París, oooh, la, la…y algo más sobre estereotipos culturales
Por Pilar Úcar
Mucho se habla de nuestro vecino continental, Francia, y mucho más de la capital del país, de Europa, para muchos y del mundo, para unos cuantos. Ya sin murallas ideológicas -más o menos- sin fronteras idiomáticas -de aquella manera- y con los Pirineos superados, llegamos a la ciudad de la luz, a la ciudad del amor. Vaya par de clichés anquilosados, “demodés” y quizá poco realistas, pero han quedado fijados en la mente de los parisinos y de sus visitantes.
A mí, como lingüista, me interesan las palabras y las expresiones que usan en París quienes la habitan sobre todo de forma estructural. Y justo aterrizar, el saludo, y el “vale” español, se transforma en “d’accord” y “bien sur” repetidos hasta la saciedad, ene veces, exponencial. Sin olvidar agradecer, galantemente por supuesto, con la multiplicidad de la fonética del simple “merci”, variantes a tutiplén, tan diversas como la población autóctona. De ahí al “enchanté” insistente, boquita de piñón, en leve susurro, voz atiplada y todos encantados, suave movimiento de cabeza, inclinación ligera y distante, “et voilà”: “s’il vous plait”. Cortesía a cascoporro, modales buenos, bastantes gestos de acogida afables y todo “très gentil” (ojo con el falso amigo: amable, mejor que gentil si lo queremos traducir).
“Mais” … en el metro, en el “RER”, en las calles, en los bistrós…la cosa cambia. Esto es la jungla (perdón por lo políticamente incorrecto), sálvese quien pueda, “que llego tarde, no me interrumpa el paso, que tengo prisa”, algún que otro gesto desaborío, ceja en alto y pose de superioridad. O quizá solo sea de agotamiento y de fastidio, de incomodidad rutinaria como en otros muchos lugares. La moda, el “oooh la, la”, le vin rouge, la baguete, el amor y la luz…bien, pero no para tanto.
FILOLOGÍA Y LENGUA ESPAÑOLA
Directora Pilar Úcar Ventura