La palabra y… contigo pan y cebolla
Por Pilar Úcar
Me malicio que eso de la cebolla era antaño; ahora algo de chicha para meter entre pan y pan, mejor. Son los nuevos tiempos, las nuevas circunstancias.
Nuestros padres y abuelos nos recordaban en más de una ocasión que el matrimonio es una lotería y que sobre todo había que aguantar y resistir, callar y comprender.
Alguien me pregunta qué significa el verbo “desenamorar” y de ahí al “castañazo” van solo algunos años. Anécdota, real -por cierto-, al margen, asisto como invitada al rito católico, apostólico y romano del sacramento matrimonial y analizo fórmulas lingüísticas de dicha liturgia protocolaria: “yo te recibo… yo me entrego… te prometo…, en la prosperidad y en la adversidad, todos los días de mi vida serte fiel, en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad… amarte y respetarte; recibe esta alianza” (¿en qué dedo? por supuesto, en el anular, pero, ¿de la mano derecha o de la izquierda? “Estas arras te doy en señal de matrimonio”; trece arras, ese número fatídico y simbólico, doce de oro y una de bronce, los doce meses más uno, doce comensales en la última cena más uno…Madre y madrina, padre y padrino, testigos, cuantos más mejor, y testigas que aquí el lenguaje inclusivo exige desglose.
Si hacemos pragmática y revisamos el contenido argumental de las anteriores expresiones, el estrés y la ansiedad afloran sin remisión; pero sobre todo amor y más amor rezumando por los cuatro costados del recinto eclesial y por la dermis y epidermis de los contrayentes. Enumeraciones asindéticas, paralelismos literarios, metáforas e hipérboles, paradojas y contrastes en una ceremonia larga o escueta, a gusto de la clientela, clichés y antítesis por doquier. Si rascamos la estructura superficial, la estructura profunda nos devuelve al auténtico idioma.
FILOLOGÍA Y LENGUA ESPAÑOLA
Directora Pilar Úcar Ventura