Sobre apostasía y socialismo a fines de los años veinte

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Por Eduardo Montagut. Es historiador.

Dentro de nuestras investigaciones sobre el socialismo español ante el hecho religioso y la Iglesia en la época del reinado de Alfonso XIII nos hemos encontrado con una iniciativa de la que no conocemos su desenlace, aunque no creemos que prosperase, pero que tiene su interés porque fue un intento de promover la apostasía a finales de la década de los años veinte, en los tiempos finales de la Dictadura de Primo de Rivera. Los socialistas siempre fueron muy respetuosos, en general, con las creencias personales, y su ataque a la Iglesia solía ir encaminado a denunciar su poder como institución que sostenía el régimen capitalista y político, aunque, bien es cierto que no dejaron de atender a la necesidad de fomentar el librepensamiento, como lo atestiguan sus escuelas laicas en las casas del pueblo. En todo caso, estaríamos hablando de un documento que, creemos, no es muy conocido, a pesar de que fue público en su momento.

Efectivamente, en el número del 8 de febrero de 1929 de El Socialista se incluía un artículo que llamaba por el título a defenderse frente los “desmanes del clericalismo”.

El trabajo planteaba que se producían muchos abusos clericales en España, como denunciaba el propio periódico obrero, pero también otros periódicos de signo liberal. Se aludía a casos concretos del momento sobre la imposición de las prácticas religiosas católicas en establecimientos hospitalarios sobre pacientes que no eran católicos. Se aludía también a cómo en el Heraldo de Madrid se había publicado un artículo que recordaba que el Código Penal castigaba a quienes coaccionaban en materia religiosa, ratificando el derecho constitucional a opinar libremente en cuestiones religiosas. No debemos olvidar que, por nuestra parte, hemos encontrado muchas denuncias desde finales del siglo XIX en las páginas del periódico socialista sobre conflictos no sólo en este tipo de instituciones sanitarias y/o asistencia, sino, sobre todo, en la hora de la muerte con intentos por parte de párrocos y religiosos de imponer sepelios católicos a fallecidos socialistas que, en muchos casos, habían declarado en vida su negativa a recibir exequias religiosas, o habían tenido una vida apartada de la Iglesia.

Ante esta situación el artículo llamaba a la defensa frente a un clericalismo calificado de audaz y violento. Un medio podía pasar por hacer lo mismo que se practicaba en Alemania y Austria, es decir, desligarse “de todo vínculo legal con el clericalismo”, una forma de considerar la apostasía, término que no aparece como tal en ningún momento del artículo. De ese modo, siempre según el texto, se crearía un “estado de derecho” que permitiría defenderse mejor frente a la Iglesia, de la “tutela clerical”. Esta separación de la Iglesia era considerada, por lo tanto, como un medio eficaz para poder llevar a los Tribunales a quienes pretendieran atropellar las propias opiniones, ya que, según nuestra opinión se podría aplicar la legislación que combatía la imposición de opiniones y comportamientos, al vulnerar libertades personales. El periódico consideraba que los abogados socialistas debían buscar la fórmula legal para conseguir este objetivo, es decir, volvemos a insistir en que en ningún momento se explicita la regulación de la apostasía, pero, en realidad era lo que se estaba demandando.

Una vez alcanzada la fórmula se presumía que se abriría un movimiento en toda España al que se sumarían muchas familias que indebidamente aparecían dentro de las filas del catolicismo, aunque no lo eran de hecho, pero sí de derecho.

Hemos empleado como fuente el número 6240 de El Socialista.

 

 

 

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