La palabra y algunas expresiones tremendistas
Por Pilar Úcar
A vueltas con el discurso social, hoy nos referimos a algunas rutinas conversacionales, que no pasan de eso: puras y duras repeticiones a modo de estribillo para llenar los vacíos en la interactuación humana; resulta fácil encontrar frases inenarrables del tipo: “¡¡disfruta; no te olvides de disfrutar mucho!!” con tono enfático e imperativo, por supuesto, acompañado de golpe de puño en el pecho y en el corazón. “¡¡Vive como si hoy fuera el último día!!”; “¡¡trátala como si fuera la única persona en el mundo!!” … Demasiados “como si…”, auténtica entelequia y genuino futurible dignos de cualquier terapia clínica. Tanta expresión tan expresiva, grandilocuente y conminatoria, provoca en el receptor un ataque de ansiedad, una sensación de agobio, cuya intralectura no se hace esperar: “me tengo que poner las pilas, algo me estoy perdiendo, ¡¡ay!! que no me entero, vale, voy que se me pasa el arroz, ufff, cómo pasa el tiempo…” emociones y sentimientos acuciantes entre nuestros iguales.
Nos manejamos con terminología financiera, subidas y bajadas del IPC, dientes de sierra, todo en términos de rentabilidad y aprovechamiento. Poca ataraxia. Todo ello se hace palpable y notorio en la conversación propia y ajena: atropellada, llena de anacolutos, frases inconexas, palabras a medio balbucear: ¡¡no hay instantes que desperdiciar!!, ¡¡vamos que el tren solo pasa una vez y hay que pillarlo!!
El tremendismo es un movimiento muy de nuestros días y creo que se ha recrudecido, corregido y aumentado la insistencia del clásico carpe diem porque el tempus fugit y de ahí a hiperventilar, un paso.
En nuestros actos comunicativos, hemos de ser precisos, sinceros y transparentes -a elección del personal- sobre todo, concretos, y eso de andar aspaventando lingüísticamente como si no hubiera un mañana perjudica a la palabra, perjudica a sus usuarios.
FILOLOGÍA Y LENGUA ESPAÑOLA
Directora Pilar Úcar Ventura