Puta y puto…
¡¡Cuánto primor y cuánta riqueza!! esconde, perdón, rezuma por doquier nuestro ínclito diccionario de la Academia de la Lengua (española, para más señas).
Y hoy la cosa va de putas… y de putos.
Es tan versátil la palabrita y derivados que lo mismo vale para un roto que para un descosido.
Que algo no hay quien lo arregle o domina el desorden y el caos…ahí viene en nuestro auxilio el “putiferio”, eso sí, en estricto registro idiomático coloquial; que una amiga nuestra luce mucho y con pleno éxito y aplausos del gallinero masculino, “¡¡vaya putón estás hecha!!”, pero eso sí con gracia y poderío…la intención y el beneplácito del coro están garantizados; puro encomio de empoderamiento a la mujerona tan atractiva que a pesar de años y hechuras, le encaja el calificativo a medida (cariñoso y admirativo, por supuesto).
Si alguien nos harta, no nos lo pensamos dos veces: ”¡¡a la puta calle!!” y cuando se trata de criticar a la vecina: ”¡más puta que las gallinas!”…
Estoy segura de que a cada uno de los lectores nos vienen una y muchas más expresiones con el adjetivo y sustantivo en cuestión, según funcione de adorno o esencia y sustancia.
En cualquier caso, me planteo dicho término en masculino, no solo en cuanto al género gramatical “puto” sino a la aplicación del mismo como profesional del oficio y por más vueltas que le doy, no veo la total y completa igualdad comparativa con su homólogo femenino.
Sí es cierto que para definir a la profesión más antigua desde que el mundo es mundo, se dedique a ella hombre o mujer cuadra “puto” y “puta” aunque en el caso del varón se advierten tintes distintos: acompañante (escort para las féminas), gigoló (gigolette, mujer desvergonzada), vividor (¿vividora?), buscavidas (buscona para ellas)…
Valga esto hoy a modo de breve reflexión porque el temita se las trae y da para mucho más.
(Continuará…)
Pilar Úcar
Observatorio de Filología y Lengua española de Arco Europeo
Directora: Pilar Úcar Ventura