La transición conjugada en gerundio, por Belén Rico García, Subdirectora de Arco Socialista
Solemos decir la expresión, la España de la transición, como una etapa de los libros de historia ya pasada. No, aún estamos transicionando. Que no se han abierto todas las fosas ni analizado todos los cadáveres de ciudadanos españoles asesinados en las cunetas, no es lo único que nos quedar por concluir, ojalá, falta un aspecto muy primordial y es que aún no se ha estudiado minuciosamente todo lo ocurrido ni se ha contado la verdad de los hechos. ¿Por qué?.
Porque edulcorar la historia, azucararla, es una forma más de dominio y de control por parte de los vencedores de una guerra. No bastó solo el dominio político o económico, desearon el más poderoso, el de la propia historia, el de la memoria, controlar lo que permanecerá cuando nos hayamos ido. Controlar a través de poseer ellos el discurso.
No se puede hablar como pretenden algunos, descafeinando la verdad de lo ocurrido, gustar de decir que España vivió un régimen autoritario. No, España vivió una dictadura con todos los ingredientes que la ciencia política indica para ser denominada como tal.
Estos ingredientes son el terror, el culto a la personalidad, la propaganda, el adoctrinamiento, la purga del enemigo, y la política de limpieza.
Fue una labor tan bien realizada que de estos barros vienen estos lodos como diría Joaquín Sabina. Hagamos memoria, Franco animó a sus oficiales a ser extremadamente salvajes y brutales. Cuando tomaban una ciudad a las pocas horas había una carnicería innecesaria desde el punto de vista de la estrategia militar, pero que iniciaba la limpieza social. Con esta actitud se pretendía algo más que una victoria militar.
Pero Franco además de su ejército sanguinolento y fiel necesitaba poder entre los suyos. Mientras sus compañeros, los generales, se preocupaban de ganar batallas, él estableció un gabinete de prensa. Necesitaba marketing para sus propósitos. Pero necesitaba el poder sobre las élites de la iglesia, el ejército, las clases altas, la aristocracia y los grandes empresarios. Necesitaba todos los sectores de la sociedad. Ahora hacía falta la propaganda.
En las zonas conquistadas por Franco, muchos ciudadanos estaban en su contra. Para resolver este problema utiliza la política de limpieza social, la purga del enemigo, pero esta vez en su máxima crudeza. Ya no consiste en acorralar al enemigo, hay que erradicarlo, asegurarse que no queden vestigios de su ideología.
Consideró a los contrarios a sus ideas como no españoles, fuera del pueblo español. Los que no pensaban como él no eran España. El ministro Serrano Suñer se jactaba de comentar ”fuera de España no hay españoles” . Me hiela la sangre no considerar españoles a tantos y tantos ciudadanos repartidos por el mundo para salvar sus vidas y a lo más granado de nuestra intelectualidad a Juan Ramón Jiménez, Zenobia Camprubí a Victoria Kent, a María Zambrano, a Madariaga, Severo Ochoa, Ángel Garma, María Lejárraga, Manuel de Falla, Picasso, Luis Cernuda, León Felipe, Machado, Elena Fortún, Margarita Xirgu, Rosa Chacel, Pedro Salinas, Ayala ,Max Aub, Buñuel, Sender, Clara Campoamor, Semprún…
Continuemos con los recuerdo, tras la finalización de la guerra y la huida de españoles del país, las exhibiciones triunfalistas proliferan como la más potente de las propagandas.
Otra táctica era el adoctrinamiento. Utilizaba el adoctrinamiento católico, incluso el catecismo que se usaba con los más pequeños para moldearlos informándoles con él sobre el régimen y sus bondades. El Cara al Sol de los patios de los colegios, la educación de las niñas en la feminidad rotunda. Separar las aulas por sexos. Inculcar valores patrióticos, religiosos y familiares, las llamadas clases de formación del espíritu nacional donde se inculcaba el espíritu fascista del régimen. El régimen velaba por la mujer caída a través del Patronato de la Mujer, brazo controlador la moral que se pretendía para las mujeres. Apoyaban su lucha en las ruinas morales y materiales producidas por el laicismo republicano y el desenfreno y la destrucción marxista, apartando a las mujeres del vicio y educarlas arreglo a las enseñanzas de la religión católica.
Como diría Nelson Mandela, “la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. Nos construye la visión del mundo y juega con nuestras emociones y nuestros pensamientos. En el adoctrinamiento franquista, siempre estuvo presente el sexismo, la manipulación del lenguaje, la censura y la desigualdad.
La educación transmite valores, pero el adoctrinamiento dicta lo que hay que hacer sin reflexión alguna y desde la postura del sometido. Se buscaba una España de ciudadanos no educados sino dirigidos y conducidos. De ahí que el método educativo preponderante de la época fuese el memorístico, es decir, lo que no requiere reflexión. Instruir, no educar. Se trata de domesticar para someter y dominar a un español que no piense por si mismo sólo que acate órdenes.
Dar sustancia al miedo, impedir la escucha de discursos alternativos recordando a la población los riesgos de la vida sin el régimen. A las mujeres se les anuló el deseo sexual, no sólo la libertad de realizarlo. Aún estando casada su deseo debía ser el de ser de madre no el de la sexualidad. Aceptar la dependencia masculina y que sin hombre no se es nada. El hombre, pater familia, trabaja fuera de casa y la mujer en el hogar. Este rol de género se intentaba transmitir a los niños.
La ideología se pretendía tramitar a través del contenido de las publicaciones para convertir en hombres y mujeres del régimen a los niños. Historias como Sissi, Flechas y Pelayos. La revista Bazar tenía secciones como “historias de santos”, “tijeras, hijo y dedal”, o “juguemos a ser amas de casa”, “manuales de comportamiento”, animando a las niñas a unirse a la sección femenina.
Gran parte de la literatura infantil imperante en la 2ª República desapareció dando paso a historias melodramáticas de niños huérfanos y desgraciados que consiguen la felicidad por su virtud de sacrificio. Pero la herramienta más visual de la propaganda socializante del Franquismo fue el NO-DO, noticiario panfletario de triunfos, embalses y la imagen de un caudillo trabajador y victorioso.
Franco recompensaba a quienes le informaban sobre casos de corrupción y lejos de tomar medidas contra los culpables procuraba que supieran quién les había denunciado. Mantenía así una llave clásica de poder personal, dividir para gobernar. Mantenía a la gente dividida entre denunciados y denunciantes. Dejarlo “todo atado y bien atado”, como decía Franco.
Otra estrategia utilizada por el régimen para someter el pensamiento de la sociedad fue asociar la política con el peligro y funcionó muy bien hasta finales de los años 60. Introdujo en la población la consigna de que tener una opinión política era cometer un crimen. Ello impidió que la gente entrase en política porque estaba asociada con el conflicto y la guerra. Al director de un importante diario dijo Franco un día “Haga usted como yo, no se meta en política”. Él reclamaba una legitimidad por encima de la política de partidos. Antes que los partidos, la patria. La política como actividad indigna y fuente de conflictos.
Se intentaba inocular el apoliticismo en los españoles. Esto fue objetivo primordial de la propaganda franquista. Consiguió con estas estrategias congelar a España en el tiempo, dominar el pensamiento y la sociedad y cultivar una imagen de hombre de Estado benigno y soberano paternal de cara al exterior. Se fue creando el franquismo sociológico, es decir, el régimen de franco no se sostenía solo por el apoyo del ejército. La gente en masa por razones culturales o religiosas se sentían bien acomodados en sus zonas de confort.
Al final de sus días, un dictador, asesino de masas, se llegó a proyectar como el abuelo del pueblo. Impresionante. Personalmente no encuentro un trabajo mejor hecho en la historia. Pero se enfrentaba al último de los desafíos, el futuro de su España, de su mesiánica creación personal cuando ya no estuviese entre los vivos, ¿cómo dominar después de muerto?
Confió en Juan Carlos de Borbón para que continuase su legado. El legado no se continuó exactamente, al pie de la letra, pero no desapareció del todo. En 1995 Adolfo Suárez confesó a micrófono cerrado a la periodista Victoria Prego que el PSOE estaba presionando en Europa para realizar un referéndum monarquía o república y las encuestas daban a la República vencedora.
En la actualidad Juan Carlos ya pasó a la historia y su hijo continúa el legado de Franco puesto que el designio en esta ocasión no es la monarquía por la gracia De Dios, lo es por la gracia de Franco. Jamás se produjo este referendum, ¿quizá los líderes políticos, al igual que Franco, pensaban que el pueblo español no era lo suficientemente maduro como para ser republicano?.
Al igual que Victoria Kent propuso paralizar el voto de la mujer en sus tiempos porque la mujer no estaba preparada para votar libre, sino perversamente controlada por su confesor, su esposo o su padre, hoy esta posición estaría vigente con respecto a la votación sobre monarquia o república entre los españoles, como estuvo contaminada la transición y sus transicionadores. Víctimas de una sociedad y de su época. Durante la transición se olvidó adrede la memoria histórica y elaboraron leyes obstruccionistas basadas en la defensa del honor, la intimidad personal y el derecho a la propia imagen.
Mantuvieron paralizado, por miedo, la revisión del pasado entonces más reciente. Luego otra vez el adoctrinamiento y el miedo franquista continuaban con éxito su trabajo. De una forma u otra, alguien quiere adueñarse del pasado, aunque sea a través del silencio. Pero se consiguió el propósito, y es que una generación de jóvenes nacidos a final del franquismo y durante la transición desconozca el pasado reciente de su país. Se ha conseguido el objetivo principal del adoctrinamiento franquista, que les de igual. ¿De qué hablan estos? ¿gastar el dinero en levantar qué fosas? ¿quién es Franco?.
Los que se adueñaron del pasado, construyéndolo a su imagen y semejanza van ganando la partida, con la herramienta más silente y más hiriente, el olvido y la falta de interés de las generaciones jóvenes. Cuando Victoria Kent después de 20 años de lucha activa en el exilio regresa a España y ve una monarquía, coge un avión y no regresa jamás. En 1986 Felipe González le otorga la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort, no volverá a España por un trozo de metal, sólo volvería por una República. Ella y tantos otros se sintieron muy traicionados y con ese dolor fallecieron disgregados por el mundo.
Si no se levantan las fosas, si no se hace un referéndum sobre monarquía o República, el legado del dictador continúa funcionando después de muerto, porque son sus designios los que consentiríamos siguieran vivos, sus mandatos, sus deseos. El adoctrinamiento habría dado sus resultados, seguiríamos sin aplicar a la dictadura las consecuencias merecidas. Hace un tiempo el moderador de un foro televisivo preguntó ¿qué nos quedaba hoy del franquismo?
Yo cambiaría, tristemente ya mi pesar la pregunta por otra ¿Qué es lo que nos queda hoy sin la presencia todavía del franquismo?…la verdad sea dicha…muy poco.
El nuevo y pérfido método de actuación, es dejar pasar el tiempo, que el sometimiento continué, usando como método del olvido generacional. La violencia silenciosa de la doctrina franquista se sigue aplicando y nos mantiene aún pasivos. El tiempo empieza a ser importante. Que nadie muera sin la memoria rescatada de los suyos es la primera lección de democracia. El tiempo y su paso no nos espera. Mientras estos asuntos continúen pendientes y el legado franquista de imponer la monarquía también, la transición española sigue sin resolverse.
Nunca olvidemos que Franco no hizo una guerra como una campaña militar, lo que Franco realizó fue un reajuste político de medidas que impidiesen que la República volviese existir jamás. Fue una forma de ingeniería social cuyo mecanismo aún no ha dejado de funcionar. Franco aún no muerto, porque su ingeniería social no lo ha hecho, la República aún no existe. Franco va ganando.
El día que España restablezca dignidades, haga de la monarquía un modelo de elección en las urnas, ese día podremos dar a Franco por muerto, y la transición por finalizada, pero aún no.
Ponencia del acto organizado por la Agrupación Ateneísta Agustín Argüelles sobre «El doble poder en España», en el Ateneo de Madrid el 6 de septiembre de 2022