Palacio de Comunicaciones
Ante la complejidad que estaban alcanzando las redes de telecomunicaciones y el incremento de los usuarios, el Estado convoca en 1904 un concurso para la construcción de un nuevo edificio que albergase los servicios de correos, telégrafos y teléfonos en un solar perteneciente a los desaparecidos jardines del Buen Retiro. De todos los proyectos participantes, resulta ganador el presentado por Antonio Palacios y Joaquín Otamendi. Su propuesta destaca por saber conjugar la monumentalidad y el carácter simbólico que debía caracterizar a un edificio institucional con la distribución funcional y racionalista de los espacios. Con la colocación de la primera piedra el 12 de septiembre de 1907 quedaban inauguradas las obras, que no finalizarían hasta 1918.
El diseño integra las Centrales de Correos, Telégrafos y Teléfonos con el edificio de la Dirección General mediante pasadizos elevados. El diseño inicial permite que el acceso principal al edificio se haga por la fachada que da a la Plaza de Cibeles mediante una escalinata (en la actualidad no existe). Muestra un exterior con fuerte influencia del gótico, aunque en el sistema estructural y la búsqueda de sinceridad en los acabados interiores así como en el mobiliario, se vislumbran influencias de Wagner y la secesión vienesa y de las vanguardias arquitectónicas del momento. Un rasgo particularmente innovador de la obra, prácticamente inédito en la España de comienzos del siglo, es su compleja estructura metálica, diseñada por el ingeniero industrial. Ángel Chueca Sainz.
El edificio impresiona por sus dimensiones, que cubren una superficie de 12.207 m2, y por su imponente formalización externa que combina influencias historicistas del neoplateresco, con referencias estilísticas del Modernismo. Destaca su gran fachada principal de piedra caliza que se adapta al trazado circular de la plaza mediante el juego de volúmenes que consigue con las dos torres pentagonales que la flanquean y con las dos alas laterales que se proyectan, una hacia la calle Alcalá y otra hacia el Paseo del Prado, en la que se abre un pórtico con columnas. Corona el edificio un cimborrio octogonal provisto de un reloj que, al igual que el resto de los cuerpos verticales remata en una crestería con pináculos.
En el interior divide las dependencias en dos cuerpos, uno orientado hacia la plaza de Cibeles, destinado a albergar las funciones de gestión y operaciones, y otro ubicado en la parte posterior, destinado a la dirección y administración. Ambos están separados por el denominado pasaje de Alarcón, un corredor que comunica la calle Alcalá con Montalbán cuyas entradas están decoradas con arcos carpaneles. En uno de sus extremos el pasaje se abre formando un amplio patio que estuvo destinado a alojar el parque móvil de reparto.
Uno de los espacios más interesantes es el vestíbulo principal, al que se accede desde el exterior por una gran escalinata. Con planta cruciforme, tres niveles de arquerías de medio punto y cubierta acristalada, su diseño está inspirado en el Palacio de Cristal del Retiro. En este espacio estaban ubicados los servicios de Correos, Telégrafos y Teléfonos; mientras que en la denominada Sala de Batalla se organizaba el reparto de la correspondencia.
Desde su inauguración se convirtió en epicentro del Madrid “moderno” que durante las siguientes décadas se levantaría en torno a la Gran Vía y el eje Recoletos-Castellana. El edificio mantuvo su uso como principal centro del servicio telegráfico y postal de España hasta comienzos del siglo XXI.
En el año 2003 el inmueble fue adquirido por el Ayuntamiento de Madrid y desde el 2007 es la actual sede de la alcaldía. Para adaptarlo a sus nuevos usos se llevó a cabo un ambicioso proceso de remodelación que incluyó la creación de nuevos espacios de uso público, como varias salas de exposiciones y un auditorio, y la colocación de una cubierta de cristal sobre el pasaje de Alarcón. El proyecto permitió recuperar algunos elementos arquitectónicos originales, como las vigas de hierro, los suelos acristalados de las pasarelas que recorren el vestíbulo principal o el tragaluz y los volúmenes de la antigua Sala de Batalla, hoy transformada en Salón del Pleno.
Vicepresidenta Primera: Ana Pulido Benito