EL TRIBUNAL DE CUENTAS EN EL ATENEO

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El pasado 13 de marzo tuvieron lugar en el Ateneo de Madrid las Jornadas “ACTUALIDAD Y FUTURO DEL TRIBUNAL DE CUENTAS”, que inauguró la Presidenta del Tribunal de Cuentas Dª. Enriqueta Chicano y concluyó el Presidente de la Sección de Ciencias Jurídicas y Políticas del Ateneo D. José Antonio García Regueiro.

El plantel fue el siguiente:

Inauguró: Enriqueta Chicano, Presidenta del Tribunal de Cuentas

Moderó: Carmen Villanueva, Técnica Auditora del Tribunal de Cuentas

Intervinieron:

Dolores Genaro, Presidenta de la Sección de Fiscalización Tribunal de Cuentas

Rebeca Laliga, Presidenta de la Sección de Enjuiciamiento Tribunal de Cuentas

Carlos Antero Maza, Subdirector de Tecnologías del Tribunal de Cuentas

José Antonio Pajares, ex Secretario General y Letrado del Tribunal de Cuentas

Cerró la jornada: José Antonio García Regueiro, Presidente de la Sección de Ciencias Jurídicas y Políticas del Ateneo de Madrid y Letrado del Tribunal de Cuentas

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La palabra y la opinión: cuestión de opinólogos

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La palabra y la opinión: cuestión de opinólogos

Por Pilar Úcar

Podríamos empezar definiendo en qué consiste ‘opinar’ y acudimos a la RAE -tan agitada en estos últimos días- para delimitar el término trasegado por unos y por otros, denostado y aplaudido, propiedad de todos y de casi nadie; leemos en el diccionario: juicio o valoración que se forma una persona respecto de algo o de alguien; fama o concepto en que se tiene a alguien o algo. Si seguimos tirando del hilo como Ariadna, nos vamos a enredar en su trampa, porque una palabra lleva a la otra y a otra…y así acabamos construyendo una red lingüística inextricable, pero interesante, eso siempre.

Por lo tanto, partimos de sinónimos que tal vez aporten luz: estimar, juzgar, creer, decir, afirmar, asegurar, dictaminar, entender, sostener.

Comprobamos que la sinonimia absoluta no existe, y a partir de un vocablo buscamos el más aproximado y así enjaretamos una cadeneta idiomática. Pero, ¿qué es opinar? Cuestión de opinólogos. En nuestra sociedad, se aplica este concepto a la persona que trabaja en un medio de comunicación opinando sobre diversos temas en los que no es necesariamente experta. Quizá ahí radique la clave que nos permita el esclarecimiento: poco hay que saber para expresar cierto juicio, parecer, sentir convencimiento, criterio, voz, veredicto, voto, sentencia, dictamen, convicciones, informe, idea…Cristalino: hoy en día opinólogos somos todos, sepamos o no, en la mayoría de casos desplegando una exhibición de ignorancia contumaz y superlativa, doctores en opinión y profesionales del punto de vista, capaces de expresar su opinión aun cuando nadie la pide.

Porque, en definitiva, nadie es opinólogo, es decir, el estudioso de las opiniones ajenas.

Opino que si alguien quiere plasmar su opinión y sacudirse el matiz peyorativo que acompaña a dicha profesión impostada, utilice las palabras opinador, opinante.

Dedicado a Rosa Amor del Olmo

DEPARTAMENTO DE FILOLOGÍA Y LENGUA ESPAÑOLA

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Directora Pilar Úcar Ventura

 

La palabra y los eufemismos de gay y lesbiana

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La palabra y los eufemismos de gay y lesbiana

Por Pilar Úcar

Mientras los académicos -lingüistas versus escritores-  en la RAE, andan a la greña que si acento va y viene, ahora lo quito y ahora lo pongo, “donde dije digo, digo Diego”, solo o sólo, (parece que necesitaban agitar el avispero mediático y darle vidilla a las sesiones artrósicas de los jueves), encuentro que hay expresiones idiomáticas en el día a día, que preocupan mucho más para su análisis y reflexión, dada la intralectura que esconden, o el miedo que solapan y por supuesto, la ideología jurásica que traslucen; veamos algunos ejemplos:

“Es una persona muy sensible”, “está más centrado en sus estudios” o “no ha encontrado todavía la chica adecuada”, neologismos todos ellos aplicados a los gays; “siempre ha sido y fue muy particular” (como el patio de mi casa cantado de párvulos) adjudicado a las lesbianas.

Estos modismos sí que confunden al receptor y provocan una distorsión más que notable en el contexto sociolingüístico, y no una tilde puesta o no al albur de emisor.

La gravedad radica en la intención disfrazada de falsa conmiseración, un antifaz paternalista y vacío de empatía hacia el otro y la otra ¿diferentes? Cerebros abstrusos y escuetos de miras que aborrecen la normalidad tan cacareada.

Señores académicos, recuerden el lema que “i-lustra” la institución a la que sirven: limpien de oscurantismos pleisteocénicos la lengua, fijen la corrección de sus normas y den esplendor a la vida de las palabras para comunicarnos sin subterfugios engañosos.

No hay cataclismo mundial ni lingüístico por la ausencia o la presencia de ese acento, y sí muchos conflictos personales y humanos por el indebido uso de eufemismos. Déjense de trifulcas de tuiteros y reeduquen el lenguaje con solvencia y sin ociosidad.

Solo así, nuestro idioma será tenido en consideración.

DEPARTAMENTO DE FILOLOGÍA Y LENGUA ESPAÑOLA

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Directora Pilar Úcar Ventura

A propósito del duelo y el enfoque infantil

Imagen de Karen Nadine DUELO

A propósito del duelo y el enfoque infantil

Hablar de la muerte siempre es un tema delicado y que en general nos cuesta hacer. Es por ello por lo que los adultos tienden a evitar este tipo de conversaciones con los niños con el fin de protegerlos y no hacerles sufrir. No obstante, lo que consiguen actuando de esta manera es aumentar el temor de los niños acerca del tema (Feijoo y Pardo, 2003). Es difícil hablar de la muerte a los niños, especialmente en nuestra sociedad en el que la muerte y el dolor se han convertido en los nuevos tabúes modernos (Esquerda y Gilart, 2015).

Sin embargo, los niños perciben la muerte de muchísimas formas: noticias, dibujos animados, en los cuentos… y, por lo tanto, los niños deben de tener su espacio y oportunidad para aprender sobre la muerte partiendo desde los sucesos y observaciones que hagan en su vida cotidiana (Kroen, citado por Feijoo y Pardo, 2003). En esta línea, existen una serie de razones por las cuales es conveniente hablar con los niños de la muerte (Esquerda y Gilart, 2005):

  • La muerte forma parte de la vida, de cómo entendemos y de cómo vivimos la vida.
  • La muerte es un tema tabú en nuestra sociedad, sino hablamos, no se desarrolla el concepto o se hace de forma irregular.
  • La muerte está presente en medios de comunicación, en hechos reales, en cuentos y juegos, pero eludimos la muerte como tema cotidiano y relacionado con la propia experiencia vital.
  • El niño que convive con la verdad es capaz de afrontar la vida: le protegemos cuando hablamos, no cuando lo evitamos (sobreproteger es desproteger).
  • Siempre es peor lo que uno imagina que lo que se puede
  • Tener un concepto de muerte elaborado ayudará a tener un espacio mental dónde situar la experiencia en caso de que llegue alguna perdida cercana. No evitará el dolor, pero sí la desorientación y parte de la

De este modo, a pesar de saber las aportaciones que hace el hecho de hablar sobre la muerte con los niños, en la sociedad se suele pensar que no es lo más adecuado para una correcta educación, que hay que ocultarla a toda costa (Ordoñez y Lacasta, 2006). A esta forma de pensar lo llama Carlos Cobo (experto en duelos infantiles) “la gran mentira” dado que, si al niño se le proporciona ayuda, contención y funciones emocionales, podrá realizar un duelo sano o, como mínimo, lo suficientemente adecuado para garantizar su salud mental (Ordoñez y Lacasta, 2006). En este sentido, aunque la muerte es un concepto muy abstracto, el niño es capaz de entender que es un hecho de alto impacto emocional. Para ello, hay que tener en cuenta el nivel de desarrollo y ritmo que posee el niño para adecuarse a él de la manera más correcta (Esquerda y Gilart 2015).

Tal y como se ha indicado, la idea de la muerte va evolucionando a la vez que el niño se va desarrollando. Es así como el concepto de la muerte se construye a lo largo de la niñez (Ordoñez y Lacasta, 2006):

Hasta los 3 o 4 años hay una ignorancia relativa del significado de la muerte y no se considera como algo definitivo. Se suele confundir la muerte con el dormir. Entre 4 y 7 años, la muerte sigue siendo un hecho temporal y reversible, y los muertos tendrían sentimientos y funciones biológicas. Pueden preguntar cómo come el fallecido o si va al cuarto de baño. También puede haber “pensamientos mágicos”, en el sentido de que pueden creer que un mal pensamiento de ellos causó esa muerte. Entre 5 y 10 años, la muerte sería final e irreversible, pero los muertos conservarían algunas funciones biológicas. En muchos niños antes de los 10 años, la muerte sería irreversible y consistiría en el cese definitivo de todas las funciones biológicas. En casi todas estas edades, el hecho de la muerte le ocurre a los demás y no se piensa en una muerte propia (p. 124).

Siguiendo con esta idea y reafirmando lo indicado, la comprensión de la muerte en niños se divide en tres franjas de edad (Zañartu y Krämer, 2008):

  • Antes de los 2 años: los niños no entienden el concepto de muerte, pero si existe la sensación de presencia y ausencia, asociando a ello manifestaciones de angustia. No hay pensamiento operacional ni la capacidad de integrar un concepto como la
  • Entre los 3 y 7 años: la idea de muerte empieza a tener cabida en la mente del niño, aunque el niño el niño entienda la muerte como algo reversible o temporal con atribuciones mágicas.
  • Entre los 7 y 12 años: el niño se empieza a acercar al pensamiento adulto y generar sus ideas propias, avanzando del pensamiento concreto al hipotético- deductivo, lo que quizá puede hacerlo pensar en la muerte como concepto universal y llenarse de preguntas ¿Si él murió, moriremos todos? ¿Si me enfermo también puedo morir?,

En conclusión, basándose en lo indicado por Ordoñez y Lacasta (2006) y por Zañartu y Krämer (2008) en la misma línea de pensamiento y compartiendo opinión, los niños en edad de preescolar entienden la muerte como un hecho reversible, temporal y de causa externa.

DEPARTAMENTO DE EDUCACIÓN 

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Directora: Rosa Amor del Olmo

ARCO EUROPEO EN EL PARLAMENTO EUROPEO

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CONFERENCIA DEBATE DE ARCO EUROPEO PROGRESISTA EN EL PARLAMENTO EUROPEO: EL CAMINO DE EUROPA

Parlamento Europeo Madrid. Paseo de la Castellana 46. Sala Europa, planta baja. 18:30

Bienvenida a cargo de José Antonio García Regueiro, Presidente de Arco Europeo Progresista

Ponentes:

Laura Abella, Periodista

Jesús Miranda, Inspector de Naciones Unidas.

Virgilio Zapatero, Ex Ministro de Relaciones con las Cortes

Cándido Méndez, Ex Secretario General de UGT