Todavía hay tiempo (hasta el 12 de abril) para poder ir a visitar en el Palacio Gaviria la exposición de “Brueghel Maravillas del arte flamenco”.
Es una oportunidad única para poder ver y disfrutar de la obra de esta familia a través de un centenar de obras firmado por ocho pintores de este linaje tan prolífico (Pieter Brueghel el Viejo, Pieter Brueghel el Joven, Jan Brueghel el Joven, Jan Peter Brueghel, Abraham Brueghel y Ambrosius Brueghel) durante los siglos XVI y XVII.
La exposición está dividida en siete secciones organizadas temáticamente que permiten ver a cada uno de los artistas tanto en su trabajo individual como las obras de cada uno de ellos tratando un mismo tema.
“El juicio moral” es la primera de ellas. Miedo al infierno y la necesidad de salvación. Son pinturas sobre los pecados humanos. A pesar de ser obras de juventud nos dan una buena visión de los inicios de esta saga familiar.
“La reina naturaleza” refleja de igual modo la mentalidad de la época como la reforma protestante en los Países Bajos tuvo su reflejo en la pintura. Las teorías calvinistas orientaron a los artistas a que hicieran de la naturaleza el sujeto de sus cuadros.
“Los fríos paisajes de invierno” un tema simbólico para los Brueghel. Son obras con una bella luz invernal, y marcando un carácter moral. Escenas típicas de patinadores en bosques.
“Las alegorías” obras que tratan de explicar conceptos como el amor, la guerra, la paz o los sentidos humanos y que destacan por la meticulosa atención a los detalles sobre todos en las flores y otros vegetales.
“Relatos de viajeros y mercaderes” refleja el esplendor económico y artístico de Amberes. Las transacciones comerciales vivían su apogeo y se puede apreciar la precisión técnica de los dibujos de los barcos que atracaban en el puerto.
“Gloria y vanidad de la vida silenciosa” la pintura del género floral y el bodegón cobran especial protagonismo ya que transmitían un mensaje moral relacionado con el paso del tiempo.
“El baile de los pobres” retrata la cotidianidad de las clases humildes y anónimas en una serie de obras en las que predomina la mirada irónica y el acento de los placeres de la vida, campesinos, borrachos, mendigos y refleja el carácter popular de las fiestas y tradiciones campesinas.
La exposición se completa con obras de artistas coetáneos a la dinastía Brueghel como Rubens, El Bosco o David Terniers el Joven.
Desde luego es una oportunidad única para poder disfrutar de las obras de esta dinastía ya que provienen de colecciones privadas y es muy difícil volver a verlas todas reunidas.
Ana Pulido