El voto a las elecciones generales en esta segunda década del siglo XXI.

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Autor: Alejandro Brocato Cardoso

Si usted esta leyendo este artículo, debe saber lo siguiente: no vamos a influir en las próximas elecciones (tanto usted como el que escribe). No somos los votos críticos, los dos iremos a votar, pero nuestros votos están descontados; son votos de la gente que le interesa la política, lee artículos, probablemente haya un alineamiento político claro (que puede ser inclusive una adscripción partidaria), iremos o no a actos partidarios, etc. Y si nos han llamado por encuesta telefónica  o presencial , ante la pregunta por nuestro voto futuro, lo habremos declarado. Bien, los que deciden el resultado de la votación son aquellos que no dicen, los que no saben. Podría ser que hay voto vergonzante, ese voto que no se declara, pero el sujeto lo conoce. Siempre ha existido este voto y seguro que ante estas elecciones al gobierno del Estado español este 28 de abril también hará acto de presencia. Pero lo que ha crecido en proporción es el voto del que decide en el último momento, del que decide en el acto de emitir el propio voto, del que realmente no sabe.

¿Qué pasaba antes? ¿Y qué empezó a pasar hará unos 5 años atrás?

Antes sabíamos más. Las preferencias para el voto de quienes votaban eran mas consistentes, independientemente de los candidatos que personalmente eligiésemos. Y antes de las elecciones las encuestas (tanto de empresas privadas como de los organismos públicos dedicados a estos temas) medían adecuadamente, con poco sesgo, lo que al final acabaría ocurriendo el día de la elección.

Cuando se dan cambios, si se quiere más énfasis, cambios estructurales, todo parece muy lejano. Probablemente un lugar destacado en este tema lo haya tenido Silvio Berlusconi, de Italia, en el año 1994, al ser elegido primer ministro. También es ese laboratorio social que se denomina Argentina había habido un proceso similar con la elección de Carlos Menem a finales de 1989.

Pero en la mayoría de países, ganaban candidatos que provenían de partidos asentados, con trayectoria, con programas y consignas que se inscribían en una tradición ideológica y todo esto era acompañado por encuestas que ratificaban el resultado final. En última instancia, tanto el clima económico y la capacidad de liderazgo de los candidatos eran variables que funcionaban como buenos predictores de quien se haría con el gobierno (en una estructura común de dos partidos hegemónicos).

Los casos de Argentina e Italia fueron tratados, en su momento, como excepciones que más tenían que ver con lo alejados que estaban esos dos países de un esquema bipartidista perfecto, la idiosincrasia nacional, casos complicados . La explicación cultural siempre es el último reducto que se encuentra cuando no hay una  explicación convincente sobre el propio campo de estudio, en este caso la política.

Y entonces vino Trump (no Fidel, para que se entienda). Como Berlusconi y Menem, era un outsider, una persona relativamente fuera de los políticos formados en un partido, de hecho era un simpatizante demócrata que entra a competir como el candidato republicano. En este proceso de primarias, va ganando y ganando, con todos los medios de comunicación importantes en contra. Y con las encuestas en contra y con la oposición de todo el mundo progresista y la mayoría del feminismo institucional generando denuncias. Finalmente ganará las elecciones generales el 8 de noviembre de 2016 contra Hillary Clinton (lo acaban votando en los estados antiguamente industrializados, además de la enorme base cristiana y también mujeres). Gano en electores, no en voto popular, en una inteligente campaña publicitaria individualizada que no dio por ganado o perdido ningún estado clave para llegar a ese número de electores.

En el caso de Jair Bolsonaro, es el triunfo electoral de un diputado de un minúsculo Partido Progresista (Bolsonaro solo era conocido en Rio de Janeiro). Sin plaza en el partido para las elecciones del año 2018 se afilia al  Partido Social Liberal . Un año antes de las elecciones no estaba en ningún radar, no se lo incluía en ninguna encuesta. El tema confabulatorio de suponer que sólo el apoyo de los evangelistas a Bolsonaro explicaría su final éxito en la elección tiene relativa refutación en que el presidente  Lula da Silva tuvo como vice-presidente a un conocido pastor evangelista.

A este panorama de aparentes resultados inesperados, contrarios a la lógica del establishment y como los periodistas explican el mundo se podría añadir el resultado del Brexit y el ascenso de la extrema derecha en Suecia y Finlandia. En este último país, donde ha triunfado el candidato socialdemócrata por un diputado no han empatado con la socialdemocracia para formar gobierno este 14 de abril por el error de 400 votantes que equivocaron el número de lista electoral de su candidato.

En un ámbito más acotado de España, las elecciones al gobierno regional de Andalucía (donde vive uno de cada 4 españoles) de hace unos meses prueba  lo dicho: estas elecciones regionales fueron adelantadas de fecha por el propio partido que gobernaba esta comunidad por más de 34 años, pensando que el votante seguía razonando del mismo modo, que el voto cautivo era suficiente para seguir ganando. Es en estas elecciones donde hace su irrupción un partido de extrema derecha, Vox, que es el partido que ha permitido dando el voto de sus diputados al parlamento regional que un gobierno de derechas este hoy al frente de la Comunidad Autónoma. Todo esto casos reseñados aquí fueron acompañado por el fracaso de las principales empresas de sondeos electorales (en cuanto simple error o brindar información insustancial) y el bochorno del propio Instituto Nacional de Estadística en el caso de Andalucia.

Una posible aplicación psico económica a las elecciones generales.

El gran investigador Daniel Kahneman en su libro Pensar rápido, pensar despacio, nos brinda toda una serie de explicaciones de experimentos y resultados de como y que deciden los sujetos ante distintas alternativas. Trabajos de laboratorio, si se quiere desde los años 60, temas de probabilidad, la creación conjunta con Amos Tversky de la teoría de la perspectiva y el tema del marco en el cual se realizan las decisiones son los principales temas tratados en esta puesta al día de lo que la psicoeconomía ha venido aportando al entendimiento de lo humano.

En el capítulo correspondiente a “Marcos y Realidad” encontramos la siguiente sentencia: “Las personas que deciden tienden a preferir la cosa segura frente al juego (sienten aversión al riesgo) cuando los resultados son buenos. Y tienden a rechazar la cosa segura y aceptar el juego (buscan el riesgo) cuando ambos resultados son negativos” (página 480).

En lo que respecta a las elecciones políticas, lo que sigue es de reflexión propia. Un sujeto va a elegir a quien votar. No solo va a ver los distintos candidatos y propuestas (si hace esto, que ya sería mucho) sino que también va a considerar el marco. ¿qué es bueno? Una parte no desdeñable de los electores deciden su voto el mismo día de la elección. Si considera que su vida actual y su situación futura es buena , tenderá a elegir la opción segura, lo conocido. Otro elector que piensa que su presente y el posible futuro es negativo, entonces elegirá tendencialmente el riesgo, lo desconocido, que en nuestro caso es el nuevo candidato y aquel que promete en el juego un posible pago mayor (muchas de las veces imposible de satisfacer).

Si uno observa como se están comportando los candidatos a presidente de gobierno , vemos a un Pedro Sanchez ( PSOE,socialista) reafirmando lo hecho. Pero la paradoja es que el gobierno socialista ha gobernado unicamente los últimos 10 meses, mientras el candidato Pablo Casado (PP, derecha) parece la oposición a un largo gobierno que fue el de su correligionario Mariano Rajoy, que gobernó durante 7 años, en medio de un recorte generalizado del estado del bienestar pero con una recuperación del empleo y no llegando a una intervención abierta de las instituciones europeas en la economía española. Hasta ahora no se ha visto en los mítines del PP al ex presidente Rajoy o ex ministros, sino caras nuevas, cuanto más desconocidas mejor. El PSOE sigue haciendo participar a un ex presidente Rodriguez Zapatero que tuvo que dejar la presidencia diez meses antes debido a la magnitud de la crisis que no supo sortear. En el caso de Vox, cuanto menos se sepa mejor, por eso la posibilidad de no participar en los debates en televisión era visto como un elemento positivo (de la misma forma que Bolsonaro, por el atentado sufrido contra su persona, no participo en ningún debate en el tramo final de la campaña electoral).

En relación a los otros dos partidos “nuevos” Podemos y Ciudadanos, ya han perdido su oportunidad de ser lo nuevo. Ambos partidos han extremado sus programas y discursos. En el caso de Podemos, populistas de izquierda, esto puede dificultar un posible acuerdo post electoral con el PSOE.En el caso de Ciudadanos, su principal aspecto que era captar votos en Cataluña, dada su deriva furiosa contra el independentismo catalán, ha facilitado que Vox, que es más de ámbito estatal, nuevo, pero de ámbito estatal, salga reforzado en Cataluña. Si se mira el mapa político español con el de su vecino portugués, lo que se nota a faltar es una izquierda más allá de la socialdemocracia (tal vez como la alemana De Linke), una izquierda comprometida con la democracia, el progreso social y la seriedad en la consideración del presupuesto público. Esta ausencia hace difícil pensar en un gobierno a la portuguesa para España en estos tiempos.

.En otras palabras, cada partido tiene un caudal de votos seguro, son sus votantes, estos acudirán fielmente a depositar su voto. Pero son los otros, no tanto los de los otros partidos, sino los que no tienen preferencias declaradas los que deciden. Si estas personas ven su presente y futuro en forma negativa, tenderán a elegir el riesgo, el candidato o el partido más disruptivo. Si estos mismos votantes ven el presente y el futuro de forma positiva, tomaran al final, tendencialmente, la opción segura, los partidos que se comprometan con la continuidad.

Las visiones del progresismo y esta nueva realidad

Nunca la humanidad ha vivido tan bien. Nunca, ni proporcionalmente ni absolutamente, tanta gente ha dispuesto de tantos elementos de confort, de una mejor vida (piense simplemente en el agua potable). Hemos de recordar que no hace mucho y durante miles de años la situación era diferente, la contraria. En el siglo XIX la mayoría de la gente pasaba terribles penurias. En ese siglo se forja, desde la izquierda, una mirada sobre la vida social, consecuentemente  pesimista. El viejo Karl Marx percibe otra realidad, que la propia evolución del capitalismo permita una evolución pacífica hacia el socialismo, centrado en los países más pujantes, Estados Unidos, Inglaterra y Alemania. Mucho de esto ha pasado y lo llamamos estado del bienestar, para indignación de los libertarios y la escuela austriaca.

Si la visión que cada día las organizaciones de pensamiento progresistas difunden y esto es acompañado por los funcionarios que crean opinión son injustificadamente pesimistas, no hay que asombrarse de los resultados electorales reseñados anteriormente. No hay nada más disruptivo en lo político, nada más nuevo para los que no tienen pensamiento político, que el fascismo. Cuando se afirma, que es una visión injustificadamente pesimista, es en relación que primero hay que ver los datos, y la tendencia que muestran los mismos. Y aceptar que cuando hemos logrado organizar millones y millones de personas que viven en una sociedad (y en un mercado mundial interconectado, de ahí viene nuestro bienestar), habrá un mínimo de dolor y percances que solo se podrán solucionar en el muy largo plazo. Hemos de aprender a rechazar la construcción de nuestra opinión sobre la base de fotos, de lo visual. Negarnos a Legislar en función de manifestaciones, del shock emocional. Pensar despacio es lo que nos hace humanos.

¿Qué debería decir el candidato Pedro Sanchez, PSOE, en este nuevo contexto? Sanchez es el actual presidente del gobierno, con lo cual no puede hacer oposición a sí mismo. Debería defender la experiencia (gracias de nuevo Kahneman por hacernos entender la diferencia entre experiencia y recuerdo) que suponen los más de 40 años de democracia española y los avances conseguidos por sobre los malos recuerdos de tantas cosas que han sido negativas. Debería hacer ponderar a aquellos que no saben que votar que la situación es buena, no que es mala. Obviamente mejorable y en este sentido no se debe aceptar ninguna corrupción.  Y esto no es un tema absoluto, no es que los más pobres tienen una visión mas negativa de su futuro que los que tienen más renta. Los que piensen que su situación es mala y que las opciones no compensan a futuro, estos van a jugar, a asumir riesgo. Y no confundir pobreza con miserables, el viejo Marx ya explico como se deben tratar los lumpenes.

El ejercicio que cada uno debería hacer.

En verdad hoy, sábado 20 de abril, no sabemos que va a pasar en las próximas elecciones del 28 de abril, menos podemos saber si se podrá formar gobierno y que este sea realmente estable. Pero esta es una buena oportunidad para saber si correctamente sabemos ver, sentir, y pensar lo que nos pasa en la sociedad donde vivimos. Y no solo en relación a nuestra vida en España, sino en nuestro barrio, nuestra ciudad. Pues bien, hay que coger un papel y hacer el pronóstico . Y después del día de la elección, con los resultados en la mano, comparar.

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