Extremistas, populistas de izquierda y derecha, militantes de partidos

unión europea

En este artículo se ha preferido hacer mención  de quienes hacen la política a lo que serían las formas políticas que  adquiere ese hacer. Estamos en un momento,  como otras del pasado, que tiene  que ver con otras formas de participación política, como incorporar a nuevos votantes y cierto cansancio de la los electores, principalmente jóvenes, con lo que conocemos como los partidos políticos que han gobernado este país en los últimos años. A 5 días de las elecciones, se tratará de destacar algunos de los escenarios posibles.

Para empezar, en cualquier estudio o investigación es necesario poner nombre a las cosas y a la vez decir que es cada una de esas cosas (que lo diferencia de lo demás). Si hay confusión con los nombres o las propiedades diferenciadoras de las cosas, la confusión se acabará adueñando de nuestros análisis. Es escandaloso como en los últimos años en una Europa que supo engendrar el fascismo y el nazismo se viene usando y se sigue usando cada día el rótulo populista para lo que son movimientos extremistas. Este artículo busca poner un tanto de claridad y añadir la explicación de lo que es el populismo de derechas, que es el gran desconocido del público, si bien es quien gobierna España.

Extremistas.

Son movimientos o partidos que se encuentran en los extremos (por izquierda o derecha). Su fin es romper con el sistema democrático, porque su fin es una re-estructuración social. Usan la política y las libertades democráticas para llegar a una nueva situación donde puedan sustituir la decisión de los electores por sistemas de un único partido vertical. La finalidad es una nueva sociedad, sin aquellas personas  que provocan, según su punto de vista, los problemas.

En el caso de los extremistas de derecha (fascismo o nazismo), fundamentalmente a los que hay que suprimir son personas que por su grupo étnico, religioso o político.  Hay que buscar a aquellos que provocan el malestar y acabar con ellos. Como es sabido, los problemas por si mismos no los producen grupos de personas por el hecho de existir, las cosas son más complejas. Por esta razón, una vez suprimido cierto grupo y ante la persistencia o agravamiento de los problemas, la solución es buscar otro grupo al cual endilgar la responsabilidad de la situación y así recurrentemente. Es la conocida acción del chivo emisario. Tal vez el poema que se atribuye a  Berltod Bretch (el poema originario de 1946 fue escrito por el pastor alemán Martin Niemöller)  “Ahora vienen por mí pero es demasiado tarde “ es un buen resumen de esa destrucción sin fin. Una destrucción que se acabará cebando sobre los propios que fueron el apoyo de esas formas de gobierno. El límite es cuando otros, de otros países, entienden que deben actuar, ya que no habrá punto de negociación posible con esa visión de grupo, que condena a todos los otros a la extinción o esclavitud. El extremismo de derecha ha sido significativo en países muy desarrollados, como Alemania e Italia. En estos tiempos está teniendo de nuevo un importante éxito en países de centro y norte de Europa.

Confundir o llevar a confundir un Frente Nacional Francés o un NPD alemán con el populismo es un grave error, la persistencia en este error hace descreer que se pueda aprender algo de la historia.

Los extremistas de izquierda son grupos que hacen acción política, pero que no necesariamente participan en las instituciones democráticas. El caso más  clásico y exitoso fue el de los bolcheviques, que dio lugar a la Unión Soviética. Es bien discutible el tema de que grado de democracia, si había alguno, se daba en el  régimen de los zares.

En general los grupos extremistas de izquierda esperan las condiciones para que se produzca un proceso revolucionario. Pueden ser grupos trostkistas, estudiosos de los clásicos revolucionarios y de los procesos de acumulación, grupos leninistas o maoístas. El punto fundamental es que no ejercen la violencia, si bien se preparan para una violencia político social que acabará con la democracia según la conocemos ahora.

Fuera del sistema político se encuentran los violentos-terroristas. Siguiendo la matemática de conjuntos que nos enseñaron en la escuela primaria o básica, son un punto que esta fuera del conjunto. No esperan nada del accionar político democrático, o en todo caso queda subordinado al éxito o fracaso al accionar terrorista-militar. La acción política le queda reservado a otros, que deben sostener la democracia y ayudar en una lucha policial-militar para impedir los actos violentos. España es un país que ha demostrado un éxito sin precedentes para lo que fue un afianzar la democracia en una lucha respetuosa con los derechos humanos y garantías judiciales. Hoy ETA es pasado.

El tema de la violencia viene de lejos, desde la recreación de Julio Cesar por William Shakespeare que según estudiosos de la obra “… genera preguntas relevantes para toda rebelión en contra de la tiranía, acerca de si es pertinente actuar incorrectamente (en este caso derramando sangre)  para prevenir algo peor, e incluso si los nuevos gobernantes no serán tan tiránicos como los anteriores.” ( Kenneth McLeish y Stephen Unwin, La guía del teatro de Shakespeare).

Populistas

Los populistas reúnen unas características comunes, sean de derechas o de izquierda y que son las siguientes:

  1. En lo político, su objetivo es gobernar basados en ser una opción mayoritaria. Cuando se dice mayoritaria, es de alrededor del 50% o más. Un supuesto de tener “derecho” a gobernar por ser el partido más votado como sostiene el PP con un 27% de los votos no tiene sentido democrático, más cuando no hay un mecanismo de ballotage o segunda vuelta como es el caso de España.
  2. En lo político, quieren rabiosamente mantenerse en el gobierno, forzando en la fase de declive, su perpetuación en el poder, pero al final aceptando el resultado de las urnas, si les es adverso. Por su propia lógica, no se pueden perpetuar mediante un golpe, dictadura, o tiranía. En este sentido ha sido muy negativo el usar soluciones violentas militares para acortar el proceso de propio desgaste de estos gobiernos (esto lleva a la creación de un mito que es muy difícil poder superar).
  3. En lo político, son , tanto los populismos de derecha e izquierda, muy corruptos. Tal vez sus comienzos no son así, pero sus finales son de una corrupción que supera cualquier imaginación previa. Se puede decir que la excusa que a veces usan para esta corrupción es que hacer política es caro y que dado que los otros partidos tienen recursos, se deben obtener de forma non sancta. Este es el primer paso, el segundo es que una parte de la corrupción se queda en los bolsillos de los “recaudadores”.
  4. En lo económico, no cualquier país puede ser populista. Se requiere que haya productos o sectores económicos sobre los cuales extraer recursos, existencia de instituciones financieras (especialmente un banco central), instituciones económicas que permitan la recepción de recursos, que permitan el programa populista.
  5. En lo económico es la política monetaria, en particular el tipo de cambio de la moneda, lo que permite una pronta implementación del programa económico. Los populistas de izquierda y de derecha comparten creer que el dinero es la riqueza, y que esta última se puede transferir mediante el uso del dinero. Sus excesos acaban con el dinero en si mismo.
  6. En lo económico, tanto el populismo de izquierda como el de derecha sostienen al ilusión que se puede seguir teniendo un incremento de la demanda (incremento del PIB) de una manera sostenida, sin necesidad de tomar medidas de signo contrario, para mantener un equilibrio macroeconómico, cuando aparecen datos contradictorios.

Populistas de izquierda.

Estas propuestas políticas aparecen en un contexto de crisis general. Amplios sectores de la población están disconformes con la situación, que se ve como injusta en el sentido que el factor trabajo recibe unas retribuciones escasas en lo que se supone la distribución de la renta. Hay desocupación, la cual puede ser masiva. En este contexto político aparecen propuestas de usar las riquezas del país para que las masas humildes y trabajadoras sean beneficiadas con una nueva política que rompa lo que era el equilibrio anterior.

Son gobiernos que su accionar se basa en el crecimiento de la economía basado en la expansión de la demanda de los sectores populares. En los primeros años de gobierno se hace una transferencia de rentas que principalmente se sustenta en un incremento del gasto público. Se crean miles de puestos de trabajo en el Sector Público. También se utilizan controles de precios, por ejemplo alimentos y también sobre servicios que utilizan los sectores populares como la electricidad o el transporte público. En los primeros años se constata una transferencia real de renta hacia las capas más desfavorecidas de la población. En esos primeros años, sectores industriales y productivos que tenían cierta capacidad sin utilizar reaccionan frente a esta demanda incrementando la producción y en algunos casos se vuelven más eficientes en la producción al pasar a mayores producciones. En la primera parte del ciclo populista hay una mejora del salario real y un clima de optimismo.

Este incremento del gasto del sector público se sustenta en incrementos de impuestos o nuevos impuestos sobre sectores monopólicos u oligopólicos que presentaban rentabilidades positivas. Expropiaciones, crédito barato, pedido de financiamiento al Banco Central, etc.

En una segunda fase, la suba abusiva de impuestos, la pérdida de valor de la moneda, la corrupción (que se vuelve un sobre coste, un nuevo impuesto para las empresas), una inflación persistente y creciente, déficits crecientes en la balanza comercial, todo esto va llevando a una pérdida del salario real y de la producción pública (especialmente en los servicios públicos) que finaliza en una división de la sociedad. El ciclo electoral permite demostrar un fracaso electoral del populismo.

Populistas de derechas

Los aspectos tanto de aglutinante de la derecha, voto masivo y corrupción lo hemos visto en las características políticas. Tal vez deberíamos señalar que el populismo de derechas es un gran desconocido, que sabe pasar desapercibido y que se oculta detrás de lo que se denomina neoliberalismo (con el cual comparte doctrina económica pero los neoliberales son más amplios en términos de partidos, solo le interesa hacer sus negocios y desregular las sociedad, siendo totalmente secundario el color político del gobierno de turno).

La característica económica del populismo de derechas: como eje de su gobierno definen una sobrevaloración de su moneda, más allá de toda política monetaria circunstancial. La sobrevaloración de su moneda es el eje, y así promueven que las mercaderías extranjeras sean más baratas (control indirecto de la inflación), corriente de inversiones (muchas de ellas especulativas) e incremento de la demanda vía el mayor endeudamiento de los hogares (¿suena conocida esta música?).

El populismo de derechas consigue el apoyo de las clases medias bajo la fantasía que estos sectores se podrán volver, por fín!!!, ricos y rentistas. La mercancía que se vuelve más barata es el dinero, con lo cual se compra la misma, vía endeudamiento con los bancos. Esta mercancía se la usa en subir el precio de los activos, siendo la propiedad inmobiliaria la preferida, dada su hábito y facilidad de comprensión por mucha gente.

Tal vez dos ejemplos sean una manera práctica de entender este populismo:

  1. Los dos gobiernos de Carlos Menen en Argentina (desde 1989 a 1999). La sobrevaloración de la moneda la obtiene con una decisión de hacer corresponder un tipo de cambio fijo de un dólar igual al peso argentino. Y la cantidad de pesos argentinos emitidos en papel moneda sólo puede ser igual a las reservas en dólares que tiene el Banco Central. Se consigue una reducción en la inflación (se pasa a comparar una inflación en pesos a una inflación que sería en dólares, y esta si es alta en esa moneda), un ingreso de inversiones (algunas productivas, otras especulativas), un proceso de venta de activos estatales (que sostiene el presupuesto público en los primeros años) y un clima de optimismo que lleva a un incremento, vía demanda interna, del Producto Interno Bruto. Pasados los años todos los indicadores de solvencia fiscal son conseguidos por las cuentas públicas argentinas, siendo este país un ejemplo de aplicación de políticas ortodoxas según el Fondo Monetario Internacional (FMI). El porcentaje de deuda pública sobre el PIB es bajo, menor al 60%. Desde el punto de vista social un desempleo creciente y la falta de horizonte de mejora se instala en sectores amplios de la población. En el terreno monetario las reservas en dólares del Banco Central comienzan a decrecer, el nerviosismo se va apoderando de los actores económicos domésticos (muchos de los extranjeros ya habían sacado sus inversiones), pánico y crash. El corralito es un evento que trata de amortiguar la caída y tal vez frenarlo, pero no fue posible dada la presión de los ahorristas para llevar sus dineros a casa.

En resumen: existía un partido populista con una tradición de ser de “izquierda” en el sentido de redistribución del ingreso, pero que ante un nuevo ciclo económico pasa a ser de populismo de derecha al apoyarse en la sobrevaloración de la moneda doméstica. Este período termina en una grave crisis de todo tipo y en lo económico se abandona la sobrevaloración del peso y se pasa a una moneda fuertemente sub-valuada en los siguientes gobiernos.

  1. La España de Aznar-Zapatero-Rajoy. El período realmente populista ha sido el de este último gobierno de Mariano Rajoy (gobierno de 2011 a 2015 y en funciones hasta las elecciones del 25 de junio de 2016). Antes de seguir debemos hacer una visita al tema de política monetaria.

En el marco de la Unión Europea, se pasó a la adopción en 11 países de una nueva moneda denominada  euro a partir del 1 de enero de 1999 (la moneda de España, la peseta tuvo su circulación desde 1868 a 2001). Para poder usar el euro se debía pasar una serie de criterios (inflación, déficit público y deuda pública). No esta demás recordar que otros dos países de la Unión Europea que cumplían los criterios prefirieron no adoptar el euro y mantener su propia moneda: Reino Unido y Dinamarca. Posteriormente se sumaron otros países que superaban el examen de ingreso, siendo en la actualidad 19 países los que voluntariamente cedieron sus monedas nacionales al uso del euro.

Se puede afirmar que en cierto sentido se había puesto el carro delante de los caballos, antes se adoptó la moneda común y después se debía aprobar una constitución común. En forma breve: el texto de la constitución fue rechazado en el año 2005 por Francia y Holanda y entonces la UE se quedó sin constitución (el remedo fue un nuevo pacto, el de Lisboa, aprobado en 2007, como solución de emergencia).

El Euro, al tener al marco alemán y el franco francés dentro fue obtener una moneda de mayor prestigio, tanto para nacionales como extranjeros, en el caso de países que tenían monedas que previamente tenían menor cotización. Fue sustituir la peseta, unida al riesgo español, por una moneda unida más al riesgo alemán. Esa sustitución, al desaparecer aparentemente el riesgo cambiario, abrió la puerta a un ingreso de inversiones reales y especulativas, mayores que las que se hubieran producido con la peseta. Porque con la peseta todo inversor extranjero tenía que hacer un juicio de valor sobre lo que la economía española podía dar se sí. En cambio, con el Euro, si bien España pertenecía como socio pleno, como el resto de países de este club, un inversor podía descontar riesgo considerando que la el propio club respaldaría los países del sur con problemas (a los cuales hay que añadir Irlanda, ejemplo durante años de un tigre cual Singapur, por ejemplo).

Avancemos. Estalla la burbuja de las hipotecas basuras en EU, ecos crecientes en España, 2010 inicio de una recesión, pérdida de puestos de trabajo, mayor contracción, crisis. Abandono del gobierno por Rodríguez Zapatero 8 meses antes, nuevas elecciones, nuevo gobierno del PP. Es en ese momento donde se va a expresar el populismo en el PP, dejando de ser un partido de derechas para ser plenamente un partido populista. En lugar de asumir el problema, se endeuda al país más allá de la capacidad del país para afrontar esa deuda. Las finanzas públicas dan aliento a un modelo exhausto y se posterga el necesario cambio en el consumo y la producción para empezar un lento camino para un modelo con mayor relación con los recursos reales de España. La medida más exitosa de estos últimos cuatro años ha sido  la reducción del costo laboral. España se vuelve un país de salarios bajos, más si se lo compara con los otros países de la UE.

En 4 años el Estado español incrementa su deuda en 400.000 millones de euros, un record para España (la deuda total es de un billón de euros). Además la baja del petróleo, la desaparición de los destinos turísticos competitivos en el Mediterráneo y unos tipos de interés inusualmente bajos no dejan ver el costo real de la deuda. Esa deuda hace inviable el marco constitucional de 1978 en relación al fortalecimiento de un estado del bienestar según el modelo europeo atlántico que querían emular los ciudadanos españoles en ese momento. En el momento que la tasa de interés suba, aunque sea muy poco, los recortes sucesivos que deberán adoptarse terminaran con servicios públicos básicos.

Por último, un tema no menor. Hay dos criterios que para entrar en el euro España no está pudiendo cumplir: una deuda mayor a un 60% y un déficit que lleva por encima del 3% (cuya reducción se va postergando y postergando).

Por último, el populismo ha venido para quedarse. Y este no es un tema sólo español. La creciente afluencia de dinero y apalancamiento a niveles muy altos permiten las propuestas populistas.

Militantes de partido

La opción entre partidos de izquierda y derecha fue, en muchos casos, una confrontación violenta durante casi dos siglos (si se quiere desde 1789 a finales de la segunda guerra mundial). Es después de este enfrentamiento que los países occidentales adoptan un modelo de estado del bienestar conducentes a que la prosperidad que traen la ciencia, y especialmente la técnica, expresado en el incremento del Producto Interior Bruto sea re distribuida, en mayor o menor grado, entre sus ciudadanos. Teóricamente el mecanismo del mercado no busca ser justo sino eficiente, y en esa eficiencia determina beneficiados y perjudicados. Entre los factores clásicos que participan en la producción, los propietarios del capital son más beneficiados que el factor trabajo, el Estado será el instrumento de redistribuir la renta, de una forma general vía gastos de salud, educación, transportes y subsidios varios.

En las sociedades hay personas más propensas a apoyar estados con un fuerte sector público que intente redistribuir la renta. Lo cual lleva a la necesidad de impuestos más altos. Personas que prefieren temas de igualdad y de grupo sobre temas del desarrollo individual. Estas personas en general tienden a militar y votar a partidos de izquierda.

En sentido contrario a lo apuntado en el párrafo anterior, se tiende a militar y votar a favor de partidos de derecha.

Políticamente los dirigentes de derecha e izquierda comparten el punto de vista que en democracia habrá cambio en los gobiernos y no intentan mantenerse en los gobiernos más allá del lapso en el cual pudieron formar gobierno.

En lo económico los partidos de derecha e izquierda comparten cierta visión de lo que se puede hacer con las variables económicas. Buscan inflación baja, déficit público controlable y cumplir con las obligaciones. Por ejemplo el pago a los jubilados o el pago de los intereses de la deuda.

En resumen, son partidos gradualistas que principalmente difieren en cuanto favorecer o no a los sectores del trabajo (y pensionistas) o al capital y sus rendimientos. Difieren en el grado de subsidios para sectores desempleados o de pobreza crónica. Son gradualistas y en esa realidad de cambio entre unos y otros, dan señales que de alguna forma logran que los estímulos económicos lleguen a distintos sectores. La alternancia en el gobierno trae aparejado ciertos cambios que ajustan mejor el tema de los estímulos para toda la sociedad. Esta es una explicación azucarada, dejando de lado todas las pasiones e intereses de grupo que se manifiestan en la realidad.

 

Algunas opiniones a unos días de la votación del 26J.

 

En España en estos momentos tenemos dos partidos populistas y dos partidos políticos clásicos (el que sea un partido recién fundado o el más antiguo poco tiene que ver con su forma de hacer y entender la política). En cada uno de estos bloques se da una división entre izquierda y derecha. En este sentido, es harto lógico que el PSOE haya llegado a un acuerdo de gobierno en las pasadas elecciones del 20 de diciembre con Ciudadanos. Son más afines, tienen una visión más gradualista de lo que se puede hacer en economía. No está demás señalar que la suma de diputados de PSOE-Ciudadanos fue y podría ser más numerosa que cualquier otra opción posible, si bien no permitiría por si solo llegar a la mayoría absoluta. Esto abre la posibilidad de formar gobierno en relación a alguna abstención, del PP o de Podemos.

El PSOE es el partido bisagra, independientemente al número de votos o escaños. ¿Qué debe hacer? Desde un punto de vista de acordar con populistas, no debería llegar a ningún acuerdo de co-gobierno ni con el PP ni con Podemos. Es imposible, en el sentido de autodestrucción, que el PSOE cogobierne con este PP.  Lo cual nos llevaría a unas terceras elecciones.

¿Le conviene al PSOE pactar con Podemos para un co-gobierno? Obsérvese que no es tan importante quien queda primero en votos o escaños. Desde el punto de vista de la gobernabilidad, el número de conflictos que puede aparecer parece similar independientemente de quien sea el partido dominante. La cuestión con Podemos tiene su importancia porque una parte del nuevo electorado de Podemos era electorado del PSOE. No se debería confundir la discusión y diferencias entre cúpulas con la cuestión de quienes son los sostenes en votos tanto de Podemos y PSOE. Pero hay una diferencia importante en los votantes, Podemos cubre más a la gente joven y cubre más a las personas sin empleo (fuente CIS encuesta enero-marzo). Una posible forma de entender la realidad es que mantener este esquema financiero con la troika (que no necesariamente es la estabilidad económica) supone tener restringido el número de empleo público o reducirlo (en los últimos 4 años se han perdido 170.000 puestos de trabajo en el Estado). Y el PSOE sigue planteando un tema de formación de los trabajadores como causa principal del desempleo (cuando en los aeropuertos se puede ver que los jóvenes que se van fuera son el general los más preparados). También el PSOE insiste en el tema de nuevos convenios laborales, lo cual es muy razonable, pero esto  supone que solo hay política para los que están ocupados. Hoy el principal problema declarado por los españoles es el desempleo. Y un ratio superior al 50% de desempleo juvenil. Estos son los que están fuera del mercado laboral y Podemos les promete que se va a ocupar de ellos.

Si no se quieren unas terceras elecciones existe la posibilidad de dar apoyo vía abstención. Pero hay una diferencia en apoyar vía abstención al PP o a Podemos. En el caso del PP, sabemos el daño hecho al proyecto de sociedad desarrollada que tenía el país surgido del marco constitucional. Eso ya no existe más, no cabe  abundar con las cifras sobre el incremento de pobreza absoluta, pobreza relativa y desigualdad que nos sitúan en pésimo lugar en comparación con los socios de la Unión Europea (si fuese hecha la comparación con la Europa a 15 a la cual nos incorporamos en 1986, se constataría nuestro fracaso como sociedad).

También existe la posibilidad de un gobierno PSOE-Ciudadanos, con la abstención del PP. La razón de porque el PP aceptaría esta abstención podría estar ligada a su necesidad de solución de sus problemas de corrupción y necesaria reorganización y nuevo liderazgo en el partido. Es claro que las presiones exógenas al propio PP serían necesarias al respecto. Estar en el gobierno desgasta, pero como alguien dijo hace años, más desgasta estar en al oposición. Podemos por un lado tendría todo el arco opositor (acompañado por el PP en el día a día parlamentario) pero también tendría que resolver sus problemas internos.

También el PSOE podría dar a apoyo vía abstención a un gobierno Podemos-partidos pro referéndum. Un gobierno de Podemos es un riesgo, dada su insistencia en un incremento de la demanda en un marco de necesario reducción del déficit y con un alto endeudamiento. Guardando las distancias, podría pasar lo que le ocurrió a un socialdemócrata de verdad, como Miterrand en su primer gobierno. Fuga de capitales, suspensión de inversiones, incremento acelerado en el desempleo, etc. Si las SICAVs se van de España, no necesariamente eso agravaría la situación, ya que poco aportan a la economía real. Pero una suma de factores de fuga y suspensión de las inversiones reales haría de muy corto recorrido al nuevo gobierno. Si el riesgo es cierto, entonces para el PSOE en la oposición en solitario, la experiencia de Podemos en el gobierno no sería negativa en el sentido que más que sacarle votos al PSOE, podría volver a dárselos.

Si las encuestas hacen un buen pronóstico, el PSOE se mantendrá en un 20% de los votos. Es un ratio respetable. Es de esperar que el PP vea reducido tendencialmente sus votantes tanto por el tema generacional (en este aspecto como el PSOE) y también porque en algún momento el tema de la corrupción le pasará factura (más de la que ya le ha pasado en la Comunidad Valenciana y Madrid). Y también Podemos, en cuanto tenga una gestión directa de las cosas en el nivel estatal, perderá apoyos, dada la minimización de posibles problemas con los cuales se ha ido presentando a su electorado. En resumen, iremos a 4 partidos alrededor del 20% de los votos. Nuestra vida política puede acercarse a la realidad italiana.

En este marco fragmentado, la próxima legislatura puede durar 4 años, pero no necesariamente con un solo partido en el gobierno durante todo el período de gobierno. El presente siempre es efímero, pero en períodos de cambio, como el que estamos viviendo, el presente se vuelve más efímero.  Tal vez deberíamos desarrollar  una mirada optimista y ver cómo van cambiando las cosas. Perder solemnidad, confiar en nosotros mismos, y confiar en lo que vota el soberano, el pueblo. De esto se trata la democracia.

Autor: Alejandro Brocato Cardoso. Economista.

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