ETICA POLITICA Y PSICOANALISIS

Villanueva libro PSICOSIS

 ¿Por qué se perdona la corrupción en las urnas?. Es como mantener la podredumbre política.

 Octave Mannoni, psicoanalista, acuña la frase.”Ya lo se, pero aun así…”.

 Las personas muchas veces se sienten atraídas por lo prohibido, por lo que ellos no llegarían a hacer, lo  que fantasean, otros lo hacen, la neurosis como negativo de la perversión.

 La frase de Mannoni se aplica a la política también, que en el fondo es una manifestación humana como otras.

 Hay una línea muy fina que pasa por obviar cualquier limitación y llegar a encubrir tramas corruptas, ocultar delitos o hacer oídos sordos a aquellos que atraviesan los límites legales, entendiendo los límites legales como la función del Padre, la del que dice NO. Es aquí cuando la clínica psicoanalítica habla de Perversión.

 Quero comentar tres características del perverso, que acabamos de ver en la situación política de España y que ha llevado a que fuerzas políticas de ideologías distintas se unieran para realizar una moción de censura y poderse configurar un gobierno del PSOE.

 El perverso tiene una particular relación con la ley. La transgresión es la regla por excelencia y las leyes comunes a todos son vistas como un obstáculo que trata de evadir, pero fingiendo que las respeta. La ley que prima es la de su deseo.

  • El otro es visto como un ser desechable y no es visto como semejante. Esto es necesario para dañarlo sin sentir culpa.
  • El saber que cuenta es solo al que está al servicio de la voluntad del goce perverso.

 Ha sido aire fresco por tanto esta moción de censura. Freud decía que el primer requisito de la civilización es la justicia.

¿Y qué era la justicia hasta ahora para el partido en el gobierno hasta la moción de censura? Poder dirigirla, maniobrarla, mangonearla, adulterarla, falsificarla y viciarla a su antojo. El mas grave de todos los síntomas antidemocráticos que se pueden diagnosticar. Esto se estaba convirtiendo en una olla de grillos y creo que ha sido un magnífico tratamiento de limpieza la moción de censura.

 Recuerdo una reflexión del psiquiatra Henry Ey según la cual las enfermedades mentales, a su parecer, habían de ser consideradas una patología de la libertad. ¿Y qué más ligado a la política y el psicoanálisis que la problemática de la libertad?.

 Si la política es aquella actividad y pensamiento que se plantearía, en principio como encaminada al logro del mejor gobierno del bien común, no cuesta entender por qué alusiones a la misma, directa o indirectamente, aparecen en los escritos de numerosos autores psicoanalíticos, empezando por el mismo Freud.

Pienso en un ensayo de Freud del año 1930 sobre el malestar en la cultura en un momento especialmente difícil en el que apunta la subida de Hitler y el antisemitismo en Alemania y Austria. Y de nuevo en los albores del siglo XXI me acerco a este texto cuando los esquemas y equilibrios del mundo en los que estaba inmersa nuestra generación se deshacen al derrumbarse el muro de Berlín y la destrucción de las Torres Gemelas viene a decirnos de manera espantosa y cruda que las cosas ya no son lo que eran. Entramos en un mundo desconocido, donde las reglas e incógnitas han cambiado.

 Pero algo no cambia y es la agresividad que existe en cada uno de nosotros y cuya existencia supimos también con razón en el prójimo y que es el factor que perturba la relación con nuestros semejantes imponiendo a la cultura una serie de preceptos. Debido a esta hostilidad primordial la sociedad se ve constantemente al borde de la desintegración.

 En el malestar en la cultura, Freud constata lo difícil que es para el hombre alcanzar en la cultura su felicidad, por los duros sacrificios que esta le impone en cuanto a la sexualidad y también a las tendencias agresivas.

 ¿Qué esperan los hombres de la vida?, se pregunta. Quieren la felicidad, quieren llegar a ser felices, no quieren dejar de serlo. Pero enumera tres fuentes del sufrimiento humano. Las dos primeras son la supremacía de la naturaleza, que jamás llegaremos a dominar y los límites de nuestro cuerpo, que forma parte de ella y siempre será perecedero y limitado en su posibilidad de adaptación y rendimiento.

Freud destaca nuestra actitud frente a la tercera fuente de sufrimiento, la de origen social. ”¿Por qué las instituciones que nosotros mismos hemos creado no habrían de representar mas bien protección y bienestar para todos?. Sin embargo si consideramos cuan pésimo resultado hemos obtenido, precisamente en este campo de la prevención contra el sufrimiento, comenzamos a sospechar que también en este caso podría ocultarse una porción de la indomable naturaleza, tratándose esta vez de nuestra propia constitución psíquica”.

Entonces viene la definición de lo que hay que entender como “cultura”: “Designa la suma de las producciones e instituciones que distancian nuestra vida de la de nuestros antecesores animales y que sirven a dos fines: proteger al hombre contra la naturaleza y regular las relaciones de los hombres entre sí”

 Ochenta y cinco años mas tarde estas reflexiones son actuales aunque suena como si hubieran tenido poco eco en las mentes.  La vida humana en común se torna posible cuando llega a formarse una mayoría más poderosa que cada uno de los individuos y que puede mantenerse unida frente a cualquiera de estos. El poder de tal comunidad se enfrenta entonces en cuanto “Derecho”, al poder del individuo que se tacha de “fuerza bruta”. La sustitución del poder individual por el de la comunidad representa el paso decisivo hacia la cultura, cuyo primer requisito es el de la justicia. Buen numero de luchas en el seno de la humanidad giran alrededor del fin único de hallar un equilibrio adecuado, es decir que produzca felicidad para todos, entre las reivindicaciones individuales y las colectivas. Uno de los problemas del destino humano es si este equilibrio puede ser alcanzado en determinada cultura o si el conflicto en si es irreconciliable.

 ¿Podrá lograr la humanidad controlar definitivamente esta inquietud y dualismo, este desgarro del alma?.

 Hay épocas históricas de mucha conmoción, temor, confusión e incertidumbre, épocas, como la actual en que para las grandes mayorías de la población habría de producirse un cambio profundo del sistema social, pero en las que todavía no se vislumbra claramente la forma y el sentido en que debería hacerse.

 Son épocas, pues, en las que a nivel de la conciencia individual buena parte de la población se siente conducida y abocada a vivir experiencias muy perturbadoras de las que no sabe quién es el responsable ni de donde se producen ¿El Mercado?. La sensación es de alienación, viviendo y sintiendo de una manera ajena a la conciencia individual y el deseo propio y en un contexto de afectación colectiva

 El discurso psicoanalítico pienso que adquiere en este punto una legitimidad que va más allá del individuo y se inscribe en la propia sociedad.

 La crisis actual demuestra la constante amenaza para la estabilidad del planeta del discurso capitalista, que sería una voluntad de goce técnicamente instrumentalizada. Dispone como ejercicio soberano de poder el “estado de excepción”. Y aquí vemos la intervención de un complejo militar financiero que ningún organismo mundial puede regular en su voluntad de goce.

 El ciudadano deja de serlo, se vuelve defensor de la preciosa  burbuja que lo aísla y protege a modo de baluarte narcisista. Las reglas de juego democrático no metabolizan el miedo y por otro lado la gestión, administración y producción de miedo está presente en la política del llamado occidente desarrollado.

 Ahora han desaparecido los bloques, estamos en el triunfo total de la globalización y de la ideología subyacente al capitalismo: Es la ideología del beneficio a cualquier precio, que durante años fue un poco vertiginosa en si misma, pero que ya no lo es y parece no tener límites porque es una ideología idealizada en nuestra cultura donde se admira a la gente que rápidamente obtiene mas beneficio que los demás.

 La crisis de la que os hablo es el reconocimiento de que la ciencia y el capital mandan.

 En mi opinión, el psicoanálisis y los psicoanalistas estamos emplazados a la recuperación y dignificación de un nuevo humanismo que priorice los valores comunitarios.

  Recuperar el concepto de persona como ente o sujeto de compleja naturaleza, bio-neuro-psico-socio-cultural y contrario al reduccionismo biomedicomentalizante al que se adhiere una ideología política y social que tiende a la fragmentación de lo humano, ideología facilitadota de una manipulación al servicio de un pensamiento y de intereses insolidarios. Vivimos una medicalización de la sociedad, de psiquiatralización de la vida, de atribución de un mercado del sufrimiento a una profesión que intenta manejar el malestar en la cultura con drogas producidas por las compañías farmacéuticas.

 La empresa clasificadora esta servida con la publicación en mayo del 2013 del DSM 5, redactado por especialistas de la asociación psiquiátrica de EEUU. Es la llave maestra para uniformar a los psiquiatras y estimular en ellos el sueño de explicar las dificultades de los sujetos como efectos de factores biológicos, como si pudiera comprenderse una polonesa de Chopin estudiando el ADN del músico.

 ¿Qué problema afronta la izquierda en nuestros días?

 El neoliberalismo convierte al ciudadano en consumidor. La libertad del ciudadano cede ante la pasividad del consumidor. El votante en cuanto consumidor no tiene interés real por la política por la configuración activa de una comunidad. No está dispuesto ni se siente capacitado para la acción política común. Solo reacciona de forma pasiva a la política refunfuñando y quejándose. Igual que el consumidor ante las mercancías y los servicios que le degradan. Los políticos y los partidos también siguen esta lógica del consumo. Tienen que proveer, de este modo se degradan a proveedores que han de satisfacer a los votantes como clientes consumidores.

 La transparencia que hoy se exige de los políticos es todo menos una reivindicación política. No se exige transparencia frente a los procesos políticos de decisión, por los que no se interesa ningún consumidor.

 El imperativo de la transparencia sirve solo para desnudar a los políticos, para desenmascararlos, para convertirlos en objeto de escándalo, ante un espectador que se escandaliza. No es la reivindicación de un ciudadano con iniciativa, sino la de un espectador pasivo.

 La participación como reclamación y queja. Por tanto es una democracia de espectadores.

 Entramos en la psicopolítica digital con un control activo de la vigilancia a través del Big data que permite una nueva forma de dominación sobre la psique en un nivel prerreflexivo. La persona misma se positiviza en cosa, que es cuantificable, mensurable y controlable. Sin embargo ninguna cosa es libre. Sin duda la cosa es más transparente que la persona. El Big data anuncia el fin de la persona y voluntad libre.

 Todo dispositivo, toda técnica de dominación, genera objetos de devoción que se introducen con el fin de someter. Materializan y estabilizan el dominio. Devoto significa sumiso.

 El smatphone es un objeto digital de devoción, incluso un objeto de devoción de lo digital en general. En cuanto aparato de subjetivación, funciona como el rosario, que es también, en su manejabilidad una especie de móvil. El Me gusta es el amén digital.

 Cuando hacemos clic en ese botón de Me gusta nos sometemos a un entramado de dominación. El smatphone es también un confesionario móvil. Facebook es la Iglesia, la sinagoga global de lo digital

 Dr. Alfonso A. Gómez Prieto

Médico- Psicoanalista, Director del Área de Psicoanálisis de A.E.P. Vicepresidente de ARCOATENEO

 

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