Escritor y lector: ¿dos caras de la misma moneda?

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A mí hay algo que me sigue llamando la atención, y hasta me inquieta, en esto de la escritura y la lectura.

Cuando alguien compra un libro no sé si lo hace por lo que espera hallar en el contenido o por lo que pretende descubrir del autor en sus páginas.

Y me imagino a los lectores, ojo avizor, lupa en ristre, indagando en la red quién es y a quién se dedica el autor o la autora, en qué lugar se enamoró y cuánto mide y pesa; a partir de estas coordenadas, quien abre un libro, lo hace no siendo virgen, cree saber si no mucho, bastante del escritor (escritora).

A veces, el público lector siente el deseo de reconocerse, de verse reflejado y de encontrarse en lo que lee, de aproximarse al menda desconocido (en la gran mayoría de los casos, no forma parte de su círculo afectivo ni profesional) y así vivir el sueño reconfortante o el convencimiento ilusorio de atisbar cierta identificación (o rechazo reprobatorio) con esa persona que ha puesto en papel historias, personajes, sentimientos, paisajes, sensaciones y fantasías…

Quizá se deba esta necesidad a un error de base: escribir es una profesión, para algunos una “bohemiez” con la que, salvo escasas excepciones, a duras penas se come ni se pagan facturas; porque no nos engañemos, cualquiera puede escribir un libro, o lo puede firmar y que se lo escriba “el negro”, pero eso no lo convierte en escritor ni escritora.

Mi reflexión de hoy pretende una lectura libre de juicios y de filtros sin llegar a conclusiones de identidad de personaje y autor; si el lector o lectora conocieran la auténtica y genuina realidad de lo que transpiran esas páginas…ahí lo dejo.

Como siempre, continuará.

Pilñar Úcar

Observatorio de Filología y Lengua española de Arco Europeo

Directora: Pilar Úcar Ventura

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