Deshaciendo con los pies lo que se hizo con ideas y sacrificios…

CUBA MAYO 2009-041Mientras la inmensa mayoría del mundo celebra el cambio de política de los Estados Unidos de América hacia Cuba en pos de la normalizacición de las relaciones bilaterales y muchos lo ven como una justa rectificación a más de cincuenta años de fracasos y hostilidad que nada bueno aportaron; mientras se reconoce que tal hecho histórico estuvo en gran medida sustentado en una confrontación de ideas en la que una mayoría del pueblo cubano residente en el país resistió al precio de soportar grandes limitaciones y penurias, afloran en el país hechos y acciones que parecen emborronar toda la gloria que se ha vivido.

Ayer en la tarde/noche me llamaron o escribieron varias decenas de amigos, muchos solidarios con Cuba y otros que desechan todo tipo de enemistad, preocupados por un documento que está circulando como la pólvora respecto a actos de censura contra un Director de Cine y Teatro cubano hasta ahora jamás vinculado ni con la política de Washington ni con la oposición o disidencia interna cubana.

Intenté, en vano, obtener de medios oficiales cubanos alguna referencia al respecto y resultó imposible. Incluso le puse un Twit a uno de esos medios digitales, a un blog oficial, y hasta hoy no he recibido respuesta. Fue en otro diario digital, 14ymedio, también editado desde La Habana, donde finalmente apareció copia de la carta que en respuesta a actos de censura y cuestionamientos ideológicos remitió el creador cubano Juan Carlos Cremata a un funcionario del Ministerio de Cultura, o adscripto al mismo.

La epístola de respuesta, redactada con una argumentación lógica impresionante, cuasi un guión de teatro real, lanza con crudeza una cáustica crítica política a los representantes del sector de la cultura cubana y, por consiguiente, a procederes que parecen irracionales por parte del modelo político cubano.

Leyendo tal documento cualquier persona medianamente instruida se atrevería a decir que, en otro contexto en que todo victimismo producto de acciones externas parece fenecer, los errores y ataduras comienzan a deshacer con los pies lo que se hizo con ideas y sacrificios. Comienza a aparecer en pantalla una imagen de Cuba hasta ahora cuestionada, pero internamente no aceptada en cuestión.

Cremata indignado – y me parece un tanto exagerado -, incluso, compara tal actuar de representantes del socialismo nacional cubano con los del nacional/socialismo de Hitler. Lo cierto es que hace rato se viene haciendo un daño serio a la imagen del país. Leonardo Padura, con distancia el mejor escritor y novelista actual de Cuba, ha tenido que soportar la crítica ideológica mordaz e intolerante; igual, con sus matices, el gran pintor pinareño Pedro Pablo Oliva, así como otros cantantes y actores se han visto bajo fuego cruzado por similares prácticas lamentables. Las ideas sólo se cambian con ideas mejores.

El impacto de tales actos, además que vienen como anillo al dedo para todo tipo de especulación y epítetos contra Cuba, transmiten una imagen que contrasta, da al traste, con la lucha y reivindicaciones que la izquierda global desarrolla contra el pensamiento único neoliberal, la leyes de censura y recortes de derechos y los embates que ellos están padeciendo desde la derecha. Pocos, muy pocos, por tanto, podrán estar de acuerdo con que en Cuba sucedan tales cosas.

Hay en la Isla, parece, alguien con pretensiones de revivir viejos y dañinos periodos pasados y están jugando peligrosamente con un sector, el de la cultura, que es, junto con la Iglesia Católica, parte de los únicos canales o vehículos por, o con, los que se pueden generar estados de opinión de consideración que podrían crear situaciones que pongan en riesgo la soberanía e independencia nacional. La cuestión no es de simple retorica y ostracismo.

Desde esa posición, constructiva y de reflexión, apelo al cambio sabio y taimado; pido la ruptura de métodos y estilos obsoletos e inoportunos; llamo a que se rectifique un actuar restrictivo y arbitrario que nada tiene que ver con las ideas de renovación y sin más bien con las de fracaso.

Julio Antonio Alfonso Fonseca.
Madrid, 11 de julio de 2015.

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