación.

Ha sido aire fresco por tanto la entrada de este grupo ¿Y qué era la justicia hasta ahora para el gobierno de la casa hasta la entrada del grupo? Poder dirigirla, maniobrarla, mangonearla, adulterarla, falsificarla y viciarla a su antojo. El mas grave de todos los síntomas antidemocráticos que se pueden diagnosticar.

Esto se estaba convirtiendo en una olla de grillos y creo que ha sido un magnífico tratamiento de limpieza esta novedad 1820 y que paradójicamente ha llevado a un aumento del MALESTAR EN LA INSTITUCIÓN

La institución, operador de la cultura, se propone regular las relaciones del sujeto con los objetos del mundo. Su finalidad no es tanto la de asegurar la protección del hombre contra las fuentes de desdicha que representan la naturaleza o el cuerpo, como controlar aquella fuerza esencial que trabaja en contra y cuyo paradigma es la agresividad.

¿La dialéctica no es entonces la de una lucha entre civilización y barbarie, sino la del incesante resurgimiento de la barbarie en el seno de la propia institución, como ha sucedido en muchas de las Juntas Generales que he vivido como secretario tercero, cuajada de ofensas e insultos personales.

En mi opinión las instituciones deben asegurar un mínimo de ese “para todos” que constituye a fin de cuentas su razón, para que el “uno por uno” llegue a tener una efectiva posibilidad.

Pero algo no cambia y es la agresividad que existe en cada uno de nosotros y cuya existencia supimos también con razón en el prójimo y que es el factor que perturba la relación con nuestros semejantes imponiendo a la cultura una serie de preceptos.

Debido a esta hostilidad primordial la sociedad y las instituciones se ve constantemente al borde de la desintegración.

”¿Por qué las instituciones que nosotros mismos hemos creado no habrían de representar mas bien protección y bienestar para todos?. Sin embargo si consideramos cuan pésimo resultado hemos obtenido, precisamente en este campo de la prevención contra el sufrimiento, comenzamos a sospechar que también en este caso podría ocultarse una porción de la indomable naturaleza, tratándose esta vez de nuestra propia constitución psíquica”, luchas de poder, egos insaciables, triunfo de los narcisismos malignos.

Hay épocas históricas de mucha conmoción, temor, confusión e incertidumbre, épocas, como la actual en el Ateneo en que para la gran mayoría de socios habría de producirse un cambio profundo del sistema social, pero en las que todavía no se vislumbra claramente la forma y el sentido en que debería hacerse.

Son épocas, pues, en las que a nivel de la conciencia individual buena parte del entramado social de la docta casa se siente conducida y abocada a vivir experiencias muy perturbadoras de las que no sabe quién es el responsable. La sensación es de alienación, viviendo y sintiendo de una manera ajena a la conciencia individual y el deseo propio y en un contexto de afectación colectiva

Aparece el fanatismo y el odio y eso tiñe de muerte las diferencias. Esa ha sido mi vivencia en el Ateneo de Madrid en estos últimos meses

Para no repetir es necesario recordar y elaborar a pesar del dolor que esto implica. Para cerrar heridas definitivamente es necesario abrirlas y limpiarlas. El hecho de que en las representaciones, los discursos, las conductas o los actos o en diversas situaciones algo vuelva sin cesar nos remite a un trauma individual o social no curado. Existen libretos repetitivos que es necesario desvelar y entender.

Lo contrario implica miedo al terror del que antes hablé, y que tal vez, está aun inscrito en un discurso no manifiesto sino inconsciente que se transmite de generación en generación. Es necesario poner nombre a los afectos más íntimos y para ello es obligatorio recordar. Para unos será necesario revivir la rabia y  poder elaborarla y entenderla sin actualizarla en una agresión externa y para otros poder sentir la culpa que tal vez nunca sintieron  y así  entender también a los inocentes que sufrieron. Culpas  y odios intergeneracionales. El recuerdo y la elaboración romperán de una vez por todas el circuito mortífero de la repetición y la sociedad, en el Ateneo, podrá por fin reconciliarse.

Ninguna perspectiva da cuenta de todo ni contiene todas las respuestas. Esta postura nos ayudará a tolerar la incertidumbre y nos empujará a interrogarnos e indagar sobre lo que hacemos.

En la medida en que todos los ateneístas nos zambullimos en el  funcionamiento de la casa y estamos decididos a buscar la verdad  pertenecemos a la misma familia.

Familia ateneísta que luchará por la no existencia de una frontera, una tapia infranqueable entre un grupa A y otro B, la locura y la cordura, la razón y la irracionalidad.

Por otro lado un desarrollo que no considere las condiciones políticas, económicas y sociales por las que atraviesa una institución será algo como una silla coja, en la cual es muy difícil sentarse y mantener el equilibrio.

Las instituciones devienen así operadores de lo que en términos freudianos llamaríamos el “proyecto de la cultura”, ese proceso que conduce a la inscripción del sujeto en el campo de lo social, efectivizando el pasaje de lo uno a lo colectivo.

Se podría objetar que las instituciones son, en contrapartida, formaciones que evidencian un grado muy superior de desarrollo, y tienen una clara definición de objetivos, discriminación de cargos y responsabilidades, mecanismos de autocontrol, y una prolongada permanencia en el tiempo.

Sin embargo en las instituciones como ha sido el caso del ateneo de Madrid han aparecido ciertos grupos que han actuado a modo de masas impulsivas excitables, extraordinariamente influenciables y crédulas; es acrítica, piensa por imágenes como en la actividad del fantaseo, y ninguna instancia racional mide su acuerdo con la realidad.

En ella, el individuo deja de ser él mismo y se convierte en un autómata carente de voluntad. (¿Grupos dentro del Ateneo como “Masa” en el sentido freudiano?)

Los sentimientos de la multitud son siempre simples y exaltados … no conocen la duda ni la incerteza … Pasan de un extremo al otro: la sospecha se convierte en certidumbre, la antipatía deviene con facilidad odio salvaje.

Inclinada ella misma a las pasiones extremas, la multitud exige ser excitada por estímulos desmedidos, y por ello es tan intolerante como obediente a la autoridad. Respeta la fuerza, y pide de sus héroes fortaleza y aun violencia … Quiere ser dominada y sometida, y temer a sus amos. Totalmente conservadora, siente profunda aversión hacia las novedades y progresos, y una veneración sin límites por la tradición.

La masa no conoce la sed de la verdad. Pide ilusiones, a las que no puede renunciar. Y está sujeta al poder mágico de las palabras, capaces de producir tormentas y también de apaciguarlas … .

Si en la mayoría de las instituciones no hay habitualmente un único líder, hay sí un ideal que suele dar lugar al desempeño de distintos líderes intermediarios entre ese ideal y los miembros del grupo. Toda institución tiene sus padres fundadores, sus héroes y sus mártires, venerados en los retratos, las placas, los monumentos, como modelos a seguir.

La institución funciona como un nombre que identifica al sujeto en el plano social, un rasgo por el que se reconoce y por el que se hace representar: el trabajo, la profesión, la universidad, el partido político, el equipo de fútbol, sustentan el entramado simbólico de pertenencias que sostienen el universo del sujeto.

Ser ateneísta.  La institución fabrica una ficción de identidad, allí donde cada individuo renuncia a su peculiaridad para incorporarse a la masa, sacrificando sus preferencias al ideal colectivo, y asegurándose a través de la pertenencia una ilusoria protección contra el desamparo infantil.

El sujeto se aferra por ello a sus orígenes, a sus estamentos, los reclama y los venera, y las crisis de la vida suelen coincidir con las conmociones que producen en las identificaciones los desasimientos institucionales: el paso de una escuela a otra, el fin de la universidad, la pérdida de un trabajo, conmueven el sistema de identificaciones que anudan al sujeto en la trama de lo colectivo.

Hay por cierto un plus de goce de la pertenencia, reconocible en las significaciones compartidas, los sobreentendidos, que delatan la casta profesional del sujeto, sus preferencias, sus gustos, su orientación, en las jergas que emplea a modo de emblemas, en las significaciones que ellas generan y en las que se reconoce y satisface. Pero existe también un plus de malestar propio de la institución, que no se vincula al éxito del programa de la cultura sino a su fracaso, y del que somos testigos privilegiados como habitantes de la docta casa y un mismo destino que  compartimos la riqueza de nuestros sistemas institucionales, y con ella su endeblez y su precariedad en el momento actual que nos debe hacer reflexionar con responsabilidad y acudir el día 31 de Mayo a participar en la renovación de cinco miembros que ya no estaremos en la Junta de Gobierno.

Dr. Alfonso Gómez Prieto

Médico-Psicoanalista. Director del Observatorio de Medicina, Estudios Clínicos y Psiquiatría de Arco Europeo. Presidente de la Agrupación «Ángel Garma» del Ateneo de Madrid. Vicepresidente de la Sección de Ciencias de la Salud del Ateneo de Madrid. Secretario Tercero de la Junta de Gobierno del Ateneo de Madrid. Miembro de la Fundación Europea para el Psicoanálisis.

 

 

 

Rodolfo Llopis y la reforma educativa en Austria en entreguerras

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Rodolfo Llopis y la reforma educativa en Austria en entreguerras

Por Eduardo Montagut

Rodolfo Llopis tradujo el libro de Robert Dottrens, La educación nueva en Austria, el Imperio a la República, que publicó en 1928, aunque hemos localizado una edición de 1929. Llopis realizó en la traducción castellana un prólogo donde reflexionaba sobre los importantes cambios educativos que se habían producido en Austria en la profunda transformación que vivió el país después de la Gran Guerra, y justo un año y medio antes de que él mismo accediera a una responsabilidad política que le permitiera emprender la reforma educativa en la España de la Segunda República. Este libro trata del prólogo.

Llopis comenzaba su texto relatando el profundo cambio que se había producido en Austria a partir de 1919. Austria había terminado la Gran Guerra con una experiencia revolucionaria que había transformado el Imperio en una República federal democrática. Por otro lado, la extensión del viejo Imperio se había reducido considerablemente, como la población del mismo. Llopis resaltaba mucho la importancia de Viena, como ciudad y estado, dentro de Austria porque representaba con su población de dos millones de personas una “cabeza enorme” dentro de un Estado “raquítico” de seis millones de habitantes. La situación del país era muy dura, la República tuvo que hacer frente a un país verdaderamente deshecho, que había perdido sus zonas más ricas. Había hambre y miseria. En ese contexto, en las elecciones de febrero de 1919 ganaron los socialistas que, al llegar al poder fueron conscientes que había que rehacer un pueblo, salvar la revolución y consolidar la República. Para ello había que transformar la mentalidad de los austriacos porque hasta entonces habían sido súbditos, “servidores ciegos, obreros dóciles”. Ahora se necesitaban ciudadanos libres, obreros conscientes. Y esos hombres debían salir de la escuela. Por eso, la escuela, los maestros y la educación tenían que impregnarse de los nuevos “sentimientos” e ideales, y funcionar como instrumentos eficaces para forjar las nuevas generaciones.

La figura clave en la reforma educativa sería el ministro de Instrucción Pública, Otto Glöckel, que había sido maestro de primera enseñanza, y que había padecido, como afirmaba Llopis, bastantes persecuciones por sus ideas socialistas, llegando a ser expulsado de su carrera.

Glöckel creó inmediatamente una comisión de reformas, integrada por expertos, a quienes confió la reforma educativa en el país. Durante los diecinueve meses en los que estuvo en el Ministerio se pusieron las bases del cambio educativo, realizándose los primeros ensayos y redactándose los primeros programas escolares. Pero, antes, el ministro se había encontrado, según Llopis, con una organización educativa que calificó de plutocrática. La enseñanza superior solamente estaba al alcance de las clases altas, y era una enseñanza, en general, al servicio de la burguesía. El ministro quería acabar con estos privilegios, aunque eso le originó una fuerte oposición de los conservadores y de parte de la propia Universidad. Pero implantó la escuela media común, abrió la primera y segunda enseñanza a la capacidad, la vocación, al talento, colocando los primeros pasos para la escuela única, por la que tanto lucharían los socialistas españoles, entre ellos Llopis, en apreciación nuestra.

Otro problema era la falta de maestros (como luego tuvo que hacer frente la República española), pero también existía el divorcio entre la escuela y la familia, sin olvidar la desigualdad existente entre maestros y maestras. Estos asuntos fueron tratados y solucionados. El ministro se planteó como un objetivo preferente la educación de la mujer, pero también la formación de los maestros y maestras, estableciendo la importancia que debían tener. Contactó con los padres, y todo con el fin de que la escuela adquiriera un papel social fundamental.

Con la victoria conservadora en octubre de 1920 la obra de Glöckel quedó paralizada. Pero como la legislación austriaca daba mucha autonomía a los estados, Viena, gobernada por los socialistas, pudo llevar a cabo las reformas planteadas. Entre los protagonistas de estos cambios en Viena estaría el propio autor del libro que tradujo Llopis, Robert Dottrens, que había sido director de escuelas en Ginebra, profesor en el Instituto J.J. Rousseau y presidente del Bureau Internacional de Educación. Dottrens pasó seis meses en las escuelas vienesas, y de esa experiencia salió el libro. Debemos recordar que, además de lo que explicaba Llopis, Dottrens (1893-1984) fue un eminente pedagogo suizo muy preocupado por la educación individualizada.

Llopis relataba en el prólogo cómo el suizo explicaba el proceso educativo del niño en Viena, que arrancaba desde el mismo nacimiento, para lo cual se había creado la obra del “Bien Nacer”, continuándose en los Jardines de Infancia, Escuelas primarias, medias elementales y superiores, y escuelas complementarias profesionales, en lo que calificaba como el ensayo más serio de escuela única en toda Europa.

Pero Dottrens también explicaba en su libro todo lo relacionado con la pedagogía, que era lo que Llopis consideraba más interesante del mismo. En Viena se respetaba la personalidad del niño, su actividad y trabajo personales, al constituirse en el centro del trabajo escolar. No había horarios ni asignaturas, sino concentración de materias, tomando como base el estudio del medio.

Llopis terminaba elogiando el esfuerzo desarrollado en Viena, a pesar de las grandes dificultades de la posguerra, y que había sido la obra de un partido político que habría sabido identificar sus intereses de partido, sus intereses de clase con los intereses de la nación.

Hemos consultado el prólogo en el número 6208 de El Socialista del día 2 de enero de 1929.

Director del Observatorio de Historia de Arco Europeo: Eduardo Montagut

Profesor de Historia

 

 

LAS ELECCIONES DEL ATENEO

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Con sólo dos candidaturas, denominadas Candidatura Grupo 1820 y “En defensa del Reglamento (Independientes, Red, Convergencia)”, el 31 de mayo se renovarán cinco de los once puestos de la Junta de Gobierno del Ateneo de Madrid: Vicepresidente primero, Vocal primero, Contador, Secretario segundo y Secretario tercero.

De la candidatura 1820, conocemos y mencionamos con especial afecto, a Marta Sanz Justel y a Agapito Pageo Ruzafa.

Para la Vicepresidencia primera presenta 1820 a Marta Sanz Justel, que nos consta que es una excelente candidata; en efecto, es Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad complutense de Madrid, con más de 20 años de experiencia en el mundo de la comunicación y la publicidad. Su trabajo tanto en televisión, como en digital y eventos, le ha llevado en la actualidad a ser Directora del equipo de producción de Soluciones Especiales en Atresmedia. Ha trabajado en otros grandes medios de comunicación como Mediaset o La Sexta. Desde octubre de 2021 preside la Sección de información y comunicación del Ateneo de Madrid.

También nos consta que es un excelente candidato Agapito Pageo Ruzafa, que se presenta a Vocal. Es Licenciado en Derecho por la Universidad de Granada y realizado durante 25 años relevantes proyectos culturales.

De la otra candidatura queremos mencionar, también con especial afecto, a María Teresa Pedraza Guzmán de Lázaro y a Odilo Domínguez, que en algunas citas electorales han ido en candidaturas conjuntas con Arco, y de los que debe elogiarse su dedicación personal al Ateneo.

María Teresa, candidata a Vocal, tiene seis años de experiencia en la Junta de Gobierno del Ateneo en los cargos de Vocal, Depositaria y Socia Bibliotecaria (2015- 2021) y es Presidenta de la Agrupación «Marie Curie». En cuanto a Odilo Domínguez, candidato a Contador, también conocéis que es contable analítico, editor y empresario. En la actualidad es Presidente de la Escuela Mayor de Danza. Fue fundador de las Secciones de Información y Comunicación -que presidió en el pasado curso 2020- 21- y de la de Pensamiento Marginal.

Queremos destacar también la buena dirección que al Ateneo le está dando su actual Presidente Luis Arroyo; en efecto, en Arco consideramos que han sido muchos más los aciertos que los errores y, por ello, le felicitamos por su primer año de presidencia y deseamos que pueda seguir teniendo en la Junta de Gobierno los apoyos suficientes para continuar con éxito su gestión.

Por último, desde Arco apostamos por el diálogo y el consenso entre las distintas sensibilidades. Creemos posible y exigible que se consigan acuerdos para el mejor funcionamiento de la Docta Casa.

Mucha suerte a todos los miembros de ambas candidaturas.

ARCO LIBERTAS / ARCO EUROPEO PROGRESISTA

Educación literaria: perspectivas didácticas

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Educación literaria: perspectivas didácticas

Por Rosa Amor del Olmo

El objetivo básico de la educación literaria, cuando menos en los niveles de la Enseñanza Primaria y Secundaria, no puede ser la transmisión académica del legado de las obras y de los autores pertenecientes al canon oficial. Al contrario, el objetivo básico ha de pretender la adquisición y desarrollo de la competencia literaria de los alumnos, concebida como competencia lectora (específica) que, de acuerdo con Teresa Colomer, “requiere el reconocimiento de una determinada conformación lingüística y del conocimiento de las convenciones que regulan la relación entre el lector y este tipo de texto en el acto concreto de la lectura” (Colomer, 1991: 22).

En este sentido, las intervenciones didácticas, por lo que se refiere a la educación literaria, tendrán que plantearse el cómo pueden conseguir las habilidades de la competencia lectora, esto es, “cómo y cuándo aprenden los niños y las niñas a entender y a disfrutar de los textos que llamamos literatura en nuestra sociedad, y qué se puede hacer para ayudarlos en este proceso” (Colomer, 1995: 8). Claro que la búsqueda de un objetivo de esta naturaleza, en nuestra opinión, requiere de los profesores un cambio de orientación en su actividad docente, un cambio de orientación que se fundamente tanto en los presupuestos de aquellos paradigmas de la teoría literaria que incidan en el protagonismo del sujeto como dueño del proceso enunciativo. Se trata, en palabras de Rodríguez Almodóvar (1994: 17), de “la posibilidad de sustituir, de una vez por todas, la información literaria de los antiguos planes de estudios por la educación literaria”; de lo contrario, será muy difícil que los niños y adolescentes se entusiasmen con la aventura de leer.

El objetivo básico que acabamos de señalar, la formación de lectores (literariamente) competentes, se concreta en las ayudas y en las estrategias que la intervención didáctica le aporte al lector para que este pueda moverse por el texto siguiendo los itinerarios inscritos en las estructuras del tejido textual. Puesto que, como ha puesto de relieve, entre otros autores, U. Eco, todo texto postula un determinado destinatario como Lector Modelo, no parece muy arriesgado suponer que el texto literario construye a su lector con un especial cuidado y esmero mediante una serie de instrucciones inscritas en su interior.

“Debemos decir ya que un texto postula a su destinatario como condición indispensable no solo de su propia capacidad comunicativa concreta, sino también de su propia potencialidad significativa. En otras palabras, un texto se emite para que alguien lo actualice” (Eco, 1987:76-77).

El concepto de Lector Modelo Literario puede asumir, de forma adecuada, la definición que Umberto Eco propone para el Lector Modelo en general: “el conjunto de condiciones de felicidad, establecidas textualmente, que deben satisfacer para que el contenido potencial de un texto quede plenamente actualizado” (Ib., p. 89). De aquí que el alumno adquiera la cualificación de lector competente cuando él mismo se sienta reconocido en el texto que lee, esto es, cuando sea capaz de entrar en las “reglas del juego” a las que le invita el pacto enunciativo, según el cual los significados son el resultado de una negociación entre la triple mediación que se produce entre autor, lector y texto. Claro que la posibilidad de disfrutar de tal pacto enunciativo, con la finalidad última de producir una interpretación del texto, no depende, como pretendían ciertas tendencias de la crítica literaria, de las intenciones del autor o de las características formales del texto sino también de las capacidades cognitivas, de la enciclopedia cultural del aprendiz y de sus actitudes estético-afectivas. Desde este punto de vista, Teresa Colomer ha formulado con bastante precisión cuál ha de ser la tarea de la Didáctica de la Literatura para que el lector pueda apropiarse del texto:

“Desde el campo de la teoría literaria se ha pasado a mostrar, pues, cómo el lenguaje de ficción provee al lector de instrucciones, cómo le da pistas para la construcción de una situación comunicativa y para la producción de un objeto imaginario. Desde el campo de la educación será necesario establecer cómo aprenden los niños y adolescentes a seguir estas pistas. Será preciso saber qué elementos de la construcción literaria resultan más sencillos y cuáles más complejos para ofrecerlos a lo largo del currículum escolar. Y se deberá, también, escoger los textos que ayuden a seguir ese itinerario. Es decir, habrá que determinar qué libros enseñan a leer a los niños y niñas a través de la construcción poética o narrativa que les ayuda a negociar el significado y a desarrollar las habilidades de recibir el texto como literario” (Colomer, 1995: 12).

La participación del lector en la situación comunicativa literaria requiere poner el acento más en las estrategias, en las operaciones cognitivas, en las actitudes afectivas positivas, en las reflexiones metalingüísticas, más que en los contenidos conceptuales propios del enfoque historicista de la literatura. De momento.

Directora del Observatorio de Educación de Arco Europeo: Rosa Amor del Olmo

 

Palabra de médico…

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Palabra de médico…

Por Pilar Úcar

Nos recibe con su bata blanca y la mascarilla incrustada; detalle que hace más atronadora su voz tras el escudo facial.

Mucho se habla de pacientes agresivos, insultantes y ofensivos, del enfado y la rabia que escupen a los facultativos, y casi nunca o en muy raras ocasiones, nadie levanta el dedo para protestar por el trato recibido de quienes tienen como misión atender y sanar, en la medida de sus posibilidades y recursos, nuestra salud.

Sí, hoy escribo sobre la palabra de los médicos, sobre su forma (lingüística) de interactuar con el paciente. Me malicio que comunicación, casi nula.

Intentamos explicar los síntomas y: ”¡¡para esto no se viene a urgencias!!”, le largó el dermatólogo hace unos días a mi hijo, universitario, que pasmado pero muy educado le contestó: “perdón por las molestias y por ocupar su tiempo, pero en triaje me han dicho que esperara a que me viera el especialista”.

En otra ocasión describí l’esprit de l’escalier…vamos, que mi hijo se quedó mudo como el enanito de Blancanieves, sin capacidad de reacción in situ (eso sí, a la salida, redactó una queja dirigida a atención al paciente del hospital al que acudió).

Hay modos y formas de expresarse de los médicos que dejan mucho que desear: brusquedad y tajancia, rudeza y desprecio; más allá de los tecnicismos y la monosemia de su propio idiolecto, el doctor (¡¡ojo!!, así llamados pero en muchos casos sin un PhD) no refleja ni inteligencia emocional ni empatía (si en el plan de estudios universitario aparecían dichas materias, él faltó a clase esos días).

El lenguaje facilita el acercamiento… en este contexto necesario e imprescindible. Gestos, pausas, entonación, silencios y la consabida interrogación negativa: “¿no sabe usted que…?” Susto mayúsculo, ya nos han sentenciado: sentimos que nos diluimos.

(Continuará)

Observatorio de Filología y Lengua española de Arco Europeo

Directora: Pilar Úcar Ventura

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Los socialistas españoles de Buenos Aires ante la Segunda República

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Los socialistas españoles de Buenos Aires ante la Segunda República

Por Eduardo Montagut

En Buenos Aires existía una Agrupación de socialistas españoles, que se reunieron para realizar un conjunto de peticiones al Gobierno provisional de la República, a través de Largo Caballero, en los inicios del verano de 1931, en plenas elecciones a Cortes Constituyentes. Rescatamos las 19 propuestas en este artículo, destacando aquellas que tenían que ver con los emigrantes:

  1. Abolición de la pena de muerte.
  2. Separación de la Iglesia del Estado y confiscación de sus bienes.
  3. Supresión de las Tribuna es militares.
  4. Instrucción laica y racionalista gratuita y obligatoria para todos los niños hasta los catorce años de edad.
  5. Sufragio universal y secreto para ambos sexos desde los veintiún años de edad.
  6. Repatriación de los ciudadanos españoles que se encuentren en situación necesitada.
  7. Amnistía general y amplia para prófugos y desertores.
  8. Ciudadanía a los seis meses a los españoles que regresan a España.
  9. Municipalización de las tierras que estén dos años incultas y su entrega a Sociedades obreras y Cooperativas agrarias para su explotación.
  10. Agregados obreros a las Embajadas.
  11. Prohibición de cotos de caza y criaderos de reses bravas.
  12. Disolución del Cuerpo de la guardia civil.
  13. Formación de una guardia republicana democrática.
  14. Expulsión de todos los frailes y monjes y confiscación de sus bienes.
  15. Sustitución de la cédula personal por cartera de identidad gratuita y perpetua.
  16. Trabajo obligatorio para todos los ciudadanos españoles desde los dieciséis a los cincuenta y cinco años de edad.
  17. Impuesto fuertemente progresivo sobre la renta del suelo rural, con recargo a los propietarios que no la cultiven ellos directamente o por medio de sus familiares.
  18. Reducción gradual de les derechos de aduanas hasta su completa extinción.
  19. Impuesto progresivo sobre la herencia.

Fuente: El Socialista, número 6986 de 1 de julio de 1931.

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Observatorio de Historia de Arco Europeo

Director: Eduardo Montagut

 

Los obreros de Madrid contra el nepotismo municipal en 1906

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Los obreros de Madrid contra el nepotismo municipal en 1906

Por Eduardo Montagut

El 10 de mayo de 1906 se discutió en sesión extraordinaria del Ayuntamiento de Madrid un dictamen que proponía una modificación del reglamento de empleados para que se suprimiera el reparto de los empleos entre los concejales, es decir, que se hiciera por oposición o concurso. Pero los contrarios al cambio el pensaban que se quitaba “soberanía” al Consistorio en esta materia. Los concejales socialistas pretendían dicha reforma. Al final no salió el cambio por dos votos, provocando que el Centro Obrero (precedente de la Casa del Pueblo) organizase un acto de protesta en el Teatro Variedades unos días después.

El primer orador fue Mariano García Cortés, que recordó las proposiciones presentadas en el Ayuntamiento por concejales socialistas y republicanos para que los cargos que dependiesen del mismo se proveyesen por concurso u oposición porque era el único procedimiento para garantizar la idoneidad y “moralidad” de los empleados. En este sentido, criticó duramente al alcalde y a los concejales que habían votado en contra de la reforma porque creía que no eran acreedores de la confianza del vecindario madrileño. García Cortés aprovechó para resaltar la importancia de los asuntos municipales para la clase trabajadora, siguiendo el tradicional municipalismo socialista. Recordemos que posteriormente, García Cortés sería concejal en dos ocasiones.

Santiago Pérez, en esa época redactor de El Socialista, siendo uno de los especialistas en información municipal, además de conserje del propio Centro Obrero, para luego tener un gran protagonismo en el Instituto de Reformas Sociales, y en el sindicalismo y cooperativismo madrileños, fue el segundo orador. Pérez fue muy duro con el alcalde, además de considerar que no le extrañaba el resultado de la votación porque consideraba que la mayoría de los concejales lo eran por su dinero y, por lo tanto, miraban por sus intereses, en una implícita alusión al sistema electoral corrupto de la Restauración.

Por fin, habló Pablo Iglesias, concejal en ese momento, y uno de los protagonistas del debate y votación. Iglesias comenzó aludiendo a que, con ese acto, como con otro celebrado unos meses antes, se pretendía, en primer lugar, estimular el interés obrero por los asuntos municipales. Para el líder socialista la oposición de los concejales al cambio se debía al hecho de que imperaba entre ellos la idea de que no existía opinión, y que la entrada de los concejales socialistas era obra de la casualidad, y que no se repetiría. Aludió al argumento de la pérdida soberanía o independencia del debate municipal que se esgrimió por los contrarios al cambio. Explicó que el principal defensor de esa supuesta independencia había sido designado por real orden y no por el Municipio.

Las oposiciones y los concursos no eran sistemas perfectos, siempre según Pablo Iglesias, porque existía el problema de las recomendaciones, pero ofrecían más garantías que la designación por parte de un concejal, como se estaba haciendo.

Iglesias dedicó parte de su intervención a ocuparse de la posición que la prensa observaba con los concejales socialistas, pero terminó leyendo una lista de nombramientos que demostraban el nepotismo municipal en Madrid, y nepotismo puro y duro porque todos eran parientes muy cercanos a los concejales.

Hemos consultado los números 1054 y 1056 de El Socialista. También hemos trabajado con el Diccionario Biográfico del Socialismo Español. Para las cuestiones municipales madrileñas es imprescindible acudir a los libros de Santiago de Miguel Salanova, Republicanos y Socialistas. El nacimiento de la acción municipal en Madrid (1891-1909), Madrid, 2017; y Madrid, un laboratorio de socialismo municipal, Madrid, 2019.

Observatorio de Historia de Arco

Director: Eduardo Montagut

Las meninas…

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Las meninas… ¿nos miran? ¿Las miramos nosotros? De paseo con María Agustina e Isabel

Por Pilar Úcar

Sin duda, parece que estas jóvenes damas de honor se quieren escapar del famoso cuadro velazqueño y que sus ojos piden salir fuera del marco. Ojos escrutadores, calmados y suplicantes, a la vez… un guiño tímido convertido en un coup d’oeil muy atrayente y misterioso. Aunque las miremos por encima y las sobrevolemos hay algo más allá de la distancia temporal: el pretérito se hace presente.

Mucho se ha dicho y muchas páginas se siguen escribiendo acerca de la renombrada pintura: superposición de planos, atmósfera evanescente, el arte más allá del arte, composición clásica…Casi palpamos ideas y pensamientos de las figuras que se reúnen en la sala palaciega de aquel año áureo. Acciones congeladas en instantes pictóricos llenos de auténtica realidad. Todo muy genuino y también original: el espejo y sus movimientos en caleidoscopio. Elementos, señales y detalles que giran en torno a la protagonista, la infanta Margarita.

Hoy nos interesan las damas de honor, damas de su corte de joven heredera, con un futuro prometedor malogrado, tan joven…solo con 21 años, feneció de las secuelas de un difícil parto.

Hablemos, pues, de esas dos adolescentes, “trabajadoras” de familias nobles que entran a servir a la Infanta: identidades propias con nombre y apellidos, compuestos y de solera: María Agustina Sarmiento de Sotomayor es la que ofrece un búcaro a su dueña, e Isabel de Velasco observa atenta al retratista; casi acartonadas, manteniendo la pose de foto: comedidas sin osar decir el coloquial ¡¡cheesss!! O el familiar Pa-ta-ta. No, es impensable descomponerse: esas vulgaridades para el populacho.

Porque no lo olvidemos: nobleza obliga. Mantener la compostura y el tipo; no conviene dar rienda suelta a emociones ni sentimientos.

Me fijo desde nuestro 2022 en ellas, en su actitud y sobre todo en el buen desempeño de sus funciones, atentas siempre a lo que diga “la jefa”. Acudir a ella antes de que lo solicite, presta a sus deseos, imaginarlos y adivinarlos: por eso desde el gesto de inclinación reverencial o desde la altura protectora, custodian a una niña a la que deben obediencia y pleitesía. De ahí les viene el salario.

A María Agustina y a Isabel, las miro y las admiro desde mi presente, desde mi actualidad de fémina empoderada con todo este trajín de mujerío que impera en la centuria, todavía incipiente, que vivimos. Pero no dejan de inquietarme…

El sevillano trepa y capitalino, amigo de su rey querido y del dramaturgo don Pedro (vaya trío) las pintó en 1656 a sus 57 años.

Sospecho que era consciente de cuánto deseaban hablar una y otra; María Agustina e Isabel, de haber podido, de haberlas dejado largar, habrían proferido perlas para elaborar un collar de varias hileras, pero ambas se dieron un punto en la boca. No tocaba, no era el momento de pronunciar la más mínima sílaba altisonante. Ni mú y cremallera (estaban muy bien enseñadas).

Estoy segura que de tener arrestos (y permiso, claro está), habrían roto el bastidor y de un manotazo, apartando a Maribárbola y Nicolasito, arrojarían la paleta del artista…sin pudor ni temor de Dios y arremangándose los guardainfantes saldrían a recorrer con ganas y fruición la cava alta y la cava baja, tan frecuentadas por capitostes… masculinos, por supuesto, esos personajes y personajillos de todo pelo y pelaje con poder que tapaban bocas e impulsos a pura mordaza.

En un gesto de comadreo, por qué no invitar a su infanta Margarita Teresa a saltar por encima del encorsetamiento regio, a brillar por sí misma, a reinar ella sola sin ser la “con suerte”… Formarían parte de una sororidad solidaria e ilusionante, llena de estudios y viajes, libros y teatro, países y amigos. La animarían a crecer por su propio pie y a descubrir latitudes, emociones y desengaños… sin guías ni directrices limitantes.

En definitiva, esas dos meninas se podrían convertir en dos conspiradoras, amigas cómplices que la conminarían a ser ella misma.

Seguro que trababan amistad con las mujeres quevedescas, esas deslenguadas y mordaces, libertinas e independientes que ocultaban bajo sus sayas badajos de fuste como las inmortalizó en poesía cínica y satírica, el colega don Francisco (de Quevedo y Villegas).

Esas mujeres del pueblo, lucían campanudas y opalandosas vestimentas que no dejaban al descubierto pasiones y divertimentos, pero que gozaban complacientes y decididas.

Cuidado, no nos salgamos de los cánones, de aquellos parámetros del siglo de Oro cultural y de mucho oropel. Ese siglo XVII tan de claroscuros: a veces tenebrista y otras, resplandeciente. Luces y sombras en un mundo que se asomaba tras el cortinaje que oteaban los monarcas: que nadie se desmande y las mujeres, menos. La autoridad siempre y no romper el orden establecido.

Me malicio que a María Agustina e Isabel, nuestras célebres meninas, tras sus ojos y su mirada glauca, su apostura les apretaba de manera asfixiante; y no precisamente el corpiño, sino todo un mundo muy masculino y muy varonil -en demasía viril-, en el que ellas semejaban cromos insertados en el álbum del tiempo.

Entregadas a lo que las reclamaran, a quienes pidieran servidumbre: oír, ver y callar. Dos mujeres cabales, de moral recta, tan envaradas como exige el contrato que han firmado. Y como el agua a la superficie, se han adaptado a las medidas del cuadro, al diseño con escuadra y cartabón que han hecho de sus personalidades.

Atisbo una mirada disimulada, un grito sofocado en la garganta, dirigido al espectador de hoy, a tantas y tantas miradas que las contemplan.

¡¡Quién sabe si mantienen su palmito a buen recaudo y sin riesgo de denodados esfuerzos por conseguir su propia autonomía…!! Tal vez se sientan cómodas en esas coordenadas espacio-temporales que les ha marcado la historia. Hacen cierto aquel dicho popular de “ojos que no ven, corazón que no siente”; vamos, que en  aquella corte se está tan a gustito, aguantando el chaparrón que cae fuera… que otras están peor, sin duda…

Ahí las dejo con el trampantojo que produce la ignorancia, a sabiendas de que hay más vida lejos de esas cuatro paredes, otros mundos que pintar, otros juguetes con los que divertirse no solo con esas personitas tan abufonadas.

Me pregunto yo de qué manera harán de la necesidad, virtud y cómo se mantienen clavadas en el andamio constreñido de un siglo que pasará por encima de ellas, remetidas en sus faldones y quietas en un cuadro.

Pero, ¿cuentan con recursos para aspaventar moscas de aburrimiento, horas y horas aletargadas, arrastrando sus pies y sus almas de estancia en estancia?

Me dan ganas de agitarlas, aunque se deshaga el peinado tan labrado que ostentan, de darles la mano, lanzarles una escala y ¡venga!, al mundo, al siglo que decía Fray Luis de León, a la vida…si no me siguen, no queda otra que espetarles: “de acuerdo, me rindo, toca apechugar”. ¡¡Sacudíos de una vez por todas, los secretos humanos y dad rienda suelta a vuestra libertad tan esencial!! Queridas María Agustina e Isabel, os esperamos.

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Observatorio de Filología y Lengua española de Arco Europeo

Directora: Pilar Úcar Ventura