La palabra… –ismos e –istas: cuestión de sufijos
Por Pilar Úcar
La realidad, tozuda, se muestra imparable y el lenguaje se acomoda a ella como puede: casi va echando las tripas, soltando el bofe para alcanzarla.
La lengua es un órgano vivo; me la imagino como uno de esos monstruos telemáticos o articulados que crecen acoplando piezas, mientras aumenta de fuerza y tamaño. Tal, nuestro idioma: se esponja, se expande y en pocas ocasiones se contrae; ahí tenemos los arabismos, anglicismos, galicismos…que lo han configurado y lo siguen haciendo. Resulta interesante la creación de nuevos términos a partir de sufijos propios y raíces foráneas. El caso de visagismo y quien lo practica profesionalmente, visagista, sin aceptación hasta a actualidad por la RAE. Hay que saber un poco de francés para percatarse del neologismo; parece que su artífice fue Claude Juillard y de ahí a -la masterclass y al total look, un milímetro. Hay que ponerse las pilas en esto de los extranjerismos, pues nuestra lengua padece una inflación de oquedades léxicas y hemos de acudir al auxilio de otras primas o ajenas, para ofensa y oprobio de los más puristas.
Defensora de lo genuino, de lo nuestro identitario, sigo dándole vueltas a la importación terminológica, una especie de impostura que caracteriza nuestra sociedad. Y lo peor o lo mejor es que nos instan a ponernos al día o corremos el peligro, por ejemplo, de perder la oportunidad de que alguien se encargue de realzar las cualidades naturales de nuestro rostro a través del corte de pelo, tinte, peinado y maquillaje.
Poco tiene que ver aquel “brujo” aldeano que con solo echar un ojo al tuyo, adivinaba más allá de la córnea y la retina los malos humores del cuerpo, con los especialistas en visage, visagistas. Todo un sufijo con glamur y mucho futuro.
DEPARTAMENTO DE FILOLOGÍA Y LENGUA ESPAÑOLA
Directora Pilar Úcar Ventura